Aunque es un sentimiento atemporal, nunca hemos tenido tanto miedo como este último año. A perder y a perdernos. A la soledad de los hospitales. A no vernos nunca más. Por eso, cuando tocan Miedo en directo, siempre se la dedican a los sanitarios, médicos y enfermeros que cada día se dejan la piel luchando contra el virus. “Son los héroes, casi olvidados, de toda esta historia. Los más vilipendiados... No se les está apoyando más allá de los aplausitos”, denuncia con vehemencia Carlos Tarque.
Miedo habla de forma desgarradora de la soledad y del abismo que aparece cuando se pone fin a una relación. Pero, estos últimos meses, ha adquirido un significado mucho más profundo. “Es una canción muy apropiada para esta época, tan metafórica que podría hablar incluso de la muerte”, comenta mientras se ajusta una chupa de cuero repleta de chapas. Son las ocho y media de la tarde. Ricardo Ruipérez y él acaban de llegar al hotel. Llevan, desde que se conocieron en la mili, midiendo el tiempo de su vida en discos. “El 1997, el año en el que murió Lady Di, es el de Coliseum”, recuerda el guitarrista. En su eje cronológico musical, 2004 es también el de Sopa Fría, el álbum que alberga su mejor balada. “Es una canción muy importante en nuestro repertorio y que ha ido creciendo. Desde el principio, colegas como Rosana o Bunbury nos dijeron que era un temazo”, recuerda Ricardo.
Han estado cinco meses confinados en sus respectivas ciudades: Dénia y Murcia, donde las restricciones a la hostelería siguen siendo muy duras. Por eso, lo que más les ha sorprendido nada más llegar a Madrid es la cantidad de gente que hay en los bares. “¡Acojonante!”, exclama sonoramente Tarque. La capital es su “talismán”, el lugar en el que siempre solían terminar las grandes giras. Sin embargo, esta vez, la han elegido para dar su primer concierto del año: a mediodía, en acústico, con aforo reducido y todas las medidas preventivas. ¿Dónde quedó el rock and roll?“, se pregunta entre risas, para poco después añadir, cambiando a un tono muy serio: ”Lo importante es disfrutar la cultura de una manera segura. Estamos contentos, pero un poco nerviosos“.
“Solo me faltaba la palabra miedo”
El guitarrista reconoce que lo que más miedo le da de la situación actual es volver a los infiernos: “Que todo cambie y tener que aprender a vivir de otra forma”. Sobre todo, porque como buenos rockeros, Tarque y él se sienten mejor que nunca: “Tocar en una banda te mantiene vivo. Cuando vamos de gira, nos comportamos como críos de colegio, como boy scouts”. Al igual que los grandes discos de Dylan o Springsteen, Sopa fría se coció a fuego lento y en medio mundo: Madrid, Francia, Estados Unidos, y hasta Cuba.
Fue en Nashville, una pequeña ciudad del estado de Tennessee, conocida por ser la cuna del country, donde grabaron las voces del disco. “Estábamos en la puerta del estudio, sentados debajo de un roble de cien años”, recuerda Tarque, “tenía hecha toda la letra menos el estribillo. No se nos ocurrió lo de 'miedo' hasta veinte minutos antes de entrar a grabar. Era una palabra que tenía tanta entidad que lo redondeó todo”. Ya no hubo vuelta atrás.