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La crisis del 'wasap' de Cosidó evidencia las grietas en el PP de Casado

Pablo Casado y Teodoro García Egea, este martes.

Iñigo Aduriz

El presidente del PP, Pablo Casado, trabaja por transmitir un mensaje de unidad y de cierre de filas en torno a su liderazgo desde que ganó las primarias en julio. El esfuerzo por trasladar esa foto unitaria está siendo especialmente importante ahora, en plena campaña de las elecciones andaluzas donde respalda a un candidato, Juanma Moreno, que se posicionó contra él en el proceso interno. 

Todo ese esfuerzo saltó por los aires este martes con las consecuencias de la crisis provocada por el wasap que el portavoz popular en el Senado, Ignacio Cosidó, envió a más de un centenar de senadores del PP el sábado por la noche presumiendo del acuerdo alcanzado la semana pasada con el PSOE para renovar el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) y con el que, según él, el PP veía garantizado el control del Tribunal Supremo “desde atrás”.

Las grietas y la división que siguen existiendo en las filas populares cuatro meses después de las primarias están en el origen de la crisis institucional sin precedentes generada por el mensaje de texto de Cosidó, que se ha llevado por delante el acuerdo entre PP y PSOE para renovar el Poder Judicial después de que el juez Manuel Marchena, el escogido por ambos partidos para presidir el CGPJ, decidiera este martes renunciar a formar parte de ese reparto de puestos pactado por socialistas y populares.

El portavoz del PP en el Senado envió su wasap el sábado por la noche a un chat de grupo en el que según fuentes populares había 146 senadores de su partido, además de personas del equipo. Nadie más. Ningún destinatario de fuera del partido ni del grupo en la Cámara Alta. Fue, por tanto, uno de sus compañeros de filas el que traicionó a Cosidó filtrando el polémico mensaje que después publicó El Español, el medio que publicó el lunes el contenido íntegro del mismo.

“Ponemos un Presidente excepcional [en alusión a Marchena] , que fue vetado por Rubalcaba en 2013, y ahora no. Un presidente gran jurista con muchísima experiencia en el Supremo, que prestigiará el TS y el CGPJ, que falta le hace, y con una capacidad de liderazgo y auctoritas para que las votaciones no sean 11-10 sino próximas al 21-0. Y además controlando la sala segunda desde detrás y presidiendo la sala 61. Ha sido una jugada estupenda que he vivido desde la primera línea”, señalaba Cosidó en su texto.

La explicación del portavoz del PP en el Senado trataba de aplacar el malestar interno de una serie de dirigentes que consideraban que Casado había entregado el control del Poder Judicial al PSOE, dado el reparto de 11 vocales progresistas por 10 conservadores que se había pactado con el Ministerio de Justicia. 

“Rechazo” de Casado al mensaje de su portavoz

Este martes, una vez conocida la renuncia de Marchena –que ha considerado que su independencia judicial había quedado en evidencia tras salir a la luz el wasap de Cosidó–, la división en las filas del PP volvía a reflejarse en las diferencias que distintos dirigentes del partido manifestaron con la gestión de la crisis llevada a cabo por la dirección de Pablo Casado. El líder popular desautorizó públicamente a su portavoz en el Senado al asegurar que el relato de las negociaciones con el PSOE para renovar el CGPJ no es el apuntado por Cosidó en su mensaje a los senadores. 

“Cualquier explicación que se haya publicado, que se haya transmitido por móvil o que se haya podido interpretar no es la verdad ni es la razón que la dirección nacional, que este grupo parlamentario respalda (...) Las únicas motivaciones son éstas [las planteadas por Casado en su discurso] y cualquier otra que se haya publicado cuenta con mi rechazo”, aseguraba el presidente del PP durante su intervención en la reunión del Grupo Parlamentario Popular en el Congreso. 

Ni a la entrada ni a la salida del encuentro, Casado ni ningún otro miembro de la dirección quisieron respaldar a Cosidó. El propio líder del PP, su número dos y secretario general, Teodoro García Egea, y el vicesecretario de Organización, Javier Maroto, evitaron aclarar si seguían manteniendo la confianza en su portavoz en el Senado. 

