Sobre este blog

Este es un espacio donde opinar sobre Sevilla y su provincia. Sus problemas, sus virtudes, sus carencias, su gente. Con voces que animen el debate y la conversación. Porque Sevilla nos importa.

El incansable de la Plaza Nueva

Fran Fernández

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Este es un espacio donde opinar sobre Sevilla y su provincia. Sus problemas, sus virtudes, sus carencias, su gente. Con voces que animen el debate y la conversación. Porque Sevilla nos importa.

“Presidente de la Diputación ya he sido”, me dijo Alfredo una tarde de febrero del 98 en su despacho de la presidencia de la Diputación de Sevilla. Llevaba en el cargo escasos dos años y me anunció que quería presentarse a las primarias para ser el candidato a la alcaldía de Sevilla. Yo era su jefe de gabinete en la institución y estoy seguro de que no fui el primero en saber de sus intenciones, pero sí que fui de los primeros en ponerme a trabajar para alcanzar ese objetivo. Alguien mal intencionado puede pensar que esa frase es la expresión de una persona soberbia y ambiciosa, pero con ello solo demostraría no conocer a Alfredo Sánchez Monteseirín.

Él siempre ha tenido un profundo compromiso en cambiar la sociedad, por transformar la realidad de miles de personas. La ciudadanía espera de sus gobernantes que le mejoren la vida, y por eso Alfredo hace del progreso y del avance social una bandera de lucha continua. Nunca ha cejado en ese empeño. Estaba entonces en su primer mandato en la presidencia de la Diputación, institución que conocía sobradamente, lo que podría haberle permitido renovar, con facilidad, su cargo. Sin embargo, su inconformismo y su voluntad de servicio le llevaron a jugarse su cómoda posición institucional. En la Diputación de Sevilla, antes de ser presidente, entre otras cosas había desarrollado la reforma psiquiátrica, puesto en marcha los servicios sociales comunitarios de toda la provincia, con un estándar de calidad independientemente del tamaño de cada municipio, desarrollado los servicios de infancia y creado los equipos de tratamiento de las drogodependencias, dándole a los servicios sociales de la provincia un impulso sin igual.

Incansable, imparable, Alfredo siempre ha entendido que las instituciones son el instrumento de cambio que tiene la política para alcanzar cuotas de bienestar social y a ese empeño se dedicó durante 12 años de su vida como alcalde de Sevilla.