José Luis Sanz, el tercer alcalde de Sevilla del PP arranca su etapa con “el espíritu transformador del 92” y con aviso de Vox

José Luis Sanz, con la vara de mando que le acredita como alcalde.

Antonio Morente

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José Luis Sanz (Sevilla, 1968) ya tiene en sus manos el bastón de mando que le acredita como alcalde de Sevilla, el tercer regidor del PP que asume el cargo desde la restauración de la democracia tras Soledad Becerril (1995-1999) y Juan Ignacio Zoido (2011-2015). Y precisamente uno de sus retos es atornillar a su partido a la Alcaldía hispalense, que su periodo no sea flor de un mandato como ocurrió con sus predecesores, que –contra todo pronóstico en ambos casos– no fueron capaces de prolongar su estancia en el principal sillón del pleno. Sanz ha asumido el cargo en un pleno de investidura al que no ha faltado el presidente de la Junta de Andalucía, Juan Manuel Moreno, que de tener dudas iniciales con su designación (no era hombre de su círculo de confianza y fue avalado por la anterior dirección nacional de Pablo Casado en un indisimulado pulso con los dirigentes andaluces) pasó a convertirse en su principal punto de apoyo, hasta el extremo de que el por entonces aspirante acabó presentándose en los actos como “el candidato de Juanma Moreno en Sevilla”.

Sanz empieza una andadura en solitario apoyado en los 14 concejales que tiene el PP, a dos de la mayoría absoluta, desestimando los cantos de sirena que le han llegado desde Vox para apuntalar el gobierno local con sus tres ediles, pero consciente de que tendrá que entenderse con la formación de ultraderecha para sacar adelante cuestiones clave como el presupuesto municipal. Enfrente tendrá a 12 concejales socialistas todavía melancólicos tras perder la Alcaldía que ostentaba Antonio Muñoz y a la coalición progresista que lideran Podemos e IU, que sigue tentándose la ropa tras pasar de cuatro a dos ediles.

Con la Marea Blanca sanitaria concentrada en la puerta del Ayuntamiento, reprochándole a Moreno sus recortes en materia sanitaria, en el interior del Salón Colón en el que se ha cumplimentado el ceremonial ha sido Vox el que ha intentado marcar el paso, sin ocultar su malestar por anunciar Sanz su gobierno antes de ser regidor... y sin contar con ellos. La formación de ultraderecha ha insistido en que un “gobierno inestable” pone en entredicho el compromiso supremo de “erradicar las políticas de izquierda”, y que si no hay pasos firmes en este sentido se convertirán en una oposición firme. Las prioridades las verbalizó la portavoz ultraconservadora, Cristina Peláez: combatir “la falsa memoria histórica que desentierra muertos por unos votos”, acabar con la “propaganda de género”, liquiedar el “fanatismo climático” y una lucha decidida “en defensa de la vida”. 

El alcalde saliente, Antonio Muñoz (PSOE), le ha ofrecido diálogo, pero con la advertencia de que estarán enfrente si se producen “retrocesos sociales” por “acuerdos con la extrema derecha”. “Tendrá que mirar a la extrema derecha o a nosotros, esa será su elección”, ha apostillado, además de incidir en que “dejamos el gobierno con la cabeza bien alta y el orgullo del trabajo bien hecho”. La portavoz de la coalición Podemos-IU, Susana Hornillo, ha puesto el acento en que “Sevilla está atravesada por la desigualdad” y ha subrayado que estarán vigilantes para que el PP “no participe en la fiesta negacionista de la ultraderecha”.

“Un alcalde incómodo”

Sanz, por su parte, ha presentado un programa de gobierno en solitario, pero siendo consciente de que siempre necesitará del apoyo de otra formación política para salir adelante. Por ello, ha tendido la mano a PSOE, Vox y la formación de izquierdas “para que trabajemos juntos por Sevilla”, con el aviso añadido de que “no pondremos líneas rojas ni vetos a nadie”.

Las prioridades que ha marcado son limpieza y seguridad, la reducción de la “brecha social” en los barrios más pobres de España y la reclamación de “infraestructuras básicas” que permitan el desarrollo de la ciudad. En este sentido, ha subrayado que va a ser reivindicativo, “un alcalde incómodo para el resto de las administraciones si Sevilla no es tratada como se merece y necesita”. En esencia, su larga petición de proyectos y prioridades lo ha resumido en un objetivo: “recuperar el espíritu transformador de la Sevilla del 92”.

El ya regidor hispalense ha llegado al cargo tras una larguísima campaña de 600 días, y después de ser alcalde de la vecina localidad de Tomares durante 15 años. La que va a ser su política en estos cuatro años la ha resumido en que hay que “mejorar la calidad de vida en todos los barrios” de Sevilla, una tarea que asume con ilusión “porque sé cómo hacerlo” gracias –asegura– a un proyecto ya testado en su etapa como máximo responsable tomareño. “Desarrollé un modelo de gestión de éxito que vamos a aplicar en cada barrio de Sevilla, sé que el modelo funciona”, aunque para ello cuenta con el indisimulado apoyo del Gobierno andaluz. Tanto es así, que ha anunciado “una nueva etapa” presidida por “el apoyo, la colaboración, el entendimiento, la cooperación y las sinergias con la Junta de Andalucía”.

Despertar al gigante

Tras emocionarse al punto de las lágrimas al agradecer el apoyo de su mujer y sus hijos, ha definido a la ciudad como “un gigante que lleva décadas dormido” al que hay que despertar. “Sevilla tiene que volver a funcionar”, y para ello ha desgranado medidas entre las que ha incluido la construcción de pasos subterráneos en San Lázaro y la avenida de Montes Sierra, el soterramiento de la ronda urbana norte y la derogación del nonato Plan Respira, que iba a limitar el acceso del vehículo privado al centro de la ciudad. Ha anunciado también una auditoría de todo el arbolado urbano y no renuncia a uno de sus proyectos más singulares, el traslado del Museo de Bellas Artes al Rectorado de la Universidad de Sevilla, al que la propia institución (propietaria del inmueble) se ha negado reiteradamente.

Entre las frases que ha dejado en su intervención, resalta su objetivo de convertirse “en el mejor comercial de Sevilla”, su intención de “cambiar muchas inercias” y su ambición “para que seamos referentes en el mundo”, para lo que se apoyará en tres fechas: 2026, 2027 y 2029. En 2026 se celebrarán los 500 años de la boda de Carlos V en el Alcázar, en 2027 es el centenario de una de las generaciones poéticas “más importantes de la historia” –que tuvo su puesta de largo en Sevilla– y en 2029 serán los cien años de la Exposición Iberoamericana que transformó la ciudad.

“A Sevilla le ha faltado un proyecto de ciudad”, ha criticado, y ha anunciado que el suyo va a ser “el mandato de los barrios”, con la vista puesta en convertirlos en “referentes en calidad de vida”. Además de buscar el equilibrio entre turistas y residentes, ha augurado que “nuestro futuro no está en la alfombra roja de los Goya”, sino en la innovación, el emprendimiento, la tecnología y la creatividad. ¿Objetivo? Que la ciudad “sea la gran capital industrial, empresarial y tecnológica del sur de España”.

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