Dirigentes populares consultados por eldiario.es aseguraban durante la tarde de este martes que esa postura de la dirección nacional –ni respaldar ni dejar caer a Cosidó– daña “la imagen de regeneración que necesita el partido” ante el ciclo electoral que se abre con las elecciones andaluzas del próximo 2 de diciembre. “La situación es insostenible”, aseguraba una parlamentaria, que aboga por zanjar la crisis “cuanto antes”, evitando una “dimisión en diferido” como la que, a su juicio, protagonizó hace dos semanas la exsecretaria general del PP, María Dolores de Cospedal, al demostrarse los tratos que mantuvo con el polémico comisario hoy en prisión, José Manuel Villarejo. 

Los “errores” en plena campaña

“No podemos permitirnos más errores y menos en plena campaña electoral andaluza en la que empezábamos a representar la única voz de cambio frente a 40 años de socialismo”, añadía un dirigente territorial andaluz que se encuentra en ruta por su comunidad buscando el voto para el candidato, Juanma Moreno. El propio Casado se ha volcado en la campaña del 2D, por lo que la polémica de los mensajes de Cosidó le genera una nueva crisis interna en el peor momento posible. 

Además de la tormenta en las filas del PP, la renuncia de Marchena causada por la difusión del wasap de Cosidó ha generado un auténtico terremoto en la judicatura española que, prácticamente al unísono, ha celebrado la decisión del magistrado. Tanto la Asociación Profesional de la Magistratura como Jueces para la Democracia y el Foro Judicial Independiente criticaban las pretensiones de “politizar” la justicia que quedaban en evidencia en el mensaje del portavoz popular en el Senado.

Tratando de sortear una nueva crisis, Casado optaba por cambiar su posición sobre el método actual para renovar el Poder Judicial, un sistema que avaló hasta este mismo lunes. La semana pasada, el PP alcanzaba con el PSOE un acuerdo para repartirse los puestos del nuevo CGPJ –9 para los populares y 11 para los socialistas–, así como para elegir a su presidente a Manuel Marchena, magistrado conservador que contaba con el beneplácito del líder del PP. Lo hacía cumpliendo la legislación vigente, que establece que son los grupos parlamentarios los que deben escoger a los vocales en las Cortes, una metodología que fue defendida por el propio Casado y por su partido en los últimos días.

Incluso este martes, el líder del PP reivindicaba el pacto alcanzado con el PSOE como “un proceso legal, constitucional, legítimo y necesario”, y simplemente cargaba contra el Gobierno por haber filtrado el nombre de Marchena antes incluso de que Congreso y Senado eligieran a los nuevos vocales del CGPJ, únicos con capacidad para nombrar al nuevo presidente del Poder Judicial. “El Gobierno ha sido irresponsable, ha utilizado el calendario a su favor y ha filtrado una propuesta que correspondía a los vocales”, lamentaba Casado en el Congreso. 

Un nuevo sistema de elección

Una vez que supo que Marchena, su candidato, no iba a ser el presidente del CGPJ Casado decidía romper el acuerdo con el Gobierno y plantear una reforma en el sistema de elección del Poder Judicial. “Nos comprometemos a volver al sistema de elección judicial que consagra la Constitución Española”, aseguraba. Es decir, que sean los propios jueces los que propongan una lista de 12 candidatos que deberían ser refrendados luego por el Congreso y el Senado. A última hora, el PP presentaba una enmienda a la reforma de la Ley Orgánica del Poder Judicial en tramitación en el Senado.

Una vez superado el escándalo de Cospedal espiando a rivales y compañeros de partido a través de Villarejo, el líder del PP se había lanzado a las calles andaluzas “sin lastres ni mochilas” –así lo aseguraban desde su equipo–, con la determinación de aprovechar la oportunidad que le brindaba la cita de los andaluces con las urnas para realizar una campaña maratoniana, con más actos incluso que el propio candidato, Juanma Moreno.

Casado se arriesga ahora a que la polémica que rodea a Cosidó, un hombre de su máxima confianza, le persiga durante los cerca de 7.000 kilómetros de carrera electoral y cerca de una treintena de actos que aún le quedan hasta el 2 de diciembre y amenace su incipiente liderazgo interno.

El fiasco en la negociación acaparó este martes la sesión de control al Gobierno en el Senado, donde Pedro Sánchez atacaba al portavoz del PP en la Cámara Alta a cuenta de su wasap: “Hoy ha renunciado alguien, pero no ha sido quien esperan los españoles que renuncie que es usted, señor Cosidó”. A media tarde de este martes también se supo que el PP en el Senado había decidido eliminar ese grupo de ‘wasap’.

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