Para muchas personas, la lectura es una pasión. Y esa pasión trasciende las paredes y los anaqueles de las bibliotecas, llegando hasta el último rincón, cuando hay ganas y empeño.
Aunque hoy les quiero contar acerca de una labor concienzuda que llevan a cabo las mediadoras de lectura de las Salas Inclusivas, dentro del programa nacional de Salas de Lectura a lo largo y ancho de México. Son un colectivo de mujeres interesadas en la inclusión de personas con discapacidad en la sociedad.
Les une su amor por la lectura. Les vincula el deseo de compartir aprendizaje en comunidad. Una comunidad en la que todos caben.
Llevan por bandera el lema “Normalizando la diversidad con un libro como puente”. Capitanea a estas mediadoras Sofía Chiquetts, que tiene discapacidad auditiva, y que las coordina desde Baja California. Ella se encarga de elegir los títulos.
En 2021, Sofía fundó las Salas Inclusivas junto a Valeria Fabregas , que tiene parálisis cerebral, y Leticia Flores, discapacidad motriz, ambas con quince y siete años de antigüedad como mediadoras en el programa nacional, atendiendo sus propios grupos de lectura. Hasta ese momento, no existía ningún programa de fomento lector formado por voluntarios que diera esta visibilidad a las personas con discapacidad. Los encuentros se realizan por videollamada.
En 2024 son 12 mediadoras quienes forman salas inclusivas. Una parte del equipo tiene discapacidad, la otra son cuidadoras primarias o están inmersas desde hace años en la inclusión.
En las Salas Inclusivas es prioritario que los libros elegidos hablen de discapacidad o que los autores sean personas con discapacidad. De esa forma, salen a la palestra temas que casi no se tocan y, al hablarlos, se van normalizando. Los libros cuentan historias y las personas con discapacidad también necesitan verse reflejadas en esas historias.
Estas salas inclusivas no son solo para personas con discapacidad, ni siquiera para alguien que por tener un familiar con discapacidad se sienta interesado. Son para todo el que quiera acercarse a la discapacidad, para descubrirla y aprenderla, porque lo que no se conoce no se comprende.
Una labor de difusión y visibilización impagable y voluntaria. Por eso, buscan editoriales que les apoyen con libros para reseñar y compartir. Las mediadoras dedican su tiempo y energía de forma altruista a poner sobre la mesa la normalización de la discapacidad, con un texto o un autor como acicate.
Al final, lo que se persigue es que la persona con discapacidad no sea vista como ese bicho raro que nos es ajeno, sino que se conozcan las realidades de la discapacidad, que son muchas. Es el camino a la vida por la lectura.
Para muchas personas, la lectura es una pasión. Y esa pasión trasciende las paredes y los anaqueles de las bibliotecas, llegando hasta el último rincón, cuando hay ganas y empeño.
Aunque hoy les quiero contar acerca de una labor concienzuda que llevan a cabo las mediadoras de lectura de las Salas Inclusivas, dentro del programa nacional de Salas de Lectura a lo largo y ancho de México. Son un colectivo de mujeres interesadas en la inclusión de personas con discapacidad en la sociedad.