¿Oyen eso? Es el silencio… ¿Lo oyen? Es el sonido de la palabra discapacidad en los dos debates políticos de esta campaña electoral. Cual estepicursor rodante por el desierto… Así ha sido la actuación en materia de discapacidad de todos y cada uno de los participantes. Eso sí, la única vez que se dijo algo relativo a las personas con discapacidad, se dijo mal. Señor Casado, no somos discapacitados, somos personas con discapacidad.
Ni que decir tiene que el tema brilló por su ausencia. Y es que las personas con discapacidad, aún por mucho que nos duela, somos de segunda división. Tanto es así que, en el debate de Atresmedia, ni siquiera fueron capaces de adaptar el debate para las personas con discapacidad auditiva, como sí hicieron en el primero.
Es una cuestión de interés nacional el que empecemos a exigir desde ya que tengamos un cierto peso dentro de las decisiones nacionales. No es viable que la dependencia quede en un segundo plano y que sea una cuestión residual mientras miles de personas están malviviendo y no pudiendo alcanzar unos mínimos decentes.
Está inculcado el pensamiento de que las personas con discapacidad somos discapacitados. Esto lo llevo escuchando o leyendo, a modo de reproche, desde hace bastante tiempo. Es como si realmente nos tuvieran un cierta inquina o si acaso eso supusiera alguna especie de desconsideración.
Mientras la gran parte de los políticos del panorama nacional se dedica a hablar de Torra, Puigdemont y la España que se rompe, muchos, yo tengo mucha suerte y no tengo muchas necesidades, tienen que aguantar rampas inexistentes, zonas inaccesibles, las miradas del personal que aún se cree de primera división.
Han pasado días y seguimos en silencio. El movimiento asociativo debe reclamar nuestro espacio como punta de lanza, mientras el resto, además de escribir y darnos voz en los medios como este, debemos votar políticas que sean inclusivas, igualitarias y, sobre todo, que inviertan una partida suficiente para que nadie se quede fuera.
Porque esto, como digo siempre, no es cuestión de bandos. Un día estás en el bando de los “normales” y al día siguiente resulta que has tenido un accidente o una enfermedad y te encuentras en el bando de las personas con discapacidad. Por eso, porque puede ser una cuestión que afecta a todos, de manera real o potencial.
Y mientras los políticos siguen discutiendo temas que no llevan a ningún lado, nosotros seguiremos dando la turra para que el silencio que se escucha de los políticos se convierta en una voz unida y clara para que nos oigan de una santa vez. Es necesario apretar a los políticos, sean del signo que sean, para que de una vez consigamos nuestro objetivo.
Y aún quedan las elecciones municipales y europeas, es un buen momento para analizar si van a darnos un espacio o pretenden tenernos en un rincón y sacarnos a su conveniencia en el mitin de turno.
Aprovechemos esto para cambiar las cosas. Es nuestra oportunidad.
¿Oyen eso? Es el silencio… ¿Lo oyen? Es el sonido de la palabra discapacidad en los dos debates políticos de esta campaña electoral. Cual estepicursor rodante por el desierto… Así ha sido la actuación en materia de discapacidad de todos y cada uno de los participantes. Eso sí, la única vez que se dijo algo relativo a las personas con discapacidad, se dijo mal. Señor Casado, no somos discapacitados, somos personas con discapacidad.
Ni que decir tiene que el tema brilló por su ausencia. Y es que las personas con discapacidad, aún por mucho que nos duela, somos de segunda división. Tanto es así que, en el debate de Atresmedia, ni siquiera fueron capaces de adaptar el debate para las personas con discapacidad auditiva, como sí hicieron en el primero.