Hace décadas se podía reconocer a los veratos (habitantes de la hermosa comarca de la Vera, al norte de Cáceres cerca de Ávila y Toledo) porque además de malos dientes muchos de ellos tenían un gran bulto en el cuello: la señal típica del bocio, una enfermedad endémica allí y en muchas otras zonas de España en tiempos antiguos.
Causada por la deficiencia de yodo en la dieta hoy en día no es más que un recuerdo del pasado, y aquí en España jugó un papel fundamental una mujer: Gabriela Morreale.
Nacida en Italia pero afincada en España Morreale estudió ciencias químicas en la Universidad de Granada y dedicó su carrera científica al estudio de las deficiencias de yodo en la Península, sus efectos en la salud pública y el modo de evitarlos.
Casada con un médico con el que compartió su trabajo, Gabriela Morreale no sólo publicó más de 200 trabajos relacionados con el metabolismo de la glándula tiroides y el bocio, sino que ocupó numerosos cargos científicos y políticos relacionados con la salud pública desde los que fue instrumental en presionar para hacer obligatoria la yodación de la sal en España a partir de los años 80, con lo que se eliminó el bocio para siempre.
Además impulsó la adopción en España y el extranjero de la llamada ‘prueba del talón’ que se realiza a los recién nacidos para detectar el hipotiroidismo congénito, lo que permite que los bebés que lo padecen sean tratados evitándose los casos de retraso mental debidos a este problema, antaño habitual.
Gabriela Morreale recibió numerosos premios científicos y profesionales por sus estudios sobre el metabolismo tiroideo durante el desarrollo fetal y por sus actuaciones en salud pública, que han evitado incontables casos de cretinismo y bocio en España y otros países; la investigadora falleció en diciembre de 2018.
Sobre este blog
@Retiario estudió biología pero siempre quiso aprender y contar historias reales. En tiempos remotos fue paleontólogo, pero desde hace décadas es periodista y profesor de periodismo. Cree en la ciencia, la tecnología y el poder de la humanidad para cambiar las cosas para bien, si se aplica. Pasa la mayor parte de su tiempo en Internet y es un firme defensor de la pluma (y la red) frente a la espada.
