Ostentación y altanería. Es la definición del breve viaje de Juan Carlos I a España que ha enfadado aún más al Gobierno de Pedro Sánchez por burlarse de las explicaciones que le exige por sus escándalos fiscales. “Podría haber sido mucho más cuidadoso en esta primera visita a nuestro país”, aseguró este lunes a primera hora la portavoz de la coalición, Isabel Rodríguez, en una entrevista en RNE. Sus palabras se produjeron tras un fin de semana de constante torpedeo mediático sobre las hazañas del rey emérito en Sanxenxo, que fue la primera (y más larga) parada en su viaje a España tras casi dos años de exilio. La siguiente fue el reencuentro con su familia en Zarzuela que se prolongó durante más de diez horas y que la Casa Real despachó en un comunicado en el que evita reprochar la conducta al exjefe del Estado y abre la puerta a su regreso definitivo.
“S.M. el Rey y don Juan Carlos han mantenido un tiempo amplio de conversación sobre cuestiones familiares así como sobre distintos acontecimientos y sus consecuencias en la sociedad española”, reza el comunicado que Zarzuela ha emitido pasadas las 21 horas de este lunes cuando el emérito ha puesto rumbo de nuevo a Emiratos Árabes Unidos. Además de esa charla, el rey emérito ha participado en un “almuerzo familiar” junto a los reyes y su hija la infanta Sofía y en el que han estado la infanta Elena y sus hijos, así como la infanta Margarita y Carlos Zurita. “La reina Sofía no ha podido compartir el almuerzo al haber dado positivo por Covid a su regreso de Miami, aunque ha permanecido con el resto de la familia en el salón del almuerzo provista de la preceptiva mascarilla y las medidas de ventilación correspondientes”, informa Zarzuela. No han acudido ni la infanta Cristina –con la que Felipe de Borbón y Letizia Ortiz rompieron relaciones por el caso Nóos que llevó a Iñaki Urdangarin a prisión– ni sus hijos.
“A última hora de la tarde, don Juan Carlos ha emprendido viaje de regreso a Abu Dabi. Como se hizo público, en su carta a S.M. el Rey del pasado 5 de marzo, don Juan Carlos manifestó en primer lugar, su voluntad de establecer su lugar de residencia de forma permanente y estable en Abu Dabi por razones personales; y en segundo lugar, su decisión de organizar su vida personal y su lugar de residencia en ámbitos de carácter privado, tanto en sus visitas como si en el futuro volviera a residir en España, para continuar disfrutando de la mayor privacidad posible”, señala el comunicado, que deja ahí el “marco de referencia de las actividades” de Juan Carlos I.
Tanto Moncloa como Zarzuela han intentado enmarcar el viaje en el ámbito privado y el encuentro, en el familiar. Y con eso tratan de despejar la presión sobre todo lo que salpica a Felipe VI. Pero quedan muchas preguntas sin respuesta. ¿Le ha pedido el actual monarca a su padre que dé explicaciones como ha exigido el presidente? ¿Le ha reprochado su comportamiento durante su estancia en Sanxenxo que nada tiene que ver con la “austeridad” que exige el código de conducta de la Casa del Rey? Lo que queda claro en el comunicado es que Juan Carlos I pretende regresar e incluso hacerlo de manera definitiva, a pesar del malestar que su visita ha generado tanto en el Ejecutivo como en la Casa Real.
En el Gobierno ya daban por descontado que Juan Carlos de Borbón no pediría perdón por haber defraudado a Hacienda, a pesar de que la investigación de la Fiscalía se archivó en buena medida por la regularización de los activos y la inviolabilidad de la que gozaba. Fuentes gubernamentales ya reconocían la semana pasada que era complicado que hiciera un gesto porque, a su juicio, no es consciente de haber hecho algo malo. “Nadie controla al emérito. Ha dado muestras de que hace lo que quiere”, expresaban esas fuentes.
Pero las imágenes del emérito en el velero ‘Bribón’ agasajado por sus amigos millonarios y las autoridades locales ha molestado aún más al Gobierno, que considera que perjudican, además, a su hijo, que es a quien Sánchez trata de blindar. “¿Explicaciones de qué?”, contestó en tono chulesco Juan Carlos I a una periodista que le preguntó si pretendía dar alguna, tal y como le ha reclamado el Gobierno.
