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El baño machista del hotel búlgaro en el que se alojan los líderes de la UE
Bulgaria es actualmente el país de referencia en la Unión Europea. Desde enero, ostenta la presidencia rotatoria de la UE, la cual ocupará hasta el próximo mes de julio, cuando pase el testigo a Austria. Pero los búlgaros parecen estar muy lejos de fomentar la igualdad. El mejor ejemplo está en uno de los baños para hombres del hotel en el que se se alojarán los jefes de Estado y de Gobierno de la UE para la cumbre europea que se celebra en Sofía. Un lavabo con la forma de unos labios con los que se ha identificado históricamente a las mujeres.
Este aseo machista está en el hotel Marinela, un espacio de cinco estrellas destinado a los invitados de la cumbre, que se celebrará el próximo 17 de mayo. La fotografía fue tomada por el periodista búlgaro Georgi Gotev, un histórico de la información comunitaria. Una imagen que contrasta con el impulso de la lucha feminista y con las protestas en varios ciudades europeas por la sentencia contra 'la manada' en España.
Este detalle de los baños de un hotel puede servir de ejemplo para la consideración que tienen las mujeres en Bulgaria. El gobierno búlgaro, del partido populista y conservador GERB, se negó hace dos meses a ratificar el convenio europeo contra la violencia machista por falta de apoyo. Uno de los motivos es que ni el Partido Socialista iba a respaldarlo, ya que puso como condición la celebración de un referéndum.
Pero la principal razón es que el socio del partido de gobierno, la formación ultranacionalista y xenófoba Patriotas Unidos, se negó por completo a que esta norma se aprobase. Incluso amenazó con romper el pacto por el que Boiko Borisov es primer ministro si se llevaba la ratificación de la ley al Parlamento.
El argumento de Patriotas Unidos es que este convenio fomentaría el matrimonio homosexual y permitiría la aceptación de un tercer género. Una idea que también esgrimió para oponerse la Iglesia Ortodoxa. También se opuso el jefe del Estado, Rumen Radev, que señaló que algunas partes de la normativa son contrarios al sistema de valores de la sociedad búlgara.
Bulgaria se adhirió a este plan en 2016, cuando el conocido como Convenio de Estambul fue creado y firmado por 45 de los 47 socios del Consejo Europeo. Las excepciones fueron Azerbaiyán y Rusia. Pero faltaba que fuese ratificado por su Parlamento. Finalmente, en el mes de marzo, y tras las presiones del partido xenófobo y la Iglesia, el proyecto de ley para aprobarlo fue retirado por el Ejecutivo.