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Opinión - Cada día un Vietnam. Por Esther Palomera

El Congreso de los Diputados estrena decorado para que la princesa Leonor jure la Constitución

Si mira usted un teatro clásico, romano o griego, verá que su forma se parece bastante a la de los Parlamentos de medio mundo. En las gradas, el hemiciclo acoge a los espectadores que representan a la sociedad: los diputados. Esos mismos diputados, cuando se suben a la tribuna, adoptan otro papel (igual que hacen los actores). La democracia es teatral. En el caso de la española, el próximo 31 octubre su escenario principal acoge una función especial con la princesa Leonor como protagonista: cumple 18 años y jurará la Constitución. El decorado para la representación ya está en marcha, y el alcalde de Madrid también quiere figurar en el libreto.

En la Carrera de San Jerónimo resuenan taladros y martillos. La aparatosa tribuna de madera, con sus escaños y balconcillos, ha volado desmontada pieza a pieza. En el hemiciclo, las 350 butacas han sido sustituidas por 600 sillas más esbeltas, desde las que los invitados (todos los parlamentarios del Congreso y Senado, más otras autoridades del país) seguirán muslo con muslo la ceremonia. 

Se supone que tanto en el teatro como en los parlamentos una sociedad se mira a sí misma y reflexiona sobre el presente y el futuro. Aunque el éxito de crítica y público en este caso esté garantizado, el alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, se ha volcado con la fecha. Va a promulgar un bando –el quinto de su mandato– y ha pedido a los madrileños que asomen la bandera rojigualda a los balcones. Además, prevé colocar la enseña y la imagen de la princesa en banderolas por toda la ciudad. 

Las pantallas municipales donde habitualmente se colocan mensajes de servicio público también anunciarán el regio cumpleaños. Las de la plaza del Callao emitirán en directo la ceremonia. Hay asimismo programada una actuación musical y el público no faltará, porque será un martes disfrazado de viernes: es la víspera de la festividad de Todos los Santos, lo que en otros pagos llaman Halloween. 

“Es un acontecimiento histórico” señaló este lunes Almeida. “La ciudad de Madrid, como capital de España, se tiene que volcar”. El munícipe aprovechó, además, para arrimar el ascua a su sardina lamentando “que los socios de Sánchez no vayan a asistir al juramento”.

La Comunidad de Madrid se suma también a la celebración: dos pantallas gigantes en la puerta del Sol emitirán los fastos. “Con este gesto, el Ejecutivo autonómico presidido por Isabel Díaz Ayuso quiere compartir con todos los ciudadanos la celebración de un acto histórico para Madrid y para España”, explican desde el Gobierno regional.

La liturgia comenzará a las 11:00, así que no hay peligro de que la Familia Real, sus señorías los parlamentarios, el resto de autoridades y los militares convocados para adornar el evento se crucen con dráculas, licántropos, zombis y otras criaturas igualmente aterradoras que poblarán la ciudad a la caída del sol.

Si mira usted un teatro clásico, romano o griego, verá que su forma se parece bastante a la de los Parlamentos de medio mundo. En las gradas, el hemiciclo acoge a los espectadores que representan a la sociedad: los diputados. Esos mismos diputados, cuando se suben a la tribuna, adoptan otro papel (igual que hacen los actores). La democracia es teatral. En el caso de la española, el próximo 31 octubre su escenario principal acoge una función especial con la princesa Leonor como protagonista: cumple 18 años y jurará la Constitución. El decorado para la representación ya está en marcha, y el alcalde de Madrid también quiere figurar en el libreto.

En la Carrera de San Jerónimo resuenan taladros y martillos. La aparatosa tribuna de madera, con sus escaños y balconcillos, ha volado desmontada pieza a pieza. En el hemiciclo, las 350 butacas han sido sustituidas por 600 sillas más esbeltas, desde las que los invitados (todos los parlamentarios del Congreso y Senado, más otras autoridades del país) seguirán muslo con muslo la ceremonia.