Punto final a los 2.381 días de Juan Espadas como alcalde de Sevilla, desde que asumió el cargo por primera vez el 13 de junio de 2016. Con un final que había preparado con esmero pero que, dejando de lado sus planes iniciales, tuvo que precipitar en las últimas horas ante la incompatibilidad del cargo con la condición de senador que asume este martes, Espadas se despedía insistiendo en que deja la ciudad mejor de lo que la encontró y con un proyecto en marcha, garantizando que va a “seguir trabajando por mi ciudad pero ahora también por toda Andalucía, por cada uno de sus pueblos y ciudades”.
Hacía así referencia a su candidatura a la Junta de Andalucía por el PSOE andaluza, del que es secretario general desde el pasado mes de julio tras, previamente, haberle ganado a Susana Díaz las primarias para ser el cabeza de cartel electoral en las autonómicas de 2022. Ahora deja el Ayuntamiento de Sevilla tras cuatro años iniciales como concejal en la oposición y seis años y medio como alcalde, en los que lideró “un proyecto ambicioso de mejora de servicios y equipamientos municipales, renovación e inversión en el hábitat urbano, protección de nuestro patrimonio histórico y cultural o proyección nacional e internacional de esta tierra”. El relevo lo tomará ahora el 3 de enero como tarde el delegado de Hábitat Urbano, Antonio Muñoz, asumiendo hasta entonces el rol de alcaldesa en funciones la primera teniente de alcalde, Sonia Gaya.
El pleno en el que la corporación municipal tomó conocimiento de la renuncia de Espadas como alcalde y concejal fue corto y con la oposición deseándole lo mejor en lo personal, que no en lo político. El ya exregidor se despidió personalmente de los concejales de todos los grupos municipales y, con el salón de plenos ya vacío, se quedó dando abrazos a compañeros de partido y funcionarios.
Espadas no hizo grandes alardes en su adiós. En una primera y breve intervención se limitó a leer su carta de renuncia, en la que incluyó que uno de sus afanes ha sido “proyectar los valores que nos definen como la sociedad rica, plural, igualitaria que somos” en una ciudad que “respeta su importante pasado y sus tradiciones, disfruta su presente y prepara su futuro”. “Ser alcalde de Sevilla es un apasionante camino en el que solo siento agradecimiento y satisfacción ante el privilegio de haber representado a mi ciudad”, subrayando además que se va con “la confianza de que el proyecto de progreso para Sevilla continúa”.
Su segunda intervención, con la que se cerró el pleno, sí tuvo un componente más personal, recordando por ejemplo cuando en marzo de 2010 su partido le encargó que dejara el Gobierno andaluz en el que era consejero para embarcarse en una tarea “épica y compleja” como era intentar que el PSOE retuviera la Alcaldía. No lo consiguió al primer intento y su derrota en las urnas dio paso a Juan Ignacio Zoido como alcalde y la mayoría absoluta más abultada de la historia democrática en la capital
Aquella corporación se constituyó en junio de 2011, en plena efervescencia del 15-M y con la casa consistorial rodeada de manifestantes gritando una frase que le marcó y que ha intentado combatir como alcalde: “No nos representan”. Una década después le toca asumir otro “reto importante” como es el asalto a San Telmo, otra “situación épica” como su primer intento con la Alcaldía y en la que también muchos “dan por hecho los resultados” que apuntan a su derrota.
En la hora del adiós, Espadas no hizo balance de sus años y se limitó a indicar que se han vivido dos crisis pero que de la actual provocada por la pandemia se va a salir de mejor manera, “hay que tener confianza y esperanza”. De su gestión dio cuatro pinceladas con respecto a cómo estaba la ciudad cuando llegó y cómo está ahora que se va: se le ha dado la vuelta a la crisis demográfica, hay más afiliados a la Seguridad Social, se ha reducido la cifra de parados y el número de empresas ha crecido hasta el “récord histórico” de 50.973 que constaban en noviembre.
En cuanto a la oposición, el PP hizo un somero repaso de lo que considera sus incumplimientos (encabezados por seguir contando con los barrios más pobres de España y la falta de limpieza), Cs se felicitó de que “termina el culebrón” de su adiós y el medio año de parálisis del Ayuntamiento y Vox le reprochó que ahora pasa a ser “representante del peor presidente que ha tenido España”. Desde Adelante Sevilla, que aglutina a Podemos e IU, se le reconoció que había sabido desenvolverse “con lo difícil que es gestionar la ciudad en minoría”. Desde el PSOE todo fueron parabienes: “Ha transformado Sevilla, es un buen gestor, una bellísima persona y un hombre de bien”.
Espadas pidió perdón por los errores cometidos e incidió en que se ha “dejado la piel” en defensa de la ciudad. Señaló como el punto culminante de estos años al pacto por la recuperación de Sevilla tras la pandemia que se aprobó por unanimidad en mayo de 2020 –“ahí sí que representamos bien a los sevillanos”– e instó a sus ya excompañeros a “seguir trabajando por Sevilla porque merece la pena”. “Seguiré muy pendiente vuestra”, les advirtió, una intervención tras la cual dio un abrazo al que será su sucesor, Antonio Muñoz, con el que ponía punto final a sus 2.381 días como alcalde.
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