Alfonso Agulló es uno de los miembros más activos en la asociación de Familiares del Yak-42. La tragedia se llevó por delante la vida de su hermano Vicente y la noticia convulsionó aquella mañana de mayo de 2003 la pequeña localidad pontevedresa de Lalín, de donde es originaria la familia. El ayuntamiento de Lalín declaró a Federico Trillo persona non grata.
Alfonso Agulló atiende a eldiario.es por teléfono y aclara: “Lo que te voy a contar es mi opinión personal sobre Trillo. Yo supe desde el principio que él mentía”.
¿Cómo valora la existencia de una carta entre miembros de la cúpula militar que señala a Trillo como responsable último de las organización de vuelos como el Yak-42?
A mí de Trillo no me sorprende nada. Yo supe desde el principio que él mentía. Sabía con quién estaba hablando. En la lógica de Trillo está la mentira. Otra cosa es lo de los militares que cruzan información en esa carta; gente que sabe cosas y que no dijo lo que pasó. Hay gente que sabe cosas y no habla. Si ahora, 14 años después, sabemos estas cosas, ¿qué sabremos el año que viene, o el siguiente?
Trillo siempre dijo que él no tenía relación directa con las contrataciones de aviones.
Trillo mintió desde el primer momento. Con esa carta, su responsabilidad política queda de manifiesto. En cuanto a su responsabilidad penal, todo está pendiente de lo que se pueda descubrir sobre el tema de las contrataciones y de que los jueces decidan si quieren ser más amigos de un mentiroso que de la propia justicia.
Según el documento que publicamos en eldiario.es, los recortes presupuestarios por la guerra de Irak o la catástrofe del Prestige afectaron a la contratación de los vuelos.
El tema de las limitaciones presupuestarias no me encaja en un avión por el que se pagó 149.000 euros, aunque costó 38.000. Lo que se ahorraba o iba para intermediarios o se lo quedaban los ladrones criminales de la seguridad. O eso, o había una estrategia para maquillar los gastos de la guerra de Irak, cargando a Afganistán cargos que no le correspondían.
¿Cree que algún día podrán saber qué pasó?
Ya es hora de que digan qué pasó con el dinero por respeto a los militares muertos y a su familias. A las familias no se les puede someter a este sufrimiento psicológico de tener que estar removiendo esta tragedia año sí, año no. Cuando logramos recuperar nuestra cotidianidad, ¡venga, zarpazo! Esto no es un duelo, es una tortura y todo porque la justicia ha mirado hacia otro lado.