Habrán visto la noticia: David Rivas, español, se convierte en el primer conductor sin brazos de Europa. La mayoría de los medios han elegido un enfoque y un tono muy determinado y han omitido algunos detalles importantes. Aquí, as usual, trataré de mirarlo desde otro punto de vista.
Dice El Mundo: David se crió entre motores. Su padre era camionero y su sueño, ya de mayor, era conducir su propio coche. Pero había un obstáculo que parecía insalvable: David no tiene brazos. ¿Imposible? El sueño se convirtió en un reto.
Salta la primera alarma. Se ve como un logro personal, un sueño cumplido. No se presenta como un paso adelante en la tecnología, en la extensión de derechos. En este tipo de noticias, personalizar no es necesariamente bueno.
La verdadera noticia sería que este taller, junto con Ford, se pusiera a fabricar como un loco coches adaptados a buen precio. Pero claro, no estaría en portada de los digitales.
En una primera lectura, tampoco es fácil adivinar cuánto ha pagado este madrileño por su coche. Pero si leemos entre líneas podemos suponer una cifra: 0 euros. En efecto, Ford ha donado el vehículo. Todo un gesto... o una buena campaña de publicidad e imagen. En realidad este coche puede costar unos 48 mil euros, nada que ver con lo que cuesta un Ford para los bípedos.
Casi todo en la vida tiene sus pros y sus contras. Cada vez tengo más comprobado que para un retrón, todo avance lleva su desventaja incorporada.
- Si me compro un cojín para no pasar frío en la silla eléctrica, estoy demasiado alto y el mando no me llega a la mano. (Nota: silla eléctrica no es lo de Florida; es la silla a motor que funciona con batería y joystick).
- Al corregir un detalle en la prótesis para caminar más cómodo, me hace una rozadura cuando estoy sentado (y viceversa).
- El taxi para retrones está muy bien, pero, como decía Pablo, vas en el maletero. Y muy cómo no es...
También el coche adaptado tiene sus desventajas.
Hace más de 10 años me planteé comprar un coche adaptado y sacarme el carnet de conducir. Fui a un par de sitios en Zaragoza, hablé con talleres en Valencia (creo que el mismo que ha fabricado el coche para el tipo sin brazos), hicieron la vista gorda en la prueba en el examen médico para el carnet y me di por vencido.
Según la discapacidad que tengas (hay que recordar que todos los bípedos se parecen pero cada retrón lo es a su manera), tener un coche adaptado es muy difícil y muy caro. En mi caso, los controles deberían estar a la altura de mi mano izquierda; tendría que poder entrar con la silla al coche, bajarme dentro de él y sentarme en el asiento normal; estar más alto para ver algo y no estamparme... Su diseño no sería fácil, ni barato. Después, tendría que aprender a conducir con ese vehículo. Y luego pagar el seguro (bastante alto, imagino). Al final, echamos cuentas y casi salía mejor utilizar un taxi.
En realidad, el verdadero coche para retrones vendrá de la mano de Google. El futuro amo del universo gigante de la tecnología lleva meses probando su vehículo sin conductor. Y promete.
Como en otros aspectos de la vida, es el invento ideal para los retrones (como lo fue el mando a distancia o el manos libres) pero todos acabaremos por utilizarlo. Otras empresas también investigan en este campo, pero creo que Google lleva ventaja.
Ansío el día en que pueda comprarme uno de ésos. Al no necesitar conductor, no haría falta asientos al volante; podría entrar por la puerta trasera, con una buena rampa, dejar la silla en el maletero y sentarme en una butaca cómoda a revisar el timeline de twitter; la mayor parte de los trayectos serían fijos, y estaría programado como hacemos ahora con los GPS; me podría dejar en la puerta del trabajo y volver a casa él solo.
Mientras ese día llega, seguiré yendo en silla al trabajo.
Habrán visto la noticia: David Rivas, español, se convierte en el primer conductor sin brazos de Europa. La mayoría de los medios han elegido un enfoque y un tono muy determinado y han omitido algunos detalles importantes. Aquí, as usual, trataré de mirarlo desde otro punto de vista.
Dice El Mundo: David se crió entre motores. Su padre era camionero y su sueño, ya de mayor, era conducir su propio coche. Pero había un obstáculo que parecía insalvable: David no tiene brazos. ¿Imposible? El sueño se convirtió en un reto.