Raule: “Mi sueño de chico era quitar a mi madre de trabajar y lo he conseguido”

Raule inicia 2024 con el inminente lanzamiento de su nuevo álbum: 'Zurdo'

Sara Rojas

6 de diciembre de 2023 20:24 h

0

Raúl Rubiales (Jerez de la Frontera, 1984) desprende ese aire flamenco que rodea a la buena gente. Ese aire canalla de las calles de Jerez que inspiraron Los Delinqüentes. El aire de los artistas que conquistan al público desde la sencillez –sin protocolo–, dotando de verdad las historias cotidianas que transforma en canciones. Con su tema La habitación prohibida (2020) se abrieron las puertas del limbo que lo aupó a una nube en la que todavía sigue, aunque sin despegar los pies del suelo, porque tiene una familia y unos colegas antibalas que lo anclan a la tierra, a sus raíces. Las que regaron su padre carpintero y su madre cocinera (“una de las mejores que ha tenido Jerez”) con valores de humildad, gratitud y generosidad. Creció con un cajón entre las piernas (que llevaba a todos sitios “para montar la fiesta”) y con el sueño de “quitar a mi madre de trabajar” porque “la veía echar muchas horas”. Hasta que no lo consiguió, asegura, no se abrieron otras metas en su cabeza.

Ahora, Raule sueña despierto en cada concierto al ver a miles de personas emocionarse con sus canciones. Volverá a hacerlo en 2024 desde uno de los escenarios más emblemáticos del país: el de la Plaza de España en el marco del Icónica Fest, como él mismo cuenta a SevillaelDiario.es, durante una visita a la ciudad en la que confirma que el 14 de junio es la fecha del “gran concierto” de su nueva gira en la que dará a conocer su último disco: Zurdo. Un trabajo que ha inspirado su hijo de año y medio y que habla de ese “zurdo autodidacta que empezó tocando la guitarra viendo vídeos de Youtube” y ha sido capaz de formar su propio comando canalla que lo sigue por todo el país. Mientras lo verbaliza parece que se estuviera pellizcando para cerciorarse de que no está soñando.

En la conversación que mantiene con este periódico (tiene más de charla que de entrevista porque Raule habla sin necesidad de preguntas), analiza su carrera como si estuviera hablando “con mi madre o con mi mujer”, es decir, “con el corazón encogido”, porque aún no ha sido capaz de asimilar todo lo que vino tras la abrumadora acogida que tuvo Cruje la cama (2022). Desde ese momento, la industria de la música lo ha reconocido como artista revelación, pero él no olvida los 20 años que lleva “currando” en este mundo. Por eso, cuando baja del escenario desde el que le han aplaudido y endiosado miles de personas, se esfuerza por “seguir siendo el que era”. De ahí que no sólo lo podemos ver actuando en las salas más icónicas del país, sino también “me vas a encontrar algún día en el Mercadona comprando jamón con las chanclas puestas”.

De tocar el cajón en un coro rociero a recibir premios como el Odeón en la categoría de “Artista revelación Flamenco”. ¿Sigues flipando? Que es una de las expresiones que más te he escuchado decir cuando te preguntan por tus éxitos.

Todavía sigo flipando, sigo en una nube. Yo digo que en algún momento me van a despertar, me van a decir: “Venga tonto, saca la mano de la escupidera y despiértate ya, que esto ha sido un sueño”. Pero es que la verdad que cuando las cosas van tan rápido no te da tiempo a poderlo asimilar. Date cuenta que nos montamos en una moto a primeros de año y ya no te bajas hasta finales. Paco de Lucía decía que cuando veía los acordes de la gente de Estados Unidos le pasaba como cuando te montas en un tren con los postes de luz, que pasan tan rápido que no los veía. Pues yo creo que esto es más o menos lo mismo. Después de tanto trabajo que ahora te vayan las cosas así es una pasada.

Si te apetece, me gustaría recordar un poco esos inicios, ¿cuándo empezaste a cantar?

