El acoso que sufren muchas mujeres en la calle es una realidad palpable, pero ahora un informe ha venido a ponerle cifras en Sevilla a una situación que por desgracia está a la orden del día. Y los datos son contundentes: el 83% de las jóvenes sevillanas se han sentido acosadas, la mayoría de las veces (81%) con un incidente sin contacto físico: miradas, comentarios de carácter sexual, amenazas, persecuciones…
Así lo pone de manifiesto el estudio Safer cities for girls, que ha llevado a cabo la ONG Plan International en Madrid, Barcelona y Sevilla y cuyas conclusiones se le entregaban este martes al alcalde hispalense, Juan Espadas (PSOE). El informe se ha desarrollado con los testimonios de 117 sevillanas de entre 15 y 25 años, que aseguran que donde más veces han sufrido una experiencia insegura ha sido en la calle (42%), aunque también en parques (12%) y en el transporte público (11%).
Esta radiografía del acoso apunta que es por la noche cuando más se producen estos incidentes (35%), pero a una de cada cuatro (25%) le ha ocurrido en cualquier momento del día. Y dos datos demoledores: el 21% reconoce que ha normalizado este tipo de situaciones y que ya se ha acostumbrado a ellas y el 92% lamenta que no recibió ayuda de personas que estaban presentes.
Miedo a una escalada de violencia
“Los resultados son contundentes”, señala la portavoz de Plan International, Julia López, para quien el estudio refleja “una realidad extendida pero no sorprendente; cualquiera que le pregunte a una mujer dirá que esto le ha ocurrido más de una vez”. Y pese a que la mayoría de los casos son verbales (aunque hay un 8% con contacto físico), muchas de las jóvenes prefieren no responder porque “siempre tienen miedo a que haya una escalada de violencia, temen que si reaccionan o contestan derive en algo más grave”.
Hay dos datos más que propician esta reacción de las mujeres, el primero de los cuales es que en un tercio de los casos (el 32%) el acoso proviene de un grupo de hombres. El segundo es que en el 12% de las ocasiones el acosador había consumido de manera abusiva alcohol o drogas.
Diseñar ciudades más seguras
Con la cascada de datos que se recoge en el estudio, la intención de Plan International es ayudar al diseño de ciudades más seguras desde un punto de vista femenino. “Históricamente, quienes han diseñado las ciudades no han tenido en cuenta la visión y las necesidades de las mujeres”, apunta Julia López, que sobre la marcha apunta mejoras que se pueden introducir para hacerlas más seguras: mejor iluminación, paradas especiales de transporte urbano, ubicación accesible de los recursos de apoyo a la mujer, que haya más puntos violetas en las zonas de ocio…
“Tiene más que ver con una sensación de seguridad percibida, a veces es algo tan simple como que una plaza esté mejor iluminada y que tenga bancos que pueden usar las familias”, lo que ayuda a generar un ambiente más amable. Según el estudio, las jóvenes sienten que lo que hace más seguro un lugar es que haya policías o vigilantes (31%), que sea un enclave concurrido (25%), que cuente con infraestructuras adecuadas (23%) y que sea una zona familiar (10%).
De todo ello ha tomado buena nota el gobierno local, en el que su directora general de Igualdad y Diversidad Sexual, Teresa García, admite que esto pone de manifiesto la necesidad de hacer de la igualdad un “eje transversal” de todas las políticas municipales. “Hay que tener una perspectiva feminista hasta de los parques, para intentar hacer una ciudad compartida por hombres y mujeres”, y lo que tiene seguro es que “si una mujer se siente insegura en la calle, hay que cambiar cosas”.
El móvil como herramienta de seguridad
El informe señala que las situaciones de acoso “provocan cambios en las rutinas diarias que pasan desapercibidas”, a lo que se suma “el despliegue de estrategias para sentirse más seguras”. Una de las más habituales es el uso del teléfono móvil como herramienta frente al acoso: los usan para fingir que hablan con alguien, para compartir su ubicación en tiempo real, para avisar de que han llegado o incluso para fotografiar a quienes las acosan.
Y tras una experiencia insegura, el 12% de las jóvenes admiten que no vuelven a caminar solar por la zona y un 21% elige un camino alternativo. Eso sí, un 11% asegura que ni cambia sus costumbres ni su itinerario, aunque la consecuencia más habitual es comentar el incidente con familiares o amigos. Solo el 1% de estos casos acaba en denuncia.
La ONG ha entregado su informe directamente al alcalde, Juan Espadas (PSOE), en una reunión en la que también han estado presentes tres de las jóvenes que han participado en el estudio, Cristina, Ana y Belén. “La erradicación del acoso y de cualquier tipo de violencia de género es una prioridad”, apuntaba el regidor, que reconocía además que las conclusiones del estudio “nos reflejan que queda mucho camino por hacer”. “Tenemos que visibilizar el problema y poner una estrategia en marcha”, apostillaba.