Los tambores de la rebelión de la Tribu Tupujume
Funcionan como una tribu. Y eso que Alcalá de Henares tiene poco, casi nada, de sabana. Y mucho menos de selva amazónica. Son la Tribu Tupujume, acrónimo de “tú puedes, juntos mejor”. Visten igual, tienen un grito de guerra y tocan sus tambores para rebelarse contra los prejuicios. “Formar parte de esto les aporta autoestima, perder la vergüenza, creerse algo más de lo que creen que son”, explica orgulloso Jesús Manuel Soria, el presidente de esta asociación alcalaína.
Llegan al Parque Juan Carlos I de Madrid —el lugar en el que suelen hacer encuentros y merendolas—, en varias furgonetas. Este grupo de batucada está formado por cincuenta personas. El mayor, Juan Antonio, tiene 52 años. El más pequeño, Taha, 14. “Todos tienen algún tipo de discapacidad: Síndrome de Down, Síndrome X Frágil, Esquizofrenia, Autismo, Etiología no filiada…, pero yo desde el principio puse una condición: que cualquier chico que quisiese tocar en la batucada, tuviera las dificultades que tuviera, pudiese tocar”, añade Jesús.
Muy pocos tenían conocimientos musicales, pero gracias a las clases teóricas y a los ensayos, cada día lo hacen mejor. Empezaron tocando simplemente con unas baquetas sobre “colchonetas de pilates cortadas en discos” para practicar y no hacer ruido en el pequeño local de la asociación. Y aunque llevan pocos meses, ya han hecho tres actuaciones en directo: “En las fiestas del Distrito III de Alcalá de Henares, en Pinto en una concentración de batucadas y el sábado pasado en una boda. Esta última fue increíble, la mejor, lo hicieron muy bien”.
Ritmos que integran
La música puede resultar terapéutica para las personas con discapacidad intelectual. Según los expertos, mejora las relaciones interpersonales y las habilidades motrices, potencia la creatividad y la motivación y desarrolla la capacidad de autoexpresión: “Es muy llamativo el caso de Andrés… Él tiene retraso madurativo y antes era muy introvertido, apenas se acercaba a ti, pero ha evolucionado muchísimo, ahora es capaz de tocar delante de un montón de gente”.
Cuando dirigidos por Merka, uno de los monitores, cogen su tambor… los miembros de la Tribu Tupujume se transforman por completo. Con él se rebelan, se superan y hacen ruido para demostrar que ellos, aunque sean diferentes, pueden llegar hasta donde quieran: “Nos enseñan más de lo que nosotros les podemos enseñar”, concluye Jesús.
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