Yo empecé con siete años en un coro rociero. Me gustaba mucho lo que era la percusión. Mi padre era carpintero y él me hizo un cajón. Y ese cajón me lo llevaba a todos lados, era como mi móvil en aquel entonces (se ríe). Y así yo intentaba montar la fiesta, hasta que me di cuenta de que se me daba mejor cantar que tocar. Y ahí empecé a ir componiendo algunas letrillas. Allí en Cádiz se estila mucho la zambomba, así que intentaba crear villancicos porque es verdad que cuando llegaba la Navidad pues había muchos grupos que tocaban en la calle y yo necesitaba algo para poder cantar en la calle. Y todo empezó por ahí. Ya después fui conociendo a gente del barrio de Santiago, más flamenco, porque yo estaba en un colegio súper estricto y me di cuenta de que eso otro era mi rollo, eso era lo que a mí me gustaba, ser más canalla y no tan estirado. Ahí creo que fue cuando me di cuenta un poco de lo que quería hacer en la vida. No sabía si iba a ser cantante o manager, pero me gustaba mucho este mundo. Aunque es duro, es muy gratificante cuando haces las cosas bien y te salen bien, claro.

Para mí es una satisfacción muy grande poder echarle una mano a mis padres y conseguir que tu familia esté bien

¿Con qué soñaba Raúl Rubiales entonces, cuando tocaba el cajón? 

Mi sueño de chico era quitar a mi madre de trabajar y lo he conseguido. He podido quitar a mis padres de trabajar, que para mí ha sido lo más fundamental, quitarle a mi madre la hipoteca y que mi madre no volviera a coger una sartén más en su vida y que estuviera en mi casa con su nieto y que disfrutara de la vida, que bastante ha trabajado ya. Ese ha sido mi sueño, tener una vida buena para ayudar a los míos. Da la casualidad de que ha ido de la mano de que la música me ha dado esa oportunidad de poder cumplir ese sueño que yo tenía. Simplemente era eso. Ya después empezaron a venir sueños más grandes cuando me di cuenta de que sí que podía. Ahora es cuando están viniendo nuevos sueños.

¿Con qué sueña ahora Raule?

Uno de ellos era cantar en Plaza España y lo voy a conseguir en 2024, voy a tener esa suerte. En Madrid yo me recorrí todas las salas más malas del mundo y estos dos últimos años he cantado en las mejores, en La Riviera, en Galileo Galilei y en Joy Eslava, que son las tres salas más míticas de Madrid que yo iba a conciertos allí y nunca en mi vida me imaginaba que yo iba a tocar en ese escenario. Es que es una locura. Y te lo estoy contando como se lo contaría a mi madre o a mi mujer, con todo el corazón encogido porque es verdad que para mí es una satisfacción muy grande poder echarle una mano a mis padres y conseguir que tu familia esté bien. Y ya después lo demás, pero antes que a los tuyos no le falte ni gloria. Porque llevan viéndome 20 años tragando polvo, como se suele decir.

De hecho, se habla de ti como artista revelación tras el éxito de tu segundo álbum, Limbo, pero, como dices, llevas décadas en la música. En este punto de tu carrera, ¿consideras que la fase revelación ya está superada? ¿O todavía estás revelándote al público?

Yo llevo 20 años en la música. Bueno, tocando en la calle, como te dije, desde los nueve años, pero profesionalmente empecé con Radio Macandé en 2007 y lo dejé en 2015 porque yo tenía otros pensamientos y otras inquietudes y sentía que no me iba a quedar tranquilo si no lo intentaba. Me fui con una mano delante y la otra detrás, sin un duro, dejando un grupo que más o menos funcionaba para llegar a mi casa e intentar sobrevivir mientras sacaba una canción buena. Y mira, por fin hemos tenido la suerte de sacar un poquito la cabeza porque todavía nos queda mucho camino por recorrer, pero hemos tenido la suerte de poderlo saborear y de cumplir metas que antes la veíamos muy lejos y ahora pues la vemos mucho más cercana.

