La Puebla del Río ha decretado tres días de luto por el fallecimiento a los 81 años de Manolo Cabello, fundador del grupo musical que llevó el nombre del municipio sevillano por todo el mundo y se convirtió en un referente fundamental de un género tan popular como el de las sevillanas. Con esta defunción se pone fin a la leyenda de Los Romeros de la Puebla, autores e intérpretes de innumerables éxitos, que compartieron con los Rolling Stones el récord Guinness de la banda en activo más longeva manteniendo sus miembros originales.
La aventura de Los Romeros comienza a mediados de los años 60, cuando cuatro amigos y vecinos de La Puebla –José Manuel Moya, Juan Díaz, José Angulo y los hermanos Faustino y Manuel Cabello– aficionados a la música, deciden fundar un grupo de sevillanas tras la estela de figuras como Los Hermanos Toronjo, Los Hermanos Reyes y Los Giraldillos, y comienzan a representar “mucho y bien a Andalucía en muchos sitios”, como señalaría Angulo. Su imagen tampoco pasó desapercibida: trajes camperos y zahones, el uniforme de un mundo de vida rural y devoción con la que un público abundante se identificaba. No podían imaginar aún que esa incipiente carrera se prolongaría durante 45 años, acumulando una impresionante discografía de unos 60 títulos e innumerables conciertos.
Cuando cumplieron 40 años de andadura, la Sociedad General de Autores (SGAE) les hizo entrega de tres discos de diamante, equivalentes a los más de tres millones de copias vendidas a lo largo de su trayectoria, con álbumes tan celebrados como Misa de alba en las marismas, Camino de vuelta o Homenaje a Poetas Andaluces, entre otros. No había una Feria de Abril en Sevilla en la que no se esperara un nuevo lanzamiento de Los Romeros, aunque hubo años en que llegaron a lanzar hasta tres álbumes.
De los escenarios a la pantalla
En estas grabaciones, Romeros fijaron un imaginario en el que primaba la temática rociera, como su nombre indicaba, aunque también abundaban los piropos a Sevilla y a Andalucía, a fiestas tan características como la Semana Santa, la Feria o los festejos taurinos, sin olvidar sus canciones amorosas. Junto con las sevillanas, hegemónicas en su repertorio, no dudaron en explorar territorios como la rumba, la canción ligera o el pasodoble.
Entre los letristas que aportaron su pluma al proyecto de Los Romeros, destacan nombres como Aurelio Verde, Joaquín Sánchez Morales, Martín Vega Sanz, Paulino González, Paco Coria, José González de Quevedo, Juan de Dios Pareja Obregón y Manuel Garrido, mientras que la mayor parte de las composiciones musicales corrían a cargo de José Manuel Moya y Juan Díaz. Entre sus mayores éxitos figuran temas como Amapola, Palabras que se dicen por la arena, Y por Sevilla me muero, La rosa, Es mi amigo, El amor no tiene edad, Los rincones de mis sueños, Soy marismeño, El dinero, Vente con mi simpecado, Y tuvo que ser Sevilla o Mi acento es de Andalucía, entre muchos otros. Los fastos del 92 supusieron, además, un fuerte respaldo para Los Romeros, que disfrutaron de una verdadera edad de oro de las sevillanas junto a otros grupos como Cantores de Híspalis, en un momento de fortaleza para el mercado discográfico y con la capital hispalense como lugar al que el mundo dirigía su mirada.
El trabajo de Los Romeros trascendió el hasta entonces limitado ámbito del género, dando el salto a la pantalla grande de la mano de Carlos Saura y sus Sevillanas, e incluso probaron fortuna en las tablas del teatro con el veterano director sevillano Salvador Távora en su montaje Mayorales.
El respeto que la industria musical mostró siempre por su labor se extiende hasta el flamenco. El conocido crítico Manuel Bohórquez expresaba en sus redes sociales al conocer la noticia de la muerte de Cabello: “Tenía una voz prodigiosa, como la tenía su hermano. Me crié en Palomares y Los Romeros eran para los niños de los sesenta, de este pueblo, como Los Beatles. A veces pasaban por el pueblo en un coche, paraban en un bar y se detenían los relojes. Qué pena que ya falten tres miembros del grupo, pero la muerte no perdona ni siquiera a los grandes artistas. Manolo era además una gran persona, un hombre sencillo, del pueblo, que nunca fue de estrella de la música. No éramos amigos, por desgracia para mí. Pero admiraba a este hombre que hoy se nos ha ido al cielo de los ruiseñores”.
Sentir cigarrero
La compacta formación sufrió una primera baja irreparable en 2015, cuando falleció Faustino Cabello. Cuatro años después perdía la vida Juan Díaz, y ahora se despide a Manolo Cabello, a quien el ayuntamiento de la localidad cigarrera recuerda como “Hijo Predilecto de La Puebla, que siempre tendrá presente su voz, su risa, su simpatía, su indiscutible compromiso y sentir cigarrero. Manolo nunca nos dejará”, han expresado en sus redes sociales oficiales.
“Con profundo pesar, la Hermandad del Rocío de Huelva se une al luto por el fallecimiento de Manolo Cabello, un pilar fundamental de nuestra música y, en particular, del grupo Los Romeros de La Puebla”, ha dicho también esta cofradía en sus redes.
Ya en 2011, el grupo lanzó un disco con el inequívoco título Cantando decimos adiós, en el que esbozaban una despedida de los estudios de grabación y los escenarios. Con ello llegaron también los reconocimientos: en febrero de ese mismo año se les concede la Medalla de la Provincia de Sevilla; en octubre de 2018 los músicos son nombrados hijos predilectos de su localidad natal, La Puebla del Río; y en febrero de 2024, reciben su consagración definitiva con la Medalla de las Artes de Andalucía, que dos de sus componentes originales no pudieron recoger.
“Más vale tarde que nunca”, expresaron entonces en una entrevista con Europa Press, mientras celebraban el “grandioso” galardón, la culminación de una aventura que abarcó prácticamente toda su vida. La romería del Rocío y la Feria de Abril nunca volvieron a ser lo mismo tras el paso de los hermanos Cabello y los Romeros, cuya huella persistirá mucho tiempo entre sus seguidores y los continuadores de su legado.