Opinión y blogs

Sobre este blog

La portada de mañana
Acceder
Los mediadores buscan un acuerdo en Gaza antes de la llegada de Trump
Una aristócrata desahucia a Mariano a las puertas de Navidad
Opinión - El darwinismo social de Donald Trump. Por Alberto Garzón

Por qué no difundimos los artículos de público.es sobre el CNI y los terroristas de La Rambla

Muchos, como José, nos estáis preguntando por qué eldiario.es no se hace eco de la investigación de público.es sobre los supuestos nexos entre el CNI y los terroristas que atentaron en Barcelona en agosto de 2017. También estamos teniendo varias bajas de socios “decepcionados” por nuestro silencio, y que nos acusan de esconder esta noticia por algún interés oculto: por ser “cómplices del CNI”, por ayudar al PP o al PSOE, por hacer “un periodismo de Estado” contra los independentistas...

En los últimos días, como suelo hacer con estas quejas, he contestado a todos los que se han interesado por este tema a través del buzón de esta sección. Mi primera intención era dejar estas respuestas en privado. Pero sois tantos los que nos preguntáis por otros cauces –los comentarios, las redes sociales– que he decidido explicar esta decisión a todos los lectores de eldiario.es. Porque a veces quien calla otorga, y no es el caso.

Hola Álvaro. Hemos revisado esas informaciones y hemos decidido no publicar nada más que esta nota porque eso es todo lo que tenemos confirmado, según los criterios profesionales y deontológicos que seguimos en eldiario.es.

Los documentos que hasta ahora ha difundido público.es no permiten acreditar que “el cerebro de la masacre de Las Ramblas fue confidente del CNI hasta el día del atentado”, ni que “el CNI escuchaba los móviles de los asesinos de Las Ramblas cinco días antes de la matanza”, ni tampoco que “el CNI borró la ficha de confidente de su base de datos”, como se ha asegurado en ese medio.

Por ahora, para sostener todas estas afirmaciones, público.es solo ha aportado varios fragmentos parciales de documentos que no podemos contrastar porque, sin conocer la fuente, no tienen nada que nos permita acreditar su autenticidad.

Los primeros fragmentos son los de unos mensajes que, supuestamente, un agente del CNI deja al cerebro de los atentados, el imán de Ripoll, Abdelbaki Es Satty, a través del sistema del “buzón muerto”: una dirección de correo electrónico donde los mensajes se guardan en borrador y entran varias personas con la misma clave a la cuenta. Pero según el texto de esos mismos documentos, lo que queda acreditado es que Es Satty no respondía a los mensajes y que alguien intentó sin éxito obtener información de él: no que colaborase en ese momento y “hasta el día del atentado” con el CNI.

Que el CNI tuvo encuentros con este imán no es algo novedoso: ya se sabía y se había publicado hace año y medio. El CNI admitió contactos con Es Satty cuando estuvo en prisión. En concreto, el CNI explicó que los servicios de inteligencia contactaron con Es Satty. El contacto se produjo cuando cumplía condena por tráfico de drogas en Castellón; es habitual que el CNI busque información en alguien que tiene relación con islamistas y que está encarcelado.

Tampoco es inusual que algunos de los autores de un atentado estén o hayan sido investigados por las fuerzas de seguridad o los servicios secretos. Es así como se impiden muchos otros ataques terroristas, aunque no siempre se consiga. Es lo que históricamente ha ocurrido en Europa y Estados Unidos con los principales atentados yihadistas.

Otros de los pantallazos aportados por publico.es es el de un supuesto informe donde se explican las llamadas y los viajes al extranjero del imán. El documento tampoco tiene sello ni fecha y solo se reproduce parcialmente. Pero los detalles del viaje que aparecen en ese texto forman parte de la investigación de la Audiencia Nacional sobre los atentados y se conocen por el rastreo a posteriori de los móviles de la célula terrorista.

Es algo también bastante habitual: tras cualquier delito relevante, más aún un atentado de esta gravedad, se realiza un estudio de los teléfonos móviles. De ahí, y de los datos de geolocalización que guarda cada operador de telefonía de todos sus clientes, se puede extraer el tráfico de llamadas, la posición exacta de cualquier teléfono durante los meses e incluso años anteriores y el historial de búsquedas. También quedan guardados todos los mensajes de whatsapp y programas similares.

Las búsquedas en Internet de los terroristas que realizaron este atentado tampoco son novedosas: las publicamos hace un año, forman parte de la investigación judicial.

En una tercera entrega, publico.es ha difundido un nuevo pantallazo. Es otro fragmento de un supuesto informe reservado del CNI, elaborado después de los atentados, que forma parte del material que el centro de inteligencia puso a disposición de las fuerzas policiales que investigaron lo ocurrido. En él se detalla que Es Satty tenía en la cárcel contactos con otros presos islamistas, que se radicalizó y que se mostraba muy reservado. Es algo que explica bien por qué el CNI estuvo pendiente de sus movimientos o que intentara sacarle información, pero no que realmente fuera un confidente hasta el día del atentado, como asegura público.es.

