Reivindicando a 'la Mujer y la Niña en la Ciencia': la brecha de género, asignatura pendiente
El principal debate que surge en torno a la baja representación de mujeres en la ciencia gira en torno a las causas ocultas de esta desigualdad de género. Algunos de los factores posibles pueden ser los estereotipos de género, la falta de modelos femeninos a seguir, la conciliación familiar, los prejuicios inconscientes y las barreras institucionales que contribuyen a esta situación.
Esta diferencia de intereses entre hombres y mujeres por la ciencia comienza ya en edades muy tempranas, a los inicios de la educación obligatoria. Una publicación realizada por la Unidad de Mujeres y Ciencia del Ministerio de Ciencia e Innovación en colaboración con la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología (FECYT) afirma que en el curso 2021/2022 el 53,7% del total del alumnado de bachillerato eran chicas. Sin embargo, el porcentaje de chicas que se decantan por la modalidad de Ciencias y Tecnología desciende a un 43,6%. Estas diferencias de presencia por género se agudiza en las carreras técnicas principalmente en las de la rama de Ingeniería y Arquitectura donde las alumnas solo representan un 26,5%. Sin embargo, en las relacionadas con las Ciencias de la salud las alumnas tienen una representación del 71,8% en el primer y segundo ciclo.
Estos porcentajes se confirman con las ponencias de las participantes de una jornada celebrada esta semana en el Instituto de Biomedicina de Sevilla en conmemoración este domingo del Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia, donde se comentó que en carreras como Biomedicina o Bioquímica la presencia de mujeres en las aulas es mayor que la de los hombres. Sin embargo, según coincidieron, en órganos de toma de decisiones, investigaciones y posiciones de liderazgos la presencia de la mujer es menor que la de los hombres.
Conciliar vida familiar y profesional
Uno de los problemas que las ponentes resaltaron fue la dificultad de compaginar las responsabilidades familiares y la carrera profesional. María Mayán, investigadora en el Centro de Investigación en Nanomateriales y Biomedicina, apuntó que la sociedad obliga a las mujeres a conciliar únicamente a ellas cuando en el caso de los hijos el trabajo y reparto de cuidados debería ser entre ambos miembros de la pareja.
Por su parte, Ana María López, vicerrectora de Servicios Sociales, Campus Saludable, Igualdad y Cooperación, contó su experiencia personal con la conciliación y su trabajo cuando nació su hija, relatando que cuando tuvo a su hija sufrió grandes choques, no quería perderse ningún momento de la vida de su hija y tenía también la presión de su propio entorno, con el paso del tiempo fue rebajando las expectativas que tenía sobre la maternidad y sobre su tesis.
En muchos casos, la desaparición de las mujeres de los niveles más altos de la jerarquía académica son causadas por la dificultad que tienen para promocionar. Esta dificultad es conceptualizada como “techo de cristal”, palabra que engloba las desigualdades de género y que obstaculizan el progreso laboral de las mujeres. Una de las desigualdades suele ser la dificultad que comentaron las ponentes de conciliar la vida familiar y el trabajo.
López alentó a crear y emplear las medidas de acción positivas disponibles, y recalcó que las mujeres no tienen que sentirse mal por ello, ya que partimos desde una posición de desventaja donde las instituciones deben intervenir para corregir los desequilibrios en la distribución de los cuidados.
A pesar de las barreras externas e internas que las mujeres encuentran a lo largo de su vida profesional, Irene Díaz, vicepresidenta de la Sociedad Española de Bioquímica y Biología Molecular, y Fina Lladós, directora general de AMGEN en España y Portugal, animaron a las mujeres a ser proactivas y a presentar sus perfiles a las candidaturas, comentando que deben postularse a los cargos unipersonales y así estar presentes en las tomas de decisiones y en los cargos de poder.
Nuevas tendencias de género en la carrera de Matemáticas
Otro aspecto destacado en la jornada fue la intervención de Clara Grima (matemática, profesora y divulgadora de la Universidad de Sevilla) que comparte su percepción sobre el cambio que se ha dado en la carrera de Matemáticas. Comentó que antes del año 2000 el número de egresados era prácticamente igual entre hombres y mujeres y fue a partir de este mismo año cuando el número de mujeres comenzó a bajar. Clara Grima apuntó que, en su opinión, eso se debe a que ahora la gente entiende que Matemáticas es una carrera que te permite competir por los puestos de liderazgo y es ahí cuando ella piensa que las mujeres se abstienen por entrar en esa competición.
En definitiva, como comentaron varias ponentes de la jornada, aún queda mucho camino por recorrer en la búsqueda de la igualdad. Acabar con el techo de cristal, los estereotipos de género y las presiones sociales que sufren las mujeres es un pilar fundamental de la lucha feminista por la igualdad efectiva entre hombres y mujeres. Desafiar estos obstáculos permitirá que las mujeres abandonen la tendencia a evitar campos de estudio actualmente dominados por hombres y las impulsará a aceptar oportunidades para avanzar y prosperar en sus trayectorias profesionales.
Con el Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia se reconoce la contribución femenina en la ciencia y los avances que han conseguido para inspirar a las nuevas generaciones y como reivindicación y denuncia de que sigue existiendo una brecha de género en este campo.
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