Es muy complicado verte delante de diez, doce o quince mil personas cantando tu nombre y que no se te vaya un poco la olla

Entonces bueno, tenemos la suerte de que le hemos dado la vuelta a España ya dos veces y el 90% de los conciertos han sido sold out. Todavía no me creo que yo vaya a Zaragoza, 12 horas de coche de mi casa, y allí haya 800 personas esperándome. Que vaya a Galicia y pase lo mismo, que vaya a Bilbao y pase lo mismo... Pero hay muchos rincones de España que aún no nos conocen o que todavía nos falta llegar hasta allí. Entonces yo creo que esto es una cosa que nunca se acaba. En el disco nuevo [Zurdo] hay un tema que se llama Perpetuo Aprendiz, que ya lo escucharéis, que habla un poco de que por muy viejo que te hagas siempre hay que seguir estudiando y trabajando, tanto en lo laboral como en lo personal, hay que seguir luchando para ser mejor persona y hay que seguir luchando para que te vaya mejor en la vida día tras día, por muy mayor que te hagas.

Dices que estás en una nube, pero veo que sigues con los pies en la tierra.

Claro, mi problema es que tengo unos amigos muy cabrones que no me dejan volar ni que se me vaya un poco la olla (se ríe). Tengo mi familia, mi mujer, mi hijo, que son los que me han hecho mejores personas. Son los que me aguantan los pies de los tobillos y me dicen “¿tú dónde vas?”. Porque es verdad que es muy complicado verte delante de diez, doce o quince mil personas cantando tu nombre y que no se te vaya un poco la olla. Pero yo cuando me bajo de ahí y veo la banda que tengo que son mis amigos de toda la vida, mis colegas, pues pienso que lo que acaba de pasar ha pasado, pero aquí vuelvo otra vez a ser yo y directamente me quito la careta de Raule y me pongo la mía de Raúl. Tengo la suerte de tener gente muy potente a mi vera, mis colegas antibalas, mi familia, mis padres, que en el momento que digo cualquier chaladura me dicen “¿qué está hablando tú?”. Entonces, eso me ayuda mucho a aguantar el genio, como decimos en Cádiz, de que no se te vaya la olla. Y yo te digo que es complicado porque tengo muchos compañeros que los he conocido cuando no tenían un duro o cuando no les iba tan bien y ahora que les va bien los veo cambiados, distanciados y no se les ve feliz.

Lo que cuento intento siempre contarlo desde la verdad porque la verdad es la que llega

Yo pienso que tienes que seguir siendo el que siempre eres. Hay cosas que no puedes volver a hacer, porque yo ahora lo paso fatal cada vez que voy a comprar a cualquier tienda de ropa o supermercado y claro, tú te acostumbrabas a ir con tu parienta, con tu chándal, con tu cara de otro, y no pasaba nada. Pero es que ahora vas con tu chándal y con tu cara de otro y te tienes que echar 50 fotos. Entonces, es cuando te preguntas “¿qué coño ha pasado aquí?”. Pero la verdad que eso ahora para mí es lo más grande, el ir con mi padre por la calle y que la gente me reconozca y me diga “Raúl, que me encantan tus letras”, yo creo que es algo muy potente en tu cabeza y un agradecimiento que te está dando la gente por los 20 años que llevas currando para poder llegar aquí.

¿Y qué crees que encuentra la gente en tus letras?

Yo creo que lo que encuentran es verdad, Sara. Para mí los mejores escribiendo canciones son Jorge Drexler y Residente, son los más puros. Pero es verdad que siempre intentan buscarle la vuelta a la historia y yo intento ser más claro, intento que tú te enteres de lo que te quiero contar desde el primer minuto. E intento hacerlo con palabras que estén también en tu vocabulario y que tú las puedas usar también con esa persona. Por eso a mí la gente en mi Instagram me dice “es que me siento identificado”. Porque todas mis historias son verdad. Yo no me invento ninguna. Si no es mía, es de un amigo o de una amiga. Porque también hago un poco de psicólogo para los colegas porque cuando no les va bien saben que yo voy a sacar algo de sus historias y lo voy a publicar en forma de canción. Cada vez que alguien lo deja con la parienta me llama y me dice “estos son dos temas por lo menos”.