Más allá de estos documentos parciales, cuya autenticidad es difícil de verificar y que no dicen lo que se afirma en los titulares, el resto de los supuestos hechos que relata público.es en esta investigación se fía exclusivamente a fuentes anónimas cuya fiabilidad tampoco podemos contrastar ni comprobar en eldiario.es.

Tal vez más adelante público.es aporte pruebas más contundentes y verificables sobre este asunto. De ser así las publicaremos.

Hola Bernat. Siempre contrastamos las informaciones antes de publicar. También las que ofrecen otros medios, no porque desconfiemos de ellos por defecto –sí hemos difundido, incluso como noticia de apertura, otras informaciones de público.es más contrastables– sino porque no siempre tenemos acceso a las fuentes que se citan porque son anónimas o porque los documentos aportados nos generan más dudas que certezas, como es este caso.

En el pasado, eso nos ha ayudado a no meter la pata. Y en este caso hemos actuado con la misma prudencia que aplicamos cuando se difundió una supuesta nota de la CIA avisando a los Mossos de la inminencia de un atentado en Barcelona –que explicamos con muchísimas cautelas–. O sobre la quema de documentación de la Policía Autonómica en una incineradora de Sant Adrià del Besòs.

Este criterio nos ha permitido no equivocarnos con errores ajenos. Como cuando no seguimos las informaciones que varios periódicos publicaron en enero de 2016 diciendo que “la UDEF investigaba a Podemos por financiarse con cinco millones de euros de Irán”. No lo dimos, pero sí investigamos. Y nuestra primera noticia sobre este asunto la publicamos diez días más tarde, explicando que esas revelaciones formaban parte de una operación política para desestabilizar a este partido, y que no era la UDEF sino otro deparmento de la Policía Nacional quien investigaba a Podemos. Unas semanas después, desvelamos íntegro el famoso informe Pisa, señalando todos los puntos más que dudosos de este dossier que más tarde supimos que había fabricado el comisario Villarejo.

Hola Rafael. eldiario.es no es “cómplice” del Estado ni en este asunto ni en ninguno. Hay medios que piensan que “por encima de la verdad está la Unidad de España”, como aseguró el director de uno de los principales periódicos madrileños. Hay también quienes creen que por encima de la verdad está la república catalana. Ninguno de los dos es nuestro caso.

Nuestro trabajo como periódico independiente no es defender o atacar a ninguna patria ni a ningún “régimen”, sino publicar información veraz, afecte a quien afecte. Hace ya cinco años, en 2014, eldiario.es fue el primer medio que destapó en exclusiva la existencia de la Operación Catalunya: que una unidad secreta de la Policía estaba investigando a los políticos independentistas. Y hace solo unas semanas, fue eldiario.es quien publicó en exclusiva que el Ministerio de Asuntos Exteriores tuvo acceso a información reservada que los delegados de la Generalitat intercambiaban con su Conselleria, unos cables sobre “las embajadas catalanas” que han resucitado las sospechas de nuevos excesos contra el procés catalán.

Hola Jordi. No somos ni seremos un diario de derechas pero tampoco somos un medio sectario o de partido, que solo vaya a publicar lo que algunos lectores de izquierdas prefieren leer.

Sin duda el Parlamento español debería haber puesto en marcha una comisión de investigación sobre estos atentados; siempre que un ataque terrorista triunfa es porque algo ha fallado. Pero con lo que por ahora tenemos sobre la mesa, no creo que se pueda decir que “el CNI pudo haber evitado el atentado de Las Ramblas” o insinuar que “los fondos reservados” del servicio secreto “pudieran haber financiado” el atentado, como ha llegado a afirmar el periodista de público.es que firma la noticia. O sugerir que la masacre de La Rambla fue un atentado planeado, tolerado o incluso pagado por el CNI para acabar con el referéndum catalán del 1-O, como están haciendo otros medios independentistas a raíz de esta serie de artículos de público.es.

Afirmar o sugerir algo tan grave con pruebas por ahora tan endebles me parece tan irresponsable como la teoría de la conspiración del diario El Mundo sobre los atentados del 11-M de Madrid.

Por respeto a las normas más básicas del periodismo, por respeto a las víctimas y a sus familias, eldiario.es va a mantener sus criterios profesionales y deontológicos, aunque haya más socios que se den de baja.

Muchos, como José, nos estáis preguntando por qué eldiario.es no se hace eco de la investigación de público.es sobre los supuestos nexos entre el CNI y los terroristas que atentaron en Barcelona en agosto de 2017. También estamos teniendo varias bajas de socios “decepcionados” por nuestro silencio, y que nos acusan de esconder esta noticia por algún interés oculto: por ser “cómplices del CNI”, por ayudar al PP o al PSOE, por hacer “un periodismo de Estado” contra los independentistas...