La cercanía del 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, ha puesto sobre la mesa la cuestión de si deben celebrarse o no unas manifestaciones que se han convertido en todo un símbolo de una de las jornadas del año en las que se reivindica con más fuerza en la calle. En Sevilla ya hay tres convocatorias feministas autorizadas para ese día, lo que alimenta un debate en el que ha entrado el alcalde, Juan Espadas (PSOE), para reivindicar que se haga “algo testimonial”. En caso contrario, y entre otras cosas, supondría un agravio comparativo con la Semana Santa.
“Si no podemos tener pasos en la calle tampoco deberían producirse concentraciones masivas que conlleven el mismo nivel de riesgo o más”, reflexiona el regidor. Pero la cuestión es que prohibir, no pueden prohibirse por mucho que sigamos en estado de alarma, así que todo queda supeditado a la responsabilidad de la asociación de turno que convoque. Eso sí, el decreto estatal que respalda las restricciones vigentes en principio hasta finales de abril sí recoge que cualquier manifestación podrá “limitarse, condicionarse o prohibirse cuando en la previa comunicación presentada por los promotores no quede garantizada la distancia personal necesaria para impedir los contagios”.
Informe preceptivo de la Junta
En este contexto, y pese a la situación de estado de alarma vigente, se sigue el mismo procedimiento administrativo con la salvedad de que la comunicación previa debe acompañarse de un informe preceptivo de la Junta de Andalucía como máxima responsable en materia de salud. Así, la Administración andaluza ya ha dado luz verde a tres eventos el 8 de marzo en Sevilla, en los que es obligatorio mantener la distancia de seguridad y el uso de mascarilla.
La Subdelegación del Gobierno, que no puede desvelar ni los convocantes ni los lugares elegidos, sí confirma que estas tres manifestaciones son móviles (es decir, que los participantes pueden desplazarse) y que no coinciden ni en horario ni en recorrido. E insiste en que, en propiedad, no puede ni hablarse de que el Gobierno o la Junta ‘autorizan’ estos actos, lo que se hace es seguir el procedimiento administrativo habitual (no se han dado instrucciones específicas) para el desarrollo con normalidad de un derecho fundamental.
Protestas en la calle
De hecho, una cosa es que el 8M haya encendido el debate y otra muy distinta que las del Día de la Mujer vayan a ser las primeras manifestaciones que se celebran desde que estamos en pandemia. El propio alcalde de Sevilla ha recordado que no son pocos los colectivos o sectores productivos que están protestando en la calle, “siempre cumpliendo con las medidas de seguridad y sanitarias”.
Esto no quita para que considere que el ejercicio de este derecho el 8M tendría que hacerse “de manera restringida, con distancia suficiente entre los participantes y en espacios muy abiertos, como la Plaza de España”. Y por ello apela a la prudencia y al sentido común de los convocantes.
El presidente de la Junta de Andalucía, Juanma Moreno (PP), también ha terciado para señalar que el 8M “hay que expresarse en defensa de la igualdad de las mujeres, pero siempre atendiendo a los criterios sanitarios”. Eso sí, y teniendo en cuenta que en Andalucía se les dice a los ciudadanos que no pueden reunirse más de cuatro personas, “queda un poco extraño algunas de las propuestas” de cara a ese día.
En la Plaza de San Francisco
Sea como sea, este 8M las imágenes serán muy diferentes a las de hace un año, cuando decenas de miles de personas se congregaron en las calles para participar en las dos manifestaciones celebradas ese día, una convocada por la Asamblea Feminista Unitaria Sevillana y otra por el Movimiento Feminista de Sevilla. Esta última entidad ha convocado para ese día una concentración a las 18.30 en la Plaza de San Francisco con el lema ‘Unidas y fuertes. Feminismo siempre’, un acto al que se llama a la participación “porque nuestras reivindicaciones son inaplazables”. Por cierto, que en la convocatoria se recuerda que es obligatorio el uso de mascarillas y mantener la distancia de seguridad.
El debate es nacional, con la ministra de Sanidad, Carolina Darias, subrayando que “no ha lugar” a actos multitudinarios, unas recomendaciones que el Ministerio de Igualdad ha dicho que asume aunque teniendo en cuenta también lo que digan las delegaciones del Gobierno y las comunidades autónomas. Y en Madrid, por ejemplo, ha hecho su ruido el que se diga que se autorizarán actos con una presencia inferior a 500 personas.
Normativas diferentes
La cifra, traída a Sevilla y más en plena Cuaresma, ya ha llevado a más de uno a decir que hay hermandades con bastantes menos nazarenos, una sensibilidad que recogía el alcalde al hablar de agravios comparativos. El matiz lo ponen en la Subdelegación del Gobierno: no es extrapolable porque aquí rige lo que marca la Junta de Andalucía, bastante más restrictiva que la Comunidad de Madrid, que sí permite eventos en los que no haya más de ese medio millar de participantes.
Y como estamos en Cuaresma, Juan Espadas ha advertido sobre el riesgo que conlleva el que se produzcan aglomeraciones en el interior de los templos. “Estamos pidiendo a las hermandades un 'plan de autoprotección', por decirlo de algún modo, y la Policía Local va a colaborar para que esas concentraciones no tengan lugar. Se puede entrar o salir de los templos con suficiente distancia”, ha señalado. Todo ello mientras asoma a la vuelta de la esquina un 8M para el que, insiste, “no se pueden hacer convocatorias que llamen a una gran concentración”.
Mientras tanto, Vox sigue a lo suyo y el grupo municipal en el Ayuntamiento de Sevilla anunciaba que solicitará en el próximo pleno que se suscriba una declaración institucional para el 8M sea el Día Nacional de las Víctimas del Coronavirus. La propuesta, que no tiene ninguna opción de salir adelante, propone recordar así “el día en el que el Gobierno de la nación, aun disponiendo de amplia información por parte de las autoridades sanitarias, optó por ocultar la realidad a los españoles”.