Cristina Cifuentes, el meme de la semana

Cristina Cifuentes es indudablemente el meme de la semana. Hace un par de noches y desde su despacho, grababa un vídeo en el que además de declarar que no iba a dimitir, confesaba estar cansada después de varios días complicados. No es de extrañar, ser un meme es agotador.

Un meme es como un alud. Sobre un terreno homogéneo, de repente sucede algo imperceptible a lo lejos. La cohesión se rompe y la nieve empieza a caer en bloque. Unas capas arrastran a la otra y así sucesivamente hasta conseguir una fuerza colectiva y violenta que es capaz de arrastrar todo a su paso. Veamos el alud de esta semana que resultados ha dejado.

La cuestión es que a diferencia de Silvia Charro y Simón Pérez, que se convirtieron en meme sin quererlo, Cifuentes sabe que convive con ser objeto de críticas, ataques y burla. ¿Qué es lo que hace diferente este caso como para que ella llegue a declarar que lo ha pasado mal y que han sido días difíciles? No, no son los memes. Pero éstos son la consecuencia.

A la red, como ese animal insaciable que es, una de las cosas que más le gustan es la de identificar fallas en el discurso oficial. A pesar de que la viralidad es la herramienta perfecta para divulgar noticias falsas, lo cierto es que nunca antes se ha podido documentar y rastrear los hechos que rodean a lo noticiable. Internet se convierte en una suerte de Pepito Grillo colectivo que nos recuerda a gritos que dijimos esto o aquello otro, que hicimos esto o eso o que donde dijimos A pone B. 

Obviamente los equipos de comunicación y los asesores tienen claro que mantener un discurso coherente ese esencial. “Que aparezca en su despacho en Sol, que sea tarde, que esté la bandera de España en el primer plano, que muestre papeles, documentos, eso le gusta a la gente para acreditar hechos y combatir mentiras”. Pero mientras el periodismo y la tecnología sigan descubriendo contradicciones u omisiones, más acorralada estará la versión oficial y por tanto memes se producirán.