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Vox sufre una de sus peores crisis en Barcelona ante el desafío de los críticos

Carmen Moraga

18 de mayo de 2021 22:04 h

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La crisis que Vox viene arrastrando desde hace más de dos años en Barcelona se ahonda. La destitución a finales del pasado mes de abril del coordinador de Terrassa, Jesús Rodríguez-Pachón, por “pérdida de confianza”, ha desencadenado una rebelión interna en esa provincia catalana que se ha saldado de momento con tres abandonos de cargos del partido de extrema derecha y numerosas bajas de militantes.

En solidaridad con Rodríguez-Pachón, en los últimos días han dado un portazo Juan José de la Rosa, coordinador del Vallès oriental; Alfonso J. Paniagua, coordinador en Barberá del Vallés, y Rafael Gómez, coordinador de Badia del Vallès, aunque este último posteriormente dio marcha atrás. Este sector crítico apunta a que de los 170 militantes que había en Terrassa, “se han encontrado más de 60 bajas, es decir, casi un 50%”. “Las bajas han alcanzado incluso a las localidades de Barcelona, Sabadell, Granollers, Rubí, Mollet y otras, pese a las intoxicaciones y la cortina de humo”, apuntan fuentes del sector crítico. “Nos constan llamadas a afiliados que se han marchado tras la destitución de Jesús para que reconsideraran su decisión a cambio de prometerles cargos y diversas dádivas para que volvieran”, añaden.

Este grupo de disidentes de Barcelona lleva tiempo organizado en Telegram, una plataforma en la que no paran de denunciar “la purga interna” que ha emprendido Abascal en Barcelona, que está dando origen “al desangrado imparable” de la organización de extrema derecha en esa provincia. “Las intoxicaciones vertidas por el sector más nazi del partido contra los medios, que han constatado el desaliento de la militancia, se topa con la cruda realidad, que es la pérdida masiva de afiliados y coordinadores, hartos del despotismo implantado en Barcelona”, dicen, mientras achacan toda esta situación principalmente al portavoz nacional, Jorge Buxadé, y a su equipo de confianza. El propio Rodríguez-Pachón comunicó su cese a sus compañeros a través de ese canal atribuyendo la decisión a “personajes sin preparación y estudios que aparecieron un buen día de la mano de [Jorge] Buxadé, procedentes del residuo marginal que fue Plataforma per Catalunya (PxC)”, el partido xenófobo que dirigió Josep Anglada.

Rodríguez-Pachón, que es abogado y exguardia civil, es una de las voces más críticas con la dirección nacional y goza de gran predicamento entre las bases del partido en Catalunya. Hace dos años presentó, en nombre de un grupo de afiliados, una denuncia contra la cúpula nacional por la disolución del Comité Ejecutivo Provincial de Barcelona y el posterior nombramiento a dedo de una gestora a cuyo frente situaron a Juan Garriga, un exdirigente de aquella extinta Plataforma. La excusa de la dirección fue que querían reforzar y fortalecer la estructura del partido de cara a las elecciones generales de 2019. La querella la perdieron, pero aquella decisión de Abascal creó un fuerte malestar interno y propició la formación de una corriente cuyos integrantes están siendo poco a poco depurados.

A Rodríguez Pachón su cese no le pilló desprevenido. Sabía que tarde o temprano iba a llegar ese momento y así lo desvelaba en recientes declaraciones al diario El País. “Me la tenía jurada [Abascal] desde que le hice ir a declarar en el juicio”, afirmaba, destacando su labor en el partido a lo largo de estos años: “Hicimos de Terrassa la segunda ciudad, detrás de Barcelona, con más afiliados”. El abogado no quiso entonces abandonar la militancia pensando que podría cambiar las cosas desde dentro. De hecho, en septiembre de 2020 intentó presentarse a las primarias para dirigir Vox Barcelona frente a Juan Garriga, pero no logró reunir los avales necesarios. Rodríguez-Pachón se quejó de que la cúpula del partido había cometido irregularidades. Ahora, tras su destitución, ha abandonado definitivamente la militancia en Vox, según confirma a esta redacción en conversación telefónica. “Somos gente de base a la que no nos gusta el caciquismo. Todo lo que está pasando en Vox es un despropósito y lo peor es que están amedrentando a los afiliados”, lamenta el excoordinador de Terrassa.

