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El presidente de la FIFA censura la “doble moral” de Occidente tras las críticas al Mundial de Qatar: “Es simple hipocresía”
El presidente de la FIFA, Gianni Infantino, ha comparecido en público por primera vez en meses, apenas un día antes de que la pelota empiece a rodar en el partido que abrirá este domingo el Mundial de Fútbol en Qatar. El titular de la organización más importante de fútbol en el mundo ha hecho una exposición de más de una hora para abordar las principales críticas que desde hace años, pero especialmente en los últimos meses, ponen el torneo en entredicho: el país anfitrión es una dictadura que se rige bajo una interpretación muy dura de la ley islámica que prohíbe la homosexualidad y discrimina a las mujeres. “Hay muchas cosas que no funcionan, lo sé. Pero estas lecciones morales, solo desde un lado, son simple hipocresía”, ha contestado Infantino.
El titular de la organización que diseña el campeonato ha empezado la rueda de prensa con una declaración de más de 45 minutos antes de las preguntas de los periodistas. “Me siento catarí, me siento árabe, me siento africano, gay, discapacitado, trabajador migrante”, ha comenzado ante la sorpresa de sus interlocutores. Después, ha indicado que se siente así por su historia personal, un hijo de trabajadores migrantes italianos que vivieron en Suiza condiciones parecidas a las que, ha dicho, han vivido los trabajadores en la construcción de las instalaciones del Mundial.
Más tarde, ha añadido que sabe bien de lo que habla: también se sintió discriminado cuando era niño porque “tenía pecas” y era “pelirrojo”. “¿Y qué haces entonces? Te vas a tu casa, te encierras, lloras. Y luego intentas hacer amigos. Tratas de hablar con otros. No empiezas a acusar, pelear o insultar, sino que empiezas a integrarte. Eso es lo que deberíamos hacer”, ha dicho, en una insinuación de que las personas encarceladas en Qatar por su orientación sexual deberían empezar a solucionar su situación entablando amistades.
La intervención de Infantino se ha centrado sobre todo en responder a las críticas que nacen desde los países occidentales por lo que ocurre en Qatar mientras se celebra una Copa del Mundo. El principal argumento que ha esgrimido es que muchas de las cosas que pasan ahora en el emirato también ocurrían hace poco en Europa. “Hemos dado muchas lecciones desde algunos países europeos, desde Occidente. Europa debería disculparse durante 3.000 años por lo que ha hecho en los últimos 3.000”, ha dicho.
Uno de los problemas que ha analizado es el de los accidentes laborales durante la construcción de los estadios del torneo, que han causado la muerte, según una investigación del diario The Guardian, de más de 6.500 personas. Infantino no ha mencionado los fallecimientos, aunque sí ha hablado de “accidentes” y ha enfatizado que “se han hecho muchos progresos”, como la abolición, ha precisado, “del sistema kafala o la entrada de sindicatos internacionales” para que pudieran ver la situación in situ.
En 2010, cuando Qatar fue elegido como sede, el emirato inició la construcción de siete estadios, así como de numerosas infraestructuras, un aeropuerto y varios hoteles. Un informe de Human Rights Watch (HRW) criticó recientemente que la mayor parte de las reformas laborales aprobadas en 2021, de las que Infantino ha presumido este sábado, no se han cumplido, debido entre otras causas a los obstáculos impuestos por la Shura, el brazo legislativo del país. Aquella reforma acabó formalmente con el kafala, un sistema de patrocinio de trabajadores común en Oriente Medio por el que las empresas obtienen un control casi absoluto sobre las condiciones y el estatus migratorio de sus empleados. Este sistema impide, por ejemplo, que el trabajador cambie de trabajo o abandone el país sin el permiso del empleador. Pero según Amnistía Internacional, este sistema esclavista sigue funcionando de facto.
“Es difícil para un trabajador que viene a Qatar, porque las dificultades aquí son parecidas a las que se vivían en Europa hace años, pero gracias a eso pueden volver a casa porque ganan 10 veces más que en sus países”, ha justificado Infantino, aunque no ha precisado si las familias de los trabajadores que no vuelven porque han fallecido están también satisfechas por todo el dinero que les ha llegado en esos años. “¿Quiénes se preocupan por los trabajadores? La FIFA. El fútbol. El Mundial. Y Qatar también”, ha asegurado.
“Todo el mundo es bienvenido”
El presidente de la FIFA también se ha referido a los derechos LGTBI. La vida en el emirato está ordenada por una legislación que castiga con penas de cárcel de hasta diez años las relaciones sexuales consentidas entre personas del mismo sexo. El código penal vigente prevé además penas de entre uno y tres años de prisión para quienes “instiguen” o “persuadan” a otras personas a cometer actos de “sodomía o inmoralidad”. Infantino, sin embargo, ha hecho suyas las palabras de los embajadores qataríes en los últimos meses: “Todo el mundo es bienvenido”. “Si hay una persona que dice lo contrario, esa no es la opinión del país ni de la FIFA. Todo el mundo es bienvenido, todo el mundo que quiera venir a Qatar, sin importar su religión, creencia, orientación sexual”, ha defendido, al tiempo que ha dicho que el Estado qatarí “se adhiere a ese requerimiento”.
Infantino ha hecho de abogado del diablo para exponer su razonamiento. “Mucha gente dice: 'Sí, pero la legislación es así' –ha comenzado–. Pero la legislación de otros países, o de Suiza cuando organizó el Mundial en los años 40, también era así”. Para Infantino, los avances en derechos humanos son “procesos” y la solución, igual que cuando a él lo repudiaban en su colegio por ser italiano y pelirrojo, no es “criticar” sino “tejer lazos” y “comprometerse”. “¿Qué queréis hacer? ¿Queréis quedaros en casa y criticar lo malos que son estos musulmanes, estos árabes, lo que sea, porque no está permitido ser gay? Claro que creo que debería ser legal. Pero es un proceso, yo hice un proceso”, ha dicho, para poner después el ejemplo de su padre, ya fallecido, que seguramente tendría una respuesta diferente, ha dicho.
También ha razonado que las críticas se pueden ver como una provocación y eso, claro, puede ser negativo: “[...] Pero todos aquellos que creen que criticando van a conseguir algo, os puedo decir que es lo contrario. Se va a ver como una provocación. Y si me provocas, reacciono. Y va a ser peor”. “Esta era la mentalidad en Europa hace unos años. Mirémonos al espejo. Miren de dónde venimos. Tratemos de convencer a los otros desde el compromiso. Acerquémonos, ayudémonos, no dividamos. Organizamos una Copa del Mundo a la que todo el mundo quieren venir. Mirad la ciudad, es precioso, la gente viene a celebrar”, ha sintetizado.
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