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Circo, grotesco y 'show': así definen El País, El Mundo y ABC la actuación de los diputados de Podemos

En su editorial, ABC afirma: “Mención crítica especial merece la grotesca y desafiante escenificación que los diputados populistas y de extrema izquierda prometieron sus cargos. [...] A Podemos ya hay que exigirle menos imposturas gestuales. La voluntad popular exige soluciones, no provocaciones amenazantes ni chirigotas”.

La columnista Mayte Alcaraz, en un artículo titulado Mamá Bescansa, escribe: “Y para colmo del desconcierto, los periódicos y las teles serias y responsables han tenido que velar u ocultar la imagen de ese mismo menor al que su propia madre exhibió ayer como si fuera Chabeli Iglesias. Siempre quedará la duda de si no hubiera sido más consecuente con la irresponsabilidad de mamá Bescansa y de tío Pablo haber velado la imagen de la madre”.

El Mundo, en su editorial, escribe: “El enojo en este asunto [la negativa a los cuatro grupos de Podemos y sus confluencias] le sirvió ayer a Podemos de subterfugio para enmarcar el show que orquestó en la Carrera de San Jerónimo. Al juramento del cargo por parte de sus diputados -que lanzaron un extemporáneo alegato en favor de la reforma constitucional-, se unió la llegada en bicicleta de alguno de sus parlamentarios y hasta la organización de una banda de música. En conjunto, un reguero de gestos de cara a la galería que denotan que Pablo Iglesias ha confundido las Cortes con un plató de televisión; y la regeneración democrática, con una opereta de baja estofa”.

Y prosigue, ahora contra la diputada Carolina Bescansa: “El acto central de esta representación fue la aparición de Carolina Bescansa con su bebé. Desde Podemos justificaron este hecho inédito como una manera de simbolizar la carencia de medidas de conciliación laboral. En realidad, fue unejercicio de banalización de la actividad política dirigido a buscar votos. Y no sólo por el hecho de que el Congreso disponga de guardería, sino porque quien trabaja por la conciliación lo que quiere es facilitar que las madres y los padres puedan compatibilizar su vida privada con la laboral. Y ello sólo se consigue con medidas efectivas, no con futilidades como pasarle la criatura a Iglesias para que lo acune y perseguir así la fotografía del día. [...] A la espera de que Podemos empiece a aceptar los usos y costumbres del parlamentarismo, sí debería ser un objetivo común de todos los partidos la regeneración del Congreso, en aras de la mejora de la calidad democrática del país”.

Y su columnista Arcadi Espada insiste en un texto titulado 'El niño toma posesión': “La diputada Carolina Bescansa entró ayer en el hemiciclo con un niño a cuestas, diciendo que ella tenía toma y su Dieguito también, y sobre todo, ¡lo primero!, pidió a los fotógrafos que le pusieran el píxel al niño. Lo asombroso, según comprobé de inmediato en las webs noticiosas y comprobará hoy el lector en la inmensa mayoría de periódicos, es que le hicieron caso. Yo le habría dicho a la madre Bescansa que el niñito trajera el píxel puesto de casa, o que lo dejase en la guardería del Congreso, donde tienen algunos preciosos. La diputada Bescansa utilizó a su hijo de objeto propagandístico, sin que eso tenga nada que ver con la leche que mamó el cagoncillo, sino sólo, y escuetamente, con la burda estrategia comunicativa del partido Podemos, sistemáticamente basada en lo que llamaré a partir de ahora el anecdotismo, y que consiste en la usurpación de la realidad a manos de la simpleza”.

“Pero la diputada Bescansa no lo merece”, sentencia España: “Lo que merece, sin más, es que el presidente Patxi López, en su primera medida de calado, le aplique la famosa jurisprudencia Celia Villalobos Candy-Crush y la sancione con 500 euros de multa por no estar al caso”.

El País, en su editorial, titulado 'El Show de Podemos', sostiene: “Sobran las faltas de respeto al Parlamento. Los diputados de Podemos se excedieron en las fórmulas de acatamiento a la Constitución; aún aceptándola, inmediatamente se sintieron obligados a proclamar que trabajarán para cambiarla. Una aspiración política perfectamente canalizable a través del trabajo parlamentario, sin necesidad de convertir el pleno del Congreso en una suerte de teatro donde solo cuenta la imaginación de cada cual para montar números presuntamente espectaculares. Podemos tiene un problema evidente: sus dirigentes están tan acostumbrados a manejarse ante las cámaras de televisión que han confundido el Congreso de los Diputados con un plató”.

“El mal tono con el que Iglesias empieza la legislatura”, prosigue el texto, “queda en evidencia con su reacción a los pactos que dieron origen a la constitución de esa Mesa, que no pueden considerarse estrictamente políticos, sino funcionales: había que poner en marcha la legislatura, y elegir a la Mesa era el paso imprescindible. Mal precedente que levanta obstáculos casi insalvables en el propósito de Pedro Sánchez de buscar una mayoría de Gobierno con esta fuerza. Por cierto, los demás partidos han respetado a Podemos con una representación en la Mesa proporcionada a su fuerza parlamentaria. Es una lástima que la sesión constitutiva del Congreso se haya deslizado por tales derroteros. En cualquier caso, la institución comienza a andar y hay que confiar en que el paso del tiempo y el rodaje parlamentario devuelvan a la Cámara la seriedad que se espera de un nuevo tiempo político. El buen hacer de Patxi López puede contribuir mucho a ello”.

En su editorial, ABC afirma: “Mención crítica especial merece la grotesca y desafiante escenificación que los diputados populistas y de extrema izquierda prometieron sus cargos. [...] A Podemos ya hay que exigirle menos imposturas gestuales. La voluntad popular exige soluciones, no provocaciones amenazantes ni chirigotas”.