No hay ninguna historia que yo haya creado desde cero porque yo no soy director de cine ni soy guionista. Yo soy compositor de canciones y lo que cuento intento siempre contarlo desde la verdad, porque la verdad es la que llega. He tenido canciones que he tenido que terminar corriendo y deprisa inventándome lo que fuera y después me he dado cuenta que no han llegado a la patata porque no había la verdad que te estoy contando. Entonces, cuando cuentas algo que o te ha pasado a ti o le ha pasado a alguien que es algo tan cotidiano en la vida, pues creo que eso conecta con la gente. Dejé de hacer canciones sociales por lo mismo, porque no era una cosa tan grande como el amor o el desamor. Eso está a la orden del día. En todos lados uno se enamora, se desenamora, y es algo que te va a pasar desde que naces hasta que te mueres. Pero ahora estamos viviendo muy rápido, vamos a tó carajo como dice el estribillo de Perpetuo Aprendiz y no nos da tiempo a apreciar las cosas, no nos paramos a disfrutar de lo que nos está pasando. Y es un error por nuestra parte, porque después el día que nos muramos no nos vamos a acordar de nada porque no lo hemos podido saborear. Y las cosas que saboreas son de las que después el día de mañana se las querrá contar a tu hijo o a tu nieto.

A mí no me sale hacer cosas de artista, yo quiero intentar seguir siendo el que era

¿Y a Raúl qué es lo que más le gusta saborear de la vida?

Mi hijo y mi familia. Ellos son los que marcan mi camino.Yo no es que fuera un golfo antes (ríe), pero cuando uno está soltero, pues está en la calle, salgo, entro, para arriba o abajo. Pero este boom tan guay que estamos viviendo, me ha llegado en el momento correcto de mi vida: me ha llegado en una edad que estoy centrado, que tengo los pies en el suelo, como has dicho tú, y que me permite saborear las pequeñitas cosas que te regala la vida. Que a lo mejor son instantes o segundos. Y eso me alegra que lo haya aprendido. Antes iba revoleado a todos lados con 20 años, con otro pensamiento. No le daba importancia a lo que verdaderamente la tenía.

Por eso ahora lo que yo saboreo en la vida es lo que me está pasando en lo laboral y en mi casa saboreo que ha llegado un petardo a mi vida que me lo como todos los días con papas y que por muy malamente que yo llegue a mi casa, me dice “papá” dos veces y se me cae el alma al suelo. Yo creo que esa es mi nueva meta, aparte de que en lo laboral es que funcione mi música, en lo personal es que mi hijo tenga buena vida y que sea buena persona, que no le haga daño a nadie y que sea lo que quiera ser, pero sobre todo, buena persona.

Creé el nombre de mi hijo como si fuera una marca

¿En qué momento te diste en cuenta que tu vida había cambiado?

Ese cambio pasó cuando empezó la gira Limbo de 2022. Ya habíamos sacado algunos temas como La habitación prohibida, Niño Salvaje o Imperfecto y ahí bueno, yo salía por la calle y me decían “quillo, qué guapo el tema”, pero no era tan fuerte como cuando sacamos Cruje la cama. Ahí ya la venta de entradas vimos que empezó a estar toda sold out, pero yo todavía no me daba cuenta porque como tenía tanto curro en casa y estaba tanto tiempo fuera, que todas las compras lo hacíamos por internet. Pero ahora que tengo un equipo que hace las cosas de promoción o cartelería que yo antes hacía solo pues puedo centrarme en componer canciones y tengo más tiempo con mi familia, para disfrutar, para ir a comprar porque a mí me encanta ir a hacer la compra. Y ahí es cuando notas el cariño de la gente y cuando me preguntan “¿qué haces aquí?”. Y yo digo “pues comprar como tú, que ya también como”.