Rodríguez-Pachón no descarta impulsar un nuevo proyecto político que acoja a los disidentes de Vox “que no son tan radicales como los actuales dirigentes de la formación”, y que abra también las puertas a los desencantados de Ciudadanos y del PP. Un nuevo partido “que canalice el cabreo que hay con la actual casta política”, señala. De momento no quiere adelantar mucho más pero no niega que está con contacto con los que están abandonando la formación de extrema derecha para tantear el terreno.

Los criticos denuncian la “invasión de plataformos” en Vox

Una de las denuncias que reiteradamente hacen los críticos es que Vox Barcelona se ha convertido en un refugio para “los más radicales”, los “plataformos”, como denominan a los cargos procedentes de PxC, que son muchos. Empezando por el propio presidente de Vox Barcelona, Juan Garriga, primo del que fue candidato a la Generalitat, Ignacio Garriga, convertido ahora en el líder de Vox en Catalunya y en portavoz del grupo parlamentario. También la secretaria y ahora diputada autonómica, Mónica Lora, que fue concejal en Mataró de PxC. Ambos concurrieron a las últimas autonómicas en la lista por Barcelona como número tres y cinco, respectivamente. Tanto Garriga como Lora están a la espera de juicio acusados de un delito de incitación al odio por la campaña llevada a cabo en Reus bajo esas siglas, en las municipales de 2011, en la que cargaban contra los inmigrantes musulmanes.

Además, el secretario de organización de VOX Barcelona, Jordi de la Fuente, pertenció a PxC y fue anteriormente dirigente del grupo neonazi Movimiento Social Republicano. De la Fuente tiene igualmente pendientes dos juicios, uno de ellos por el ataque, junto a un grupo de activistas de ultraderecha, a un centro de menores inmigrantes en El Masnou, en julio de 2019.

Una crisis ramificada a otros territorios

La crisis dentro de la formación de extrema derecha se ha extendido a otros territorios. Hace unos días, en Alicante dimitió también el vicesecretario de organización y coordinador de las mesas de toda la provincia, Andrés Íñigo Martínez, como él mismo ha confirmado en las redes sociales. Su renuncia al cargo se produjo poco después de conocerse la denuncia presentada ante la Fiscalía del Tribunal de Cuentas “por los presuntos delitos de financiación ilegal, blanqueo de capitales, administración desleal, malversación de caudales públicos y organización criminal” por parte del partido Alianza Cívica, una formación de ámbito nacional de reciente creación que se define como “pragmática y transversal”, que asegura que se nutre de personas provenientes de “la sociedad civil”, sin pasado político.

Precisamente en Alicante otros exdirigentes de Vox terminaron impulsando un nuevo proyecto denominado TÚPatria, en cuya cúpula figuran más de media docena de antiguos cargos del partido de Abascal, empezando por la presidenta, Carmen Gomis, que fue vocal de la Comisión Ejecutiva Nacional y secretaria provincial de Vox Alicante hasta marzo de 2019. Lo cierto es que el desfile de abandonos –o, en algunos casos, de expulsiones– ha sido incesante desde que la formación de extrema derecha inició su expansión nacional y logró situarse como tercera fuerza en el Congreso. Algunos de estos disidentes formaron una corriente interna a nivel nacional, Vox Habla. El último proyecto que ha aparecido en la arena política se llama Valores y está impulsado por Alfonso Galdón, expresidente del Foro de la Familia de Murcia, quien el pasado mes de septiembre se presentó a las primarias para presidir Vox en la Región y terminó dando un portazo a la formación de extrema derecha a la que acusó de “falta de democracia interna”.

A pesar de que los movimientos internos continúan imparables y de que el malestar contra Abascal y la cúpula nacional crece, Vox sigue recalando poco a poco en las instituciones. En Madrid logró el pasado 4M 13 escaños, uno más de los 12 que tenía hasta entonces. Sin embargo, el primer contratiempo importante lo han sufrido en Catalunya en donde los demás partidos han utilizado una artimaña en el Parlament para excluirles del reparto de senadores autonómicos –utilizando una fórmula de reparto distinta a la habitual, denominada 'Imperiali'–, a pesar de que por el peso obtenido en las elecciones les correspondía uno. El presidente del grupo parlamentario, Juan Garriga, tomó la palabra en el Pleno del pasado día 13 para ironizar y calificar esa maniobra de “estafa 'Imperiali' democrática” y adelantar además que lo denunciarán ante el Tribunal Constitucional.