“Trabajamos para defender los derechos humanos” explican Isabelle Huppont y Marina Escobar, investigadoras que trabajan con la Inteligencia Artificial (IA) en el Centro Común de Investigación (JRC) de la Comisión Europea, a los niños y niñas del CEIP Altos Colegios Macarena de Sevilla. El objetivo es acercar sus conocimientos al alumnado de 3º y 4º de Primaria. A través de ejemplos cotidianos, los menores han conocido las oportunidades y riesgos que tienen los algoritmos gracias al proyecto “Una científica en tu cole andaluz”, de la Asociación de Mujeres Investigadoras y Tecnólogas (AMIT).
“Google, Alexa o Siri” son las respuestas que las personas más pequeñas de la sala han dado al ser preguntados por ejemplos de IA. Las ponentes han explicado cómo la inteligencia artificial ha llegado para facilitar la vida de mucha gente, pero también han avisado de su lado menos bueno: “Hay que sacar lo mejor de ella, pero con cuidado”. Los algoritmos han conseguido estimular el aprendizaje a través del entretenimiento; ayudar al seguimiento de tratamientos, recordando y anotando eventos o dando acceso a mucha gente, ya que son fáciles de usar.
Las científicas han reflexionado sobre hasta qué punto está presente en nuestras vidas y cómo de fiable es para los seres humanos: “Un tipo de estos algoritmos son los que hablan. Chatbots, robots sociales, asistentes sociales y máquinas telefónicas”. Huppont y Escobar han mostrado al alumnado tres tipos de inteligencia artificial a través de distintas actividades. En la primera, llamada “la IA que te habla”, los niños y las niñas han realizado experimentos con un agente conversacional muy popular, que casi todos conocen por tenerlo en casa. Las ponentes han explicado que este agente no siempre entiende muy bien las voces de las personas más pequeñas de la sala, lo cual les ha hecho reflexionar de nuevo sobre “la importancia de que estos dispositivos se adecuen a las necesidades de cada usuario”.
También han debatido sobre el hecho de que este tipo de asistentes generalmente tenga voces femeninas y de cómo esto “perpetúa estereotipos machistas (por ejemplo, el estereotipo de una secretaria obediente a tu servicio)”. El alumnado ha podido escuchar un ejemplo de voz generada artificialmente, que ha sido concebida como género neutro para ser una alternativa al uso de voces sintéticas estereotipadas. Después, han jugado con el agente conversacional a “Akinator: ¡Adivina el personaje!”.
“La IA que hace arte” ha sido la segunda actividad, en la que las científicas han hecho una demostración con los niños y niñas donde han dibujado, a través de la voz, “un gato disparando bolas de lana en una fiesta con efecto pixelar”. Ante el debate actual, las ponentes han manifestado que “la IA no reemplaza a las personas artistas porque ellas están tomando esta herramienta para seguir con su arte”.
El último ejercicio del taller se ha denominado “la IA que te ve”, en el que Huppont y Escobar han expuesto qué es el reconocimiento facial y han probado en vivo un software capaz de detectar rostros y analizarlos. Igualmente, han demostrado cómo este software funciona bien con personas blancas, pero que no ocurre lo mismo con personas negras. “Esto nos ha dado pie a reflexionar sobre la necesidad de hacer que estos algoritmos no discriminen a nadie en función de su raza”.
Las científicas han concluido el taller explicando el objetivo de su trabajo en el Centro Común de Investigación de la Comisión Europea en Sevilla, que no es otro que “lograr que la IA sea justa, transparente, fiable, diversa e igualitaria, y que no discrimine a sus usuarios en función de su edad, género o etnia”.
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