@Retiario estudió biología pero siempre quiso aprender y contar historias reales. En tiempos remotos fue paleontólogo, pero desde hace décadas es periodista y profesor de periodismo. Cree en la ciencia, la tecnología y el poder de la humanidad para cambiar las cosas para bien, si se aplica. Pasa la mayor parte de su tiempo en Internet y es un firme defensor de la pluma (y la red) frente a la espada.
Nueva Zelanda planea un arma genética incontrolable para erradicar animales depredadores
Hasta el siglo XIII con la llegada de los maoríes en las islas de Nueva Zelanda no había más mamíferos que algunos murciélagos, lo cual explica por qué aquel archipiélago era un verdadero paraíso para las aves. Incluyendo algunas como el Kakapo o el Kiwi que habían perdido la capacidad de volar para librarse de los depredadores terrestres porque no los había.
La llegada de los humanos llevó hasta allí ratas, perros, una gran comadreja y otras plagas que comenzaron a devorar y eliminar a muchas de esas aves hasta el punto de que hoy muchas especies corren peligro de desaparecer.
Para evitarlo los neozelandeses han creado una idea ambiciosa llamada Predator-Free 250, una iniciativa para despejar por completo sus islas de todo tipo de depredadores terrestres con el fin de recuperar la fauna aviar antigua.
El empeño sería épico; la isla más grande que jamás se ha limpiado por completo de invasores era 2000 veces más pequeña que Nueva Zelanda.
Así que para conseguirlo están estudiando usar incluso las más modernas técnicas genéticas como CRISPR, que quieren emplear para poner en marcha lo que se denomina un ‘Gene Drive’ o genética dirigida: un sistema para propagar genes en una población silvestre con rapidez pasmosa que permitiría, por ejemplo, distribuir un gen que dejase estériles a las ratas haciendo así desaparecer la amenaza que suponen, y hacerlo de modo eficiente y rápido.
Este tipo de técnicas se han discutido para otras cosas como eliminar la capacidad de contagio de la malaria en mosquitos, todas buenas ideas. Pero algunos especialistas temen que algo salga mal; y lo que es peor, que por las propias características del sistema el problema se pueda extender a todo el mundo y crear un desastre global.
Al fin y al cabo ya ocurrió cuando en los años 50 se introdujo la mixomatosis para limitar los conejos en Australia, Francia, Gran Bretaña e Irlanda con las desastrosas consecuencias que conocemos allí y en otros países; entre otros perjudicados el Lince Ibérico se quedó casi sin alimento al colapsar la población autóctona de conejos. Porque a veces las buenas intenciones pueden terminar saliendo muy mal.
Imagen de John Gerrard Keulemans - Walter Lawry Buller (1838-1906): A History of the Birds of New Zealand 1st edition. 1873, pgs 358, 359. Dominio Público
Hasta el siglo XIII con la llegada de los maoríes en las islas de Nueva Zelanda no había más mamíferos que algunos murciélagos, lo cual explica por qué aquel archipiélago era un verdadero paraíso para las aves. Incluyendo algunas como el Kakapo o el Kiwi que habían perdido la capacidad de volar para librarse de los depredadores terrestres porque no los había.
La llegada de los humanos llevó hasta allí ratas, perros, una gran comadreja y otras plagas que comenzaron a devorar y eliminar a muchas de esas aves hasta el punto de que hoy muchas especies corren peligro de desaparecer.