“En estos días de visita el rey Juan Carlos ha perdido una oportunidad que los españoles esperaban de dar explicaciones, de pedir perdón. Ha perdido la oportunidad que merece la sociedad española y también la democracia”, afirmaba la portavoz del Ejecutivo en una entrevista en RNE antes incluso de que el presentador le preguntara por ese asunto. “Afortunadamente el rey está haciendo un ejercicio formidable por recuperar esa esencia que debe primar en una institución del Estado que es transparencia, que es ejemplaridad”, agregaba de forma inmediata en su respuesta a la primera pregunta de la entrevista, que era sobre el encuentro que iban a mantener padre e hijo.
“El problema es que puede hacerlo porque goza de impunidad y cualquiera que ostente el cargo puede volverlo a hacer. El horizonte republicano es la única salida”, ha dicho, por su parte, la ministra de Derechos Sociales y Agenda 2030 y líder de Podemos, Ione Belarra. Las fuerzas de la derecha, que son las únicas que han aplaudido el regreso fugaz del exjefe del Estado, aprovechan esa posición del socio minoritario para atacar al Gobierno por el supuesto peligro que supone para la monarquía.
Sin embargo, la propia Casa del Rey ha mostrado la incomodidad que le genera la presencia del padre del monarca, cuyos movimientos desde la llegada han sido televisados en directo. A pesar de haberse prolongado durante casi todo el día, el encuentro con Felipe VI ni siquiera estaba recogido en la agenda semanal, que tiene el lunes en blanco. Zarzuela no ha ofrecido ni siquiera una fotografía del reencuentro familiar tras veinte meses de separación.
En estos casi dos años, tan solo ha trascendido una conversación telefónica entre Felipe VI y Juan Carlos I que se produjo cuando el monarca viajó a Abu Dabi por el fallecimiento del jeque Jalifa Bin Zayed al Nahyan. La intención era dejar claro que no se habían visto en el emirato en el que reside desde que salió de España en agosto de 2020, aunque fue la oportunidad para comunicar que lo harían en uno de los viajes que el emérito anunció cuando se archivó la investigación del ministerio público y que enmarcó en todo momento en el “ámbito privado”. Con esa coletilla, Felipe VI y el Gobierno se ahorran el trago de que Juan Carlos de Borbón se hospede en Zarzuela o dependencias de Patrimonio Nacional.
La llegada del emérito a la que durante varias décadas fue su residencia ha sido casi clandestina si no llega a ser por el despliegue mediático que se apostó en la carretera de El Pardo, en la entrada al recinto pero a varios kilómetros del palacio. Apenas medio centenar de personas se acercaron a arroparle y, en esta ocasión, se limitó a saludarles desde el coche sin bajar la ventanilla. Los fieles ataviados con banderas de España excusaban el comportamiento de Juan Carlos de Borbón, como han hecho algunos de los asistentes a las regatas en Sanxenxo a lo largo del fin de semana, informa David Noriega.
En esta ocasión Moncloa no ha informado al PP de lo relativo al viaje del emérito, según apuntan fuentes gubernamentales, por tratarse de “un viaje de ámbito personal”. El ministro de Presidencia, Félix Bolaños, sí abordó con el principal partido de la oposición la reforma del reglamento de funcionamiento de la Casa Real al que se vio obligado Felipe VI como gesto de transparencia. No obstante, las medidas se quedan cortas en materia de transparencia y aún queda la gran reforma pendiente que es la eliminación de la inviolabilidad que Sánchez ha defendido tras los escándalos del antiguo monarca. El argumento del Gobierno para no llevarla a cabo ahora es que no cuenta en este momento con el PP para abordar una medida de tanto calado, ya que requiere una reforma de la Constitución. “Reconocemos el trabajo que está haciendo el actual jefe del Estado para que haya transparencia y una modernización de la institución”, respondió el portavoz del PSOE, Felipe Sicilia, a la pregunta de qué les lleva a pensar que Felipe VI no seguirá los pasos de su padre si no se le quita esa prerrogativa.