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Mens sana in corpore tullido

Una forma de lograr la felicidad es evitar el dolor. La ausencia de tristeza, preocupaciones y miedos puede ser una bendición. Pero, ¿cómo llegar a ese punto? ¿Cómo olvidar que no tienes pareja, trabajo o dinero? ¿Cómo dejar a un lado que no ves, no oyes, no caminas? No es fácil. Pero es tiempo que uno pasa lamentándose es tiempo en el que no disfruta del lado bueno de la vida.

Lo sé. Es más fácil decirlo que ponerlo en práctica. Si te han despedido es complicado apreciar los colores de las alas de las mariposas; si te has quedado ciego en un accidente de coche no aprecias la música de Bach; si no puedes caminar es fácil caer en el abismo emocional y no disfrutar de un buen solomillo.

Todo el mundo tiene razones para estar hundido, no querer salir de casa y pensar que la vida es una mierda. Pero, como escribí en mi primer post, unos tienen más razones que otros.

¿Existe en el primer mundo, hoy, un modo de alejar los miedos y las preocupaciones? ¿Puede un retrón olvidar que es retrón, aunque sea durante un par de horas?

En septiembre de 2001, pocos días antes de los atentados, me mudé a Inglaterra para estudiar inglés durante 4 meses. Mi tutor se llamaba Keith Harris y me enseñó algo más que la lengua de Shakespeare. A principios de diciembre, nos invitó a su casa a mí y a otro estudiante español (un amigo al que me había llevado como asistente personal). Tomamos una copa de vino en una habitación plagada de libros. No había un centímetro libre de pared. Novela, poesía, teatro, ensayo... y todo en varios idiomas. Keith Harris leía español, francés, alemán y ruso.

Comenzamos a hablar de libros y en un momento dado dijo: “Cuando estoy triste o preocupado, leo a Nietzsche en alemán”.

Sabía que era un tipo peculiar, pero no tanto. Hay que ser muy friki para leer filosofía en una lengua que no es la tuya sólo para alejar los nubarrones.

Pero estaba en lo cierto. Para entender los pensamientos de Nietzsche has de prestar atención; para comprenderlos en la lengua que él utilizó la concentración debe ser máxima. Es tan difícil que no puedes hacer nada más. Sólo avanzar palabra a palabra, frase a frase. Tu mente no da más de sí, no eres capaz de pensar en tus miedos, de permitirte un pensamiento triste.

La mayoría de las personas dicen: veo la TV para no pensar. Error. Es un autoengaño. Piensas, por supuesto que piensas: en las facturas, en la enfermedad, en el hastío... No es un buen remedio; además, empeora la situación. No te ha dado unos minutos de paz mental pero sí te ha robado tiempo (porque ver según qué programas de TV es perder tiempo de vida).

En 2010 me sometí a una dura intervención. Estuve de baja año y medio; y durante ese tiempo no pude caminar. Pasé demasiadas horas en casa. Tenía 2 opciones: tirarme en el sofá a esperar que mis huesos se fortaleciesen o ejercitar mi mente. Opté por lo segundo.

Leí bastante ensayo (un género al que no me había acercado mucho), escribí un par de guiones de cine (que nunca llegaron a buen puerto) y docenas de artículos en 2 blogs (uno sobre actualidad y otro sobre cine). También me dediqué a ver en serio cine de calidad, y descubrí un puñado de directores que antes sólo conocía de oídas.

Pocos días después de salir del hospital, me senté en mi silla frente al ordenador y escribí un post. No era nada del otro mundo, creo recordar que elogiaba a un político del PP (tal vez me durase el efecto de la anestesia...). Al terminar, tuve que aumentar la dosis de analgésicos. Pero durante la media hora que me costó escribir el post no hubo dolor. Éramos yo y mi blog.

Decía Montesquieu que no conocía preocupación que no desapareciese con una hora de lectura. Si puedes escribir pintar, jugar al ajedrez... Si puedes practicar una actividad que requiera verdadero esfuerzo, te olvidarás del mundo que hay alrededor. Y, durante un par de horas, también disfrutarás de algo parecido a la felicidad.

Me da la impresión de que algunos bípedos utilizan el ejercicio físico con este fin. Pero, como escribió mi socio, si eres retrón, es más aconsejable cultivar tu mente que tus músculos.

Una forma de lograr la felicidad es evitar el dolor. La ausencia de tristeza, preocupaciones y miedos puede ser una bendición. Pero, ¿cómo llegar a ese punto? ¿Cómo olvidar que no tienes pareja, trabajo o dinero? ¿Cómo dejar a un lado que no ves, no oyes, no caminas? No es fácil. Pero es tiempo que uno pasa lamentándose es tiempo en el que no disfruta del lado bueno de la vida.

Lo sé. Es más fácil decirlo que ponerlo en práctica. Si te han despedido es complicado apreciar los colores de las alas de las mariposas; si te has quedado ciego en un accidente de coche no aprecias la música de Bach; si no puedes caminar es fácil caer en el abismo emocional y no disfrutar de un buen solomillo.