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La visión de la ecografía del feto no es un factor decisivo en el aborto

En 2011 los parlamentos de los estados de EEUU aprobaron 92 reformas con las que restringir el derecho al aborto. Los grupos conservadores no han conseguido que el Tribunal Supremo revierta la decisión de 1973 que legalizó el derecho a la interrupción del embarazo. Lo que sí han hecho ha sido instaurar toda una serie de requisitos y normas que condicionan el ejercicio del derecho o que dificultan el trabajo de las clínicas privadas en las que se pueden practicar abortos.

Dieciseis estados han aprobado leyes que obligan a las mujeres que desean poner fin a su embarazo a ver la imagen del feto antes de que se proceda a la operación. La intención es desalentarles y conseguir que cambien de opinión. ¿Son eficaces esas leyes? ¿Cumplen su propósito? Es lo que desean los partidarios y lo que temen los detractores de estas medidas.

Los estudios no arrojan un veredicto absolutamente concluyente, porque la decisión de una mujer de interrumpir el embarazo puede deberse a numerosos factores. Los hay más importantes que la visión de una ecografía; por ejemplo, si las mujeres cuentan con centros en los que puedan recibir información y en última instancia pedir un aborto. Cuanto más lejos están esas clínicas de sus lugares de residencia, mas difícil es que puedan abortar.

Los grupos conservadores dan por hecho que cuando una mujer tiene la posibilidad de ver la imagen del feto, lo más probable es que se eche para atrás. No parece que sea ese el caso. Tracy Weitz, socióloga y experta en aborto en la Universidad de California, dice que eso no ocurre: “Las mujeres que quieren un aborto saben lo que hacen”. La visión de la ecografía no es básica, porque seis de cada diez mujeres que abortan ya han tenido antes un hijo y, por tanto, saben lo que se ve en una ecografía. “Los mujeres tienen abortos a causa de sus condiciones de vida, su situación económica, si tienen un compañero o la edad, y una ecografía no va a cambiar eso”, añade Weitz.

En un estudio en el que participó Weitz, basado en entrevistas con mujeres que pasaron por un aborto, no se encontró ninguna correlación entre la visión del feto y la decisión de abortar. En 2011 se hizo la prueba en una clínica de California, donde se ofreció a las mujeres ver la ecografía. El 98,4% de las mujeres que aceptaron verla continuaron con su decisión de tener un aborto.

No está demostrado que exista esa relación, aunque sí puede tener alguna influencia en el coste, en especial en los estados en los que no hay ningún tipo de ayuda pública a estas operaciones.

En 2011 los parlamentos de los estados de EEUU aprobaron 92 reformas con las que restringir el derecho al aborto. Los grupos conservadores no han conseguido que el Tribunal Supremo revierta la decisión de 1973 que legalizó el derecho a la interrupción del embarazo. Lo que sí han hecho ha sido instaurar toda una serie de requisitos y normas que condicionan el ejercicio del derecho o que dificultan el trabajo de las clínicas privadas en las que se pueden practicar abortos.

Dieciseis estados han aprobado leyes que obligan a las mujeres que desean poner fin a su embarazo a ver la imagen del feto antes de que se proceda a la operación. La intención es desalentarles y conseguir que cambien de opinión. ¿Son eficaces esas leyes? ¿Cumplen su propósito? Es lo que desean los partidarios y lo que temen los detractores de estas medidas.