Save the Children es la organización independiente líder en la defensa de los derechos de la infancia en todo el mundo. Trabaja en más de 120 países salvando vidas, proporcionando seguridad y protección a los niños y las niñas y defendiendo sus derechos. En España trabaja desde hace más de 20 años con programas de atención a los niños más vulnerables, centrados en la infancia en riesgo de pobreza o exclusión social.
Los niños, víctimas inocentes de una violencia que nunca se puede justificar
Cada vez más personas me relatan sorprendidas situaciones que han vivido en las que un adulto utilizaba la violencia (zarandeos, gritos, amenazas, azotes, etc.) para dirigirse a un niño y en las que al intentar interceder por este la violencia se redirigía hacia ellas como respuesta. Sin embargo, no me parecen suficientes personas. Nadie debería percibir la violencia como “normal”, y menos aún cuando se dirige a un niño. La violencia contra los niños nunca es justificable y siempre es evitable. Cuando uno recurre a la violencia para dirigirse a un niño pierde toda legitimación y está vulnerando sus derechos.
Según el último informe de Save the Children “Violencia contra la infancia. Hacia una estrategia integral”, durante 2013, 38.495 niños y niñas fueron víctimas de delitos violentos (homicidios, malos tratos, abusos sexuales, etc.). Este dato oficial, alarmante de por sí, deja fuera muchos casos que quedan en la esfera privada de la vida de estos niños, como las situaciones que mencionaba y que más de uno hemos presenciado. Por eso al hablar de violencia contra los niños en el día internacional de los niños víctimas inocentes de agresión, hablamos de invisibilidad, de cómo los datos disponibles son sólo la punta del iceberg.
Sin embargo, no hay que confundirse: los niños no son víctimas invisibles, sino invisibilizadas. Y es que si la sociedad no los ve como víctimas, difícilmente se reconocerán así mismos como tal.
En este sentido es necesaria una labor de sensibilización y toma de conciencia, que vaya dirigida tanto a la sociedad en general como a los profesionales que intervienen con niños en las distintas esferas de su día a día para que rechacen la violencia, y que todos asumamos la responsabilidad de ponerle fin.
Los poderes públicos son los que deben adoptar el compromiso de combatir la violencia contra la infancia, en forma de estrategia estatal frente a todas las formas de violencia. Para dar una respuesta adecuada, la estrategia debe incorporar medidas integrales dirigidas además de a la sensibilización, a la detección, la prevención, la protección y la reparación del daño en todos los ámbitos en los que se produce la violencia (la familia, la escuela, las nuevas tecnologías, la salud, etc.).
Las herramientas al alcance de niños y niñas para identificarse como víctimas, para ponerlo en conocimiento de quienes tienen que ayudarlos y denunciar, no son suficientes ni adecuadas. La situación de vulnerabilidad que ocupan los niños y niñas hace necesario que, haciéndonos cargo de esta responsabilidad compartida, alcemos la voz para pedir mecanismos de denuncia accesibles y adaptados para que ellos también puedan hablar y hacer valer sus derechos.
Nuestro trabajo no estará terminado hasta que no haga falta celebrar el día internacional de los niños víctimas inocentes de agresión para evidenciar esta vulneración de derechos, esto es, cuando la violencia contra la infancia no sea tolerada en ninguna parte del mundo.
Ayúdanos con tu firma a reclamar al Gobierno una estrategia integral contra la violencia que sufren los niños.
Cada vez más personas me relatan sorprendidas situaciones que han vivido en las que un adulto utilizaba la violencia (zarandeos, gritos, amenazas, azotes, etc.) para dirigirse a un niño y en las que al intentar interceder por este la violencia se redirigía hacia ellas como respuesta. Sin embargo, no me parecen suficientes personas. Nadie debería percibir la violencia como “normal”, y menos aún cuando se dirige a un niño. La violencia contra los niños nunca es justificable y siempre es evitable. Cuando uno recurre a la violencia para dirigirse a un niño pierde toda legitimación y está vulnerando sus derechos.
Según el último informe de Save the Children “Violencia contra la infancia. Hacia una estrategia integral”, durante 2013, 38.495 niños y niñas fueron víctimas de delitos violentos (homicidios, malos tratos, abusos sexuales, etc.). Este dato oficial, alarmante de por sí, deja fuera muchos casos que quedan en la esfera privada de la vida de estos niños, como las situaciones que mencionaba y que más de uno hemos presenciado. Por eso al hablar de violencia contra los niños en el día internacional de los niños víctimas inocentes de agresión, hablamos de invisibilidad, de cómo los datos disponibles son sólo la punta del iceberg.