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La historia de Emilio Botín, según el Financial Times
El Financial Times dedica un largo perfil a Emilio Botín, un tratamiento del que pocos empresarios españoles pueden presumir. Pero esa atención incluye algunas críticas sobre el futuro del banco. El FT incide en uno de los puntos que más suele preocupar al periódico en su análisis de las grandes corporaciones, el mismo que estas tienen poco interés en comentar: los planes de sucesión en la cúpula. Botín, de 78 años, supera en 13 la edad normal de jubilación y nadie sabe qué pasará cuando el presidente tenga que dejar el mando de la empresa.
Por otro lado, su padre no soltó las riendas hasta que cumplió 83 años.
“Los inversores están perdiendo la fe” en el banco, a pesar de que admiten que está atravesando bien la crisis, dice el artículo. El comportamiento de sus acciones está muy lejos del de sus grandes competidores internacionales. Incluso así, el perfil destaca la fortaleza del banco y de su presidente. Para ello, nada mejor que citar a un banquero rival que dice: “Emilio es la persona con más poder en España. Él es quien gobierna el país”.
Su dominio de la política española parece incontestable:
“Y sin embargo, la mayor parte de la prensa (española) retrata a Botín como un heroe nacional sin tacha y raramente informa de asuntos negativos acerca de él o del banco. Los críticos sugieren que prefieren proteger los ingresos de publicidad de los que los medios españoles dependen. ”La presión que él ejerce es increíble“, dice un banquero.
El artículo destaca las dos grandes virtudes de Botín como responsable de un banco: el control de riesgos y el control de costes. La capacidad de anticiparse a los problemas y moverse con rapidez le ha sido sumamente útil. Al ser un periódico británico, es lógico que se fije en la gran victoria de Botín sobre el Royal Bank of Scotland (RBS), no porque le arrebatara una compra, sino por todo lo contrario. Botín consiguió que RBS se quedara con lo peor del banco holandés ABN Amro.
Eso fue el beso de la muerte para el banco con sede en Edimburgo, uno de los cuatro grandes del Reino Unido. El Gobierno británico tuvo que nacionalizarlo para evitar su quiebra total.
“Un alto cargo del RBS de entonces recuerda cómo el español le ganó por la mano a su ahora humillado jefe Fred Goodwin. ”Emilio jugó con Fred como si este fuera un Stradivarius. Solía ponerle la mano en el hombro y le decía 'Fred, eres un CEO tan brillante' y al mismo tiempo estaba, por así decirlo, robándole la cartera“.
El artículo cuenta que el destino turístico favorito de Botín es Tanzania, donde ha llegado a cazar elefantes.
Una de las principales críticas del FT al presidente del Banco Santander es que es demasiado generoso con el dividendo. Las opiniones de expertos indican que debería haberlos reducido para acomodarse a una época de menores beneficios y e incertidumbres de cara al futuro. Pero la familia no puede permitirlo ya que, según el FT, obtiene buena parte de sus ingresos gracias precisamente al dividendo: “En mayo, la familia recibió un dividendo de 15,5 millones de euros en efectivo, además de 1,9 millones en acciones”.
El Santander es en definitiva un negocio familiar. El banco sostiene que la mitad de los 16 miembros del consejo de administración son miembros independientes. Según el FT, sólo dos podrían ser considerados como tales de acuerdo con los criterios habituales en muchos países.
Al final y a pesar de la internacionalización de sus actividades, la mayor carga que sufre el banco es que es español. El Santander cuenta con 30.000 millones de euros invertidos en deuda española (eran 24.000 millones hace un año). El artículo lo llama una ecuación simple: “Si España se hunde, el Santander se hunde”.
Emilio's perfect storm. Financial Times.
El Financial Times dedica un largo perfil a Emilio Botín, un tratamiento del que pocos empresarios españoles pueden presumir. Pero esa atención incluye algunas críticas sobre el futuro del banco. El FT incide en uno de los puntos que más suele preocupar al periódico en su análisis de las grandes corporaciones, el mismo que estas tienen poco interés en comentar: los planes de sucesión en la cúpula. Botín, de 78 años, supera en 13 la edad normal de jubilación y nadie sabe qué pasará cuando el presidente tenga que dejar el mando de la empresa.
Por otro lado, su padre no soltó las riendas hasta que cumplió 83 años.