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El II Congreso de Hermandades y Piedad Popular permitirá la “dinamización cultural” de Sevilla, “reforzando su posicionamiento” como destino cultural. El Gobierno andaluz esgrime estos argumentos cuando precisamente la subvención extraordinaria de 600.000 euros que ha concedido ha soliviantado a agrupaciones de artes escénicas, que entienden esta decisión (por la que han pedido explicaciones con una carta remitida a la consejera de Cultura) como un desprecio al sector.
Tal y como recoge el expediente que justifica esta ayuda, la Junta de Andalucía considera que hay sobradas “razones de interés público, económico y social” para proceder a una subvención para la que se habrían usado “sobrantes” de la Consejería de Cultura. No sólo eso, sino que además se ha permitido el pago anticipado al Consejo de Hermandades de Sevilla –organizador de un evento que impulsa el Arzobispado hispalense– del importe íntegro de manera anticipada, cuando estas ayudas se abonan una vez justificadas.
Los 600.000 euros que aporta el Ejecutivo andaluz cubren la mitad de los costes de este evento, que tiene un presupuesto de 1,2 millones de euros. No es el único dinero público que reciben los organizadores, ya que la Diputación de Sevilla aporta 49.900 euros, mientras que el Ayuntamiento hispalense no hace una asignación económica directa sino que exime al Consejo de Hermandades de pagar la tasa por ocupación de la vía pública por instalar casi 22.000 sillas para seguir en vivo la procesión. Además, calcula en 2.450.000 euros el despliegue de servicios públicos (seguridad, transporte, limpieza...) que tendrá que asumir.
Con todos estos ingresos, más los que aportan numerosos patrocinadores privados, tanto Arzobispado como Consejo consideran que no tendrán que poner ni un euro de sus propios recursos para financiar el acontecimiento. Y eso sobre todo gracias a los 600.000 euros de la Junta, que suponen no sólo la mitad de lo que cuesta el congreso sino también –denuncia el sector cultural– la mitad de lo que se destina a la promoción de todo el ámbito del teatro, la música, la danza y el circo en Andalucía. Estas mismas voces lamentan el ahogo de las empresas de artes escénicas “mientras el dinero se va para asociaciones privadas de carácter religioso”.
La Consejería de Cultura señala que “ha querido sumarse a este magno acontecimiento” con esta “subvención directa de carácter excepcional”, que abona con antelación al considerar que existen “razones de interés público, social, económico o humanitario”. Así lo avaló la semana pasada el Consejo de Gobierno, que era el requisito previo imprescindible no sólo para librar la partida económica, sino para hacerlo por anticipado.
El documento resalta que alrededor del congreso se desarrollan exposiciones relacionadas con el patrimonio artístico y documental, así como varios conciertos. Asimismo, incide en que el previsible impacto económico de esta celebración “multiplicará significativamente la inversión destinada a su organización”.
En este sentido, y además de la “dinamización del mundo cultural de la ciudad”, las muestras abiertas al público le darán “visibilidad a los sectores productivos relacionados con el entorno de las hermandades y el patrimonio religioso”. Cuestión al margen es considerar si esto es tan impactante en una ciudad como Sevilla, en la que estas actividades son muy comunes y están muy arraigadas en el día a día de la capital.
“Sevilla se convertirá en centro y capital del mundo cofrade”, argumenta la Consejería de Cultura, aunque hay que tener en cuenta que eso será así no tanto por las exposiciones y conciertos, sino por la gran procesión Magna que clausurará el congreso. El domingo día 8 desfilarán en sus pasos las cuatro imágenes más populares de la capital (Macarena, Esperanza de Triana, Gran Poder y Cachorro) con tres de las principales devociones de la provincia, las de Valme (Dos Hermanas), Consolación (Utrera) y Setefilla (Lora del Río). A ellas se une la patrona de Sevilla, la Virgen de los Reyes.
El expediente también incide en que el evento dejará una “importantísima huella económica” gracias sobre todo a la hostelería (aunque están que trinan por no poder poner veladores), el transporte o la restauración. Pero el impacto no será sólo turístico, sino que el Gobierno andaluz considera que estos beneficios también salpicarán a buena parte del sector cultural: “empresas culturales, profesionales de la restauración del patrimonio o del diseño y gestión de exposiciones y conciertos, entre otros”.
Cultura acumula más argumentos para justificar la subvención, como “la singularidad cultural, artística, religiosa y social” del Congreso de Hermandades, “cuya relevancia desborda el ámbito local sevillano”. En definitiva, que toda esta actividad atraerá a un elevado número de visitantes (la asistenia a la Magna el día 8 se calcula en más de un millón de personas), lo que “conllevará un significativo aumento de ingresos para el sector de la hostelería y para el comercio en general”. Todos estos elementos confluirán “reforzando el posicionamiento de la ciudad de Sevilla como destino cultural”.
Esta línea argumental es la que mantuvo la consejera de Cultura al firmar con el presidente del Consejo de Hermandades, Francisco Vélez, el convenio de colaboración que llega con 600.000 euros bajo el brazo. Patricia del Pozo señaló que el Gobierno andaluz “tiene la obligación y la responsabilidad” de apoyar a todas las manifestaciones artísticas y culturales, “las más cultas y las de raíz popular”. Y en este sentido, subrayaba que “el arte sacro supone miles de empleos que mantienen vivos oficios con muchos siglos de tradición”.
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