Mira una anécdota, mi hijo nació en el hospital público de Jerez y la gente se extrañaba de que no fuese a uno privado. Parece que cuando te va un poco bien, ya tienes que cambiar tu vida y tienes que hacer las cosas que hace la gente de Telecinco. A mí no me sale hacer cosas de artista. Yo quiero intentar seguir siendo el que era, que es el que hace que haga las canciones que hago. Yo creo que si cambiara mi manera de vivir o mi forma de vida o intentara ser quien no soy, no escribiría como escribo. Creo que me equivocaría. Aunque eso me cueste alguna pelea con mi oficina que me dice que estoy loco porque he escrito por un canal que tengo en WhatsApp diciendo que estoy de promo por Sevilla y si te veo en un bar te invito a una cerveza.

Y tu equipo se ha echado las manos a la cabeza.

Claro, me dicen “la que puedes liar”. Pero yo quiero intentar seguir así. No me gustaría ver la realidad verdaderamente de todo esto, porque creo que me daría un vértigo enorme.

Siempre has sido muy de invitar, ¿no? Cuéntame eso de que regalabas invitaciones a conciertos por fotos de tatuajes. 

Exactamente, eso yo lo tuve que cortar porque yo creía que iban a hacer 50 tatuajes y vamos por casi 2.600 tatuajes. Puse como un link en mi web para que la gente me mandara sus tatuajes y recibimos en cuestión de tres meses creo que fueron casi 1.600 correos. Y ya vamos rozando los 2.600. Eso es una locura, tío. Gente que se ha tatuado mis frases y mi historia y yo eso lo veo como una locura. Van a llevar para toda la vida algo que he escrito yo y que ha salido de mí, de mi corazón o de mi alma. Hay artistas que lo ven normal, pero yo no voy a dejar de sorprenderme. Porque aunque alguna vez le haga caso a la oficina, tú me vas a encontrar algún día en el Mercadona comprando jamón con las chanclas puestas.

¿Hay alguna frase más tatuada, que se repite más?

Colega antibalas y niño salvaje. La de Cómo no te voy a querer también ha dado un salto brutal. Y, sobre todo, lo que te voy a contar ahora que es... una palabra que no puedes poner. Avi es mi canción más personal, que lleva el nombre de mi hijo. Yo creé su nombre como si fuera una marca: quería que tuviera un nombre cortito, que él lo pudiera decir fácil y que no se llamara como todo el mundo. Yo quería que fuera algo especial y por eso creé Avi que tiene un significado que algún día contaré por Instagram. Estuve tres horas en el registro porque me decían que ese nombre no existía, pero al final lo conseguí...Te cuento todo esto porque hay gente que se ha tatuado el nombre de mi hijo. Hace poco me encontré a una pareja y me dijeron que estaba embarazada y que si sabía cómo le iban a llamar al niño. Yo dije ¿Raúl? y me dijeron, “no, Avi”. Y yo no me lo puedo creer. Y eso que todavía no he contado lo que significa. Creo que el día que lo cuente habrá más Avis por ahí.

Tú también lo llevas tatuado, ¿no?

Sí, yo llevo el nombre de mi hijo tatuado, que ya después empezó la gente a tatuárselo en el mismo sitio que yo. Que yo tengo un colega tatuador en Chiclana que es el que me tatuó y me llamaba día sí, día no diciéndome “tío, aquí hay otra persona pidiéndome que le tatúe el nombre de tu hijo, ¿qué hago?”. Y yo pues le decía que al menos no fuera el mismo que el mío. Pero vamos, que yo encantado de que el día que mi hijo tenga 15 ó 16 años y vaya andando por el mundo, le digan “tengo tu nombre tatuado”. A lo mejor su suegra lo tiene porque le gustaban mis canciones.

¿Y qué canciones le cantas a tu pequeño?

A mi hijo primero empezaron a gustarle unos niños que salían en YouTube hasta que descubrió que su padre también estaba en YouTube. Desde entonces, en mi casa no hay otra cosa. Yo le tengo prohibida las pantallas hasta que no sea un poquito más grande, pero cuando pide ver al padre, ¿se lo vamos a negar? Le puedes poner todos los videoclips míos que cuando termina dice “¡bien! Más, más”.

