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El dato que explica la dificultad para alquilar un piso en Sevilla: darle uso turístico es un 440% más rentable

Turistas buscando su apartamento en una calle del centro de Sevilla.

Antonio Morente

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El número de pisos turísticos no deja de crecer, una evidencia a la que acompaña la de que el propietario de una vivienda prefiere destinarla a este uso antes que al alquiler convencional porque le resulta más ventajoso. Un estudio del Ayuntamiento de Sevilla le pone ahora cifras a esta situación, y de paso explica por qué cada vez cuesta más trabajo conseguir en estas zonas un alquiler de larga duración: la rentabilidad se dispara un 440% con el uso turístico y llega a rozar el 500% en el barrio con más visitantes de la capital hispalense, el de Santa Cruz. Esto, asimismo, propicia que los inquilinos que logran alquilar un piso tienen que hacer frente a una renta sensiblemente más elevada.

El documento sobre el impacto de los pisos turísticos en Sevilla, elaborado por la Empresa Municipal de Vivienda (Emvisesa) para conocer la situación de cara a la limitación de esta oferta aprobada por el gobierno local del PP, aporta datos que van más allá de cuáles son los puntos más tensionados por el exceso de este tipo de oferta. Y la conclusión no es otra que esta modalidad “tiene una rentabilidad económica para su propietario muy superior que si la destina al uso convencional”.

El resultado, blanco y en botella. “Esta alta rentabilidad hace mucho más atractivo este uso”, lo que lleva a que los dueños que tienen sus inmuebles en alquiler convencional “acaben destinando su viviendo a uso turístico, ya que obtendrán unos mayores beneficios”. “Es la propia dinámica económica del mercado de alquiler de viviendas la que acaba llevando a la saturación de determinados ámbitos territoriales”, más concretamente 11 barrios del casco antiguo que se consideran colmatados y en los que ya no se van a dar nuevas licencias para seguir abriendo pisos turísticos.

Las 11 zonas saturadas son las que cualquiera que pasee por el centro no tiene dificultades en identificar: Santa Cruz, Arenal, Alfalfa, San Bartolomé, Feria, Encarnación-Regina, Santa Catalina, casco antiguo de Triana, San Lorenzo, San Gil y San Vicente. Es decir, el puro corazón del centro histórico, donde también se multiplica la rentabilidad entre alquilar la vivienda de manera convencional o hacerlo para un uso turístico: 484% en Santa Cruz, 478% en San Bartolomé, 459% en la Alfalfa y Encarnación-Regina, 447% en San Gil... Los datos, por ejemplo, apuntan que con un piso que se puede alquilar en Santa Cruz por 850 euros al mes se pueden obtener hasta 189 euros diarios si se reserva para turistas.

Esto arrastra otro efecto colateral, que no es otro que el encarecimiento de los pisos en estas zonas, tanto los que están a la venta como sobre todo los que se ofertan para alquilar. “La disminución de la oferta de viviendas”, dado que la mayoría se desvían al uso turístico, “tiene un impacto al alza sobre los precios de venta y alquiler” en la medida que está “disminuyendo la oferta” inmobiliaria disponible para estos fines.

Imposible para las rentas más bajas

“Estamos en condiciones de relacionar el incremento del número de viviendas de uso turístico con el aumento de precio que se imprime a los inmuebles residenciales”, señala el informe, una afirmación referida al acceso a un piso en propiedad. Esto, en consecuencia, obliga a un esfuerzo económico que “supera sensiblemente el promedio municipal”. Asimismo, “estos barrios se constituyen como ámbitos de alta demanda de vivienda en alquiler”, lo que lleva a precios “muy por encima de la media municipal”.

En definitiva, los barrios con más pisos turísticos “presentan mayores precios de alquiler de vivienda colectiva”, reitera el estudio. Una situación que “dificulta el acceso a la vivienda a aquellos colectivos que presentan menores niveles de renta”, lo que en última instancia está expulsando a vecinos históricos que tienen que dejar las zonas en las que siempre han vivido porque no pueden hacer frente a las rentas que se están pidiendo.

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