Es necesario hablar más de monomarentalidad para ponerla en primera fila, una realidad indiscutible entre los hogares formados por un solo progenitor y sus hijos. Ocho de cada diez hogares monoparentales están formados por una madre y su descendencia. En total son 1.450.400 mujeres, una cifra que no ha dejado de crecer desde 1980 cuando el porcentaje de hogares monoparentales en España era del 0,5%. Solo en el último año son 47.000 los hogares monoparentales más que hay en nuestro país.
Algo que sí sabe la evidencia científica (y el trabajo social del día a día) es que entre los hogares monoparentales el riesgo de pobreza o exclusión es el doble que para las familias compuestas por dos progenitores (las llamadas biparentales). También son las que expresan tener más dificultad para llegar a final de mes: un 27,8% frente al 18,8% de los hogares biparentales.
De los hogares formados por un solo progenitor más de la mitad no puede permitirse ir de vacaciones al menos una semana al año (55,2%) ni tiene capacidad para afrontar gastos imprevistos (53,4%). Y mientras que la pobreza severa afecta a uno de cada diez hogares en España, en el caso de las familias monoparentales esta alcanza a una de cada cuatro familias. Si estas cifras no se pueden feminizar más es porque no es posible obtenerlas de las fuentes oficiales, a pesar de que el 82% de esas familias monoparentales están compuestos por madres con hijos.
Tampoco hay datos disponibles que nos permitan conocer mejor las características de los hijos de estos hogares. Haciendo un cálculo aproximado se puede estimar que hay cerca de dos millones y medio los hijos viven con sus madres, pero de entre estos no es posible concretar cuántos son menores de edad. Sería este un dato de gran valor, sobre todo teniendo en cuenta que la pobreza infantil afecta muy especialmente a los núcleos familiares compuestos por un solo progenitor. Al menos la mitad de las niñas y niños que viven en estos hogares viven en riesgo de pobreza o exclusión. La pobreza infantil alcanza al 47,6% de los hogares monoparentales frente al 27,7% de los hogares biparentales.
Pero el hecho de que no haya datos no significa que no hay historias como la de Sara y su hija de seis años. Una madre que tuvo que dejar su casa porque no podía pagar 600€ al mes y que ahora comparte piso con un joven al que paga 200€ por una habitación donde duermen su hija y ella. Uno de esos hogares monomarentales encabezado por una mujer trabajadora que, sin contrato, limpia otras casas por horas y que si no logra un trabajo mejor es precisamente por tener una hija a la que cuidar. Y una niña que lleva todos los días almuerzo y merienda al cole porque su abuela, la madre de su madre, les da comida para ayudar con los gastos del día a día.
Esta situación seguramente podría cambiar si se revisase algo tan básico y fundamental como la prestación por hijo a cargo, el umbral a partir del cual se pudiera acceder a esta ayuda y los requisitos a cumplir. Sin embargo, este tipo de propuestas solo parecen existir en las agendas de las organizaciones que defienden los derechos de la infancia y, mientras no hayan datos que muestren con nitidez las necesidades de un sector cada vez mayor de población, miles de niñas y niños compartirán con sus madres una pobreza que se puede evitar.
Sobre este blog
Save the Children es la organización independiente líder en la defensa de los derechos de la infancia en todo el mundo. Trabaja en más de 120 países salvando vidas, proporcionando seguridad y protección a los niños y las niñas y defendiendo sus derechos. En España trabaja desde hace más de 20 años con programas de atención a los niños más vulnerables, centrados en la infancia en riesgo de pobreza o exclusión social.
