Docentes de un instituto de un barrio desfavorecido de Sevilla denuncian las “carencias” con las que inician el curso

“Ratios abusivas, falta de personal e infraestructuras deficientes”. Esos son los elementos que encabezan la lista de “carencias” que ha denunciado el profesorado del IES Diamantino García Acosta la mañana de este jueves ante la sede de la Delegación Territorial de Desarrollo Educativo en Sevilla, y a las puertas del inicio del curso escolar.

El claustro de profesores de este instituto “de difícil desempeño y de compensatoria” –es decir, cuenta con alumnado con necesidades educativas especiales, con dificultades socioeconómicas y bajos niveles de rendimiento– pone ante todo el foco en la necesidad de aliviar la ratio de alumnos, que en algunos cursos roza los 30 por aula, el máximo establecido para Secundaria en la normativa estatal. De ahí que docentes como Olga Solano califiquen de “abusivas” las ratios que autoriza el Gobierno andaluz en este tipo de “centros de especial dificultad”.

De hecho, el Diamantino –ubicado en el barrio de Su Eminencia, “uno de los más pobres de Europa”– ha arrancado septiembre con “ratios ilegales”, ya que solo contaba con dos unidades en segundo de la ESO para 64 alumnos (32 en cada aula). “Llevamos reclamando una tercera unidad para repartir al alumnado desde antes del verano, cuando el equipo directivo ya sabía las matrículas que teníamos”, recuerda Olga Solano, quien es también representante sindical de Ustea. “A principios de septiembre se volvió a reclamar y no hemos tenido respuesta hasta este miércoles, cuando ya habíamos convocado la manifestación”, apunta la profesora de Educación Física en conversación con SevillaelDiario.es.

Escasez de recursos

Aunque la Consejería ha accedido a autorizar esa tercera unidad para cumplir con la normativa, el claustro ha mantenido la convocatoria porque “nos siguen faltando muchos recursos que hemos perdido del curso pasado”. Olga Solano se refiere, por un lado, a la falta de personal, pues aún no tienen asegurado que este curso vayan a contar con un profesional de audición y lenguaje a tiempo completo, un segunda orientador ni un trabajador social. Figuras todas ellas que se antojan indispensables para el día a día en el centro, dado que su comunidad “vive en un estado extremo de vulnerabilidad, por lo que debería contar con recursos adecuados para atenderla”.

El alumnado del IES Diamantino va a arrancar el curso, además, con un inmueble menos, que albergaba hasta este verano dependencias como el laboratorio, la biblioteca, un aula de plástica y varios departamentos. “Este verano se ha demolido un edificio anexo que llevábamos ocho años pidiendo que arreglaran por salud laboral, porque era peligroso”, explica la representante de Ustea. El problema ahora es que la Junta de Andalucía “lo ha tirado sin darnos alternativa y ahora todo eso tenemos que meterlo en el edificio principal, por lo que estaremos mucho más hacinados”, lamenta Solano.

Con ganas a pesar de todo

Junto a los docentes que se han congregado este jueves frente a la Delegación Territorial para reivindicar sus demandas –respaldadas por las organizaciones sindicales de CGT, CCOO, UGT y USTEA, así como por los grupos municipales de PSOE e IU–, se han concentrado algunos estudiantes como Aitor y Paula, que han querido apoyar las reclamaciones de sus profesores. “Nos da pena que nuestro centro no pueda mejorar”, expresan estos dos alumnos de cuarto de la ESO.

A sus ojos, el principal problema que afrontan este curso 2024/2025 es la ausencia de esas instalaciones ahora derruidas. “Íbamos mucho a ese edificio, sobre todo a la biblioteca”, recuerda Paula. Su compañero Aitor también considera un inconveniente que haya tantos alumnos por aula. “Cuantos más alumnos, más complicado es para el profesor, que no puede estar pendiente de todos”, explica este joven antes de añadir que en el Diamantino “siempre ha pasado que los profesores no dan abasto”.

A pesar de todo, el profesorado afronta el nuevo curso “con ganas de atender a ese alumnado que no se merece las condiciones en las que estudia”. “Nosotros ya estamos acostumbrados al abandono al que nos somete cada año la administración, pero no es justo que terminemos cada día con tales niveles de estrés y ansiedad”, critica la profesora de Educación Física en nombre de sus compañeros del instituto. Aun así, concluye Olga Solano, “somos un claustro muy comprometido, que tiramos para adelante y que seguimos luchando para que pueda mejorar la realidad del centro”.

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