¿Cómo te ha influido la paternidad? 

He compuesto el disco entero de Zurdo con él metido en un parque. Yo tenía todas las noches libres para componer porque mi mujer curraba por la mañana y yo me encargaba de Avi durante el día. Por la noche, cuando Alba se iba a la cama con él, pues era el tiempo que yo tenía para componer. Pero es que cuando Avi no estaba conmigo no me salía absolutamente nada. Y cuando el niño estaba conmigo me venía todo. Entonces prácticamente todas las canciones de amor de Zurdo salieron mirándolo a él, diciéndole las frases a él porque yo creo que más bonito y más puro que el amor a un hijo no hay nada en este mundo. Entonces me salía sólo con él. Hasta una noche le dije “Alba, despiértalo, déjalo aquí un ratito conmigo que me falta el puente de una canción”. Y me decía “tú estás loco, vas a despertar al niño para que te venga la canción”.

Entonces podríamos decir que el nuevo disco lo ha inspirado Avi.

Totalmente, totalmente. Componer un disco con él delante ha sido la experiencia más maravillosa que he vivido en mi vida. Un poco cansina también porque es verdad que mientras era “papá, dame agua, papá dame el coche”. Pero bueno, dentro de todo eso, Avi se ha comido toda la grabación y toda la composición de Zurdo entera. Incluso los temas que ya vieron la luz como el de Cómo no te voy a querer, ese estribillo me salió mirándole a la cara. Y es una canción dedicada a mi mujer pero que me salió porque yo miraba a Avi y decía “¿cómo no te voy a querer si mira el regalo que me has dado que es un niño que es que no se puede aguantar?”.

¿Y a qué otro momento te transporta alguna de otras de las canciones que van dentro de Zurdo?

Otro momento que recuerdo muy guay es cuando compuse Comando canalla, que es otro guiño que yo quería hacerle a los colegas porque es verdad que Colega antibalas ha marcado prácticamente estos dos años. Así que tenía un mente crear un final trallero tanto para el nuevo disco como para el directo de 2024. Y una noche cogí la guitarra mientras Alba acostaba al niño y en menos de 20 minutos ya tenía Comando canalla. Yo mismo flipé, lo repasé y todo porque me había parecido muy rápido, pero cuanto más lo escuchaba, más me gustaba. Se lo enseñé a mi compadre Paquito, a Alba, y todos diciéndome “qué pelotazo”. Pero la verdad es que cuando te salen las cosas tan rápido es porque verdaderamente lo sientes. Entonces, lo paramos todo porque el disco ya iba para fábrica con 12 canciones y me costó hasta dinero, pero tenía esa confianza en este tema dedicado a tu peña, a esas cuatro o cinco amigas que son un comando, una fraternidad en la que estás deseando refugiarte cuando sales de trabajar o necesitas evadirte. Esperemos que a la gente le guste.

¿Ese es el tema que resume el espíritu del nuevo visco?

Sí, por eso lo cierra esa canción, porque es la que te dice lo que es Zurdo. Un grupo de amigos que han creado un disco, que se lo han pasado bien, que van a dar una vuelta a España para poderlo enseñar y que en cada sitio pues tenemos a más amigos que van a venir a vernos y que nos van a ayudar a cantar juntos las canciones nuevas. Hemos creado una hermandad, un comando por toda España al que nos une Instagram, los tatuajes, que tenemos fieles por todo el país que vienen a vernos y y que se dejan el alma y las lágrimas. Esa cercanía no la quería perder y la única manera de hacerlo más cercano era cantarle a esa hermandad a la que le he dicho que si te veo por Sevilla te invito a una cerveza. Yo no quiero perder eso.

En 2024 vamos a montar un buen show para que no solamente vengas a cantar, sino que vengas a pasarlo bien

¿Cómo afrontas entonces la gira del próximo año?    

Con mucha responsabilidad. Es verdad que antes de conciertos importantes lo paso mal porque me privo de muchas cosas para no enfermar. Pero sé que esta gira va a ser increíble. En las anteriores, como nadie nos esperábamos este pelotazo del disco de Limbo, pues fuimos inventándonos un poco el directo a trompicones. Fuimos creando y alquilando cosas nuevas conforme la economía del grupo iba un poco mejorando. Ahora con Zurdo pues vamos a hacer las cosas desde un principio bien. Vamos a montar un buen show con unas proyecciones que van a ser increíbles para que no solamente vengas a cantar, sino que vengas a reírte, a pasártelo bien y que te vayas diciendo “tío, ¿cuando tocan otra vez?”.

De todas las paradas previstas en la gira de 2024, hay una especial marcada en el calendario que podemos adelantar ya: vas a actuar en la plaza de España con el Icónica Fest, ¿qué sensaciones te produce un concierto así en Sevilla?

Es un sueño. Yo es que cada vez que vengo a Sevilla, yo me quedaba. Siempre me ha gustado, desde chiquitito. De hecho, siempre lo digo, si algún día no pudiera vivir en Cádiz, por lo que fuera, te puedo asegurar que hubiera vivido en Sevilla. Mi mujer es de Sevilla, o sea que estoy enamorado. Además, una de las plazas más importantes de mi carrera en este 2023 ha sido llenar el Cartuja Centre en dos semanas. Y cantar este año en la Plaza España con Icónica para mí es un sueño. Yo creo que que todo artista que sepa lo que es la Plaza España estoy seguro de que estaría loco por actuar allí.

Ver al público llorar mientras estoy cantando ese es el regalo más bonito que me podían hacer

Y ahora que llegamos a final de año, en una época que invita a la reflexión, a hacer balance y fijarse las metas para el siguiente, ¿cómo resumirías el 2023 y cuáles son esos propósitos que te fijas para 2024?

Yo 2023 lo definiría con una palabra que no podemos poner aquí. Profesionalmente, yo creo que ha sido el mejor año de mi vida con la de años que llevo currando y comiéndome mucho fango, porque personalmente siempre me ha ido bien porque he tenido unos amigos increíbles y una familia increíble. Así que me encantaría que 2024 fuera mejor, pero puestos a elegir yo prefiero que vaya como ha ido 2023. Que no me lo cambien. Tanto en lo bueno como en lo malo, porque lo bueno lo he disfrutado y lo malo me ha enseñado. He aprendido a trabajar profesionalmente, que yo no sabía trabajar con oficina y tal, porque nosotros éramos un poco flamencos en ese aspecto. Ahora que he conseguido formar a mi equipo, espero que el 2024 vaya mejor porque vamos a tocar en plazas mucho más grande que en 2023. En fin, espero que cada año vaya un poco mejor y que nunca se pare, sino que cada año subamos aunque sea una escalerita más, que es lo importante.

Comenzamos hablando del premio Odeón, pero para terminar me gustaría que compartieras qué otros premios te ha concedido la música a nivel personal.

Es cierto que con un premio como el Odeón la industria musical está reconociendo el trabajo que llevo currándome años, pero al siguiente hay que seguir currando. Al final el premio te lo da la gente. Y yo cuando veo al público llorar en las primeras filas mientras estoy cantando ese es el regalo más bonito que me podían hacer. En 2023 mi premio más grande ha sido Cartuja Center sold out, Sala Paris 15 en Málaga sold out, en Madrid La Riviera, en Barcelona la Razzmatazz... Esas son los regalos más grandes y los premios más grande que yo he podido tener, que la gente venga a verme. Ya pueden ser 50, 100, 200, que 2.000. Me da igual los que vengan, porque el que lo hace ha perdido su tiempo en coger el coche y venir a verme. Y eso hay que agradecérselo a la gente. Ya después lo de Odeón y todo eso está muy bien, pero cuando pasan los años se olvidan. Ahora, a la gente yo creo que no se le van a olvidar nuestros conciertos o lo que te recuerda ese tatuaje. Para mí esos son los mejores premios del mundo.

Etiquetas
stats