Sevilla acoge un nuevo “espacio de libertad” LGTBI con el espíritu de Manolita Chen y el Pasaje Begoña

Sara Rojas

10 de abril de 2023 21:39 h

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La capital andaluza cuenta desde este lunes con un nuevo espacio dedicado a defender las personas LGTBI y promover su memoria, de la mano de la fundación de Manolita Chen, icono de la lucha por la libertad sexual y primera mujer trans en España en conseguir el cambio de identidad en el DNI, así como de la asociación Pasaje Begoña, que debe su nombre a la histórica calle de Torremolinos, declarada lugar de Memoria Histórica LGTBI y cuna de los derechos y libertades del colectivo por la Junta de Andalucía.

La propia Manuela Saborido (conocida por todos como Manolita Chen), a sus 80 años, ha sido la encargada de inaugurar la sede sevillana, protagonizando un acto que ha rebosado emoción y agradecimiento. En concreto, la nueva delegación de las citadas entidades sociales (que hasta ahora operaban desde Cádiz y Málaga respectivamente) se ha instalado en el espacio de innovación internacional ubicado en la Residencia Universitaria Flora Tristán, de la Universidad Pablo de Olavide (UPO). Hecho que demuestra que “innovar no sólo es estar a la última, sino también buscar soluciones a problemas sociales”, como ha manifestado Jorge Pérez, presidente de la asociación Pasaje Begoña, al inicio de su intervención.

Durante la inauguración, los presidentes de las organizaciones protagonistas han estado respaldados por la consejera de Inclusión Social de la Junta de Andalucía, Loles López, la delegada de Igualdad del Ayuntamiento hispalense, Clara Macías, el rector de la UPO, Francisco Oliva, entre otras autoridades y responsables del Polígono Sur, distrito en el que se inserta el proyecto social al que pertenece la residencia. Sin embargo, la responsable de que el acto se haya impregnado de un halo íntimo y emotivo ha sido la presencia de otras mujeres que, al igual que Manolita, fueron víctimas de la represión y la discriminación por querer ser quienes eran. En su honor, la residencia ha acogido también una exposición en la que se muestran figuras y episodios significativos de la historia de la lucha por los derechos LGTBI, junto a artículos de prensa de los años 80 donde se pone de manifiesto la crueldad de la que eran objeto las personas trans, por cuanto se referían a ellas con un lenguaje despectivo, como cuando Manolita se convirtió en la primera madre transexual.

Testimonios de vida desgarradores

Así lo ha confesado esta veterana activista de Arcos de la Frontera (Cádiz), al recordar el maltrato y la violencia que sufrió fuera (siendo detenida en varias ocasiones por la Ley de Vagos y Maleantes) pero también dentro del núcleo familiar, pues recibió “palizas” incluso por parte de sus “seres queridos” que “no aceptaban que un niño fuera en realidad una niña”. Entre otros episodios de indescriptible crudeza, compartió con los asistentes que en su casa comía con cubiertos diferenciados del resto para no “infectar” a los demás. “No somos personas enfermas ni personas que no saben lo que sienten o lo que quieren, queremos lo mismo que todo el mundo”, ha reivindicado Manolita con la voz entrecortada.

Desde entonces, y tras descubrir el pequeño oasis de libertad para el colectivo LGTBI que se escondía en el Pasaje Begoña en plena dictadura franquista, ha entregado su vida a tratar de erradicar el desprecio que pesa sobre este colectivo y a minimizar el sufrimiento de otras víctimas de la discriminación por su orientación sexual. Con este afán, fundó el Hogar Manolita Chen en su localidad gaditana, que da cobijo a seis personas en situación de extrema vulnerabilidad para que puedan vivir “rodeadas de amor” - ese que ella nunca recibió en su infancia- y que “no se mueran en la calle como se están muriendo”.

Al hilo, este icono de la conquista de los derechos y libertades de las personas LGTBI ha aprovechado la presencia de los representantes de las distintas administraciones para pedirles que repliquen en la capital hispalense el modelo de hogar, toda vez que “también tenemos transexuales en Sevilla que están solas y no podemos permitir que se mueran en la calle”.

La educación en el eje

Por su parte, Clara Macías ha puesto en valor la labor altruista y “fundamental” que desempeña el tejido asociativo en pro de los derechos humanos y le ha atribuido a este movimiento que en los últimos tiempos se haya avanzando. En este sentido, ha celebrado que los pasos que se están dando en materia de igualdad y de inclusión social, apelando a la normativa en favor de las personas trans aprobada recientemente, si bien ha admitido que todavía persiste “discriminación y violencia” hacia este colectivo.

De ahí que haya reafirmado el “firme compromiso” de las administraciones por seguir “acompañándolos en esa lucha” recorriendo la senda que ya iniciaron hace décadas Manolita y otras compañeras como presentes también en el acto. “No se puede estar callado cuando existe una justicia y ellas son ejemplo de eso”, ha alabado Macías, contando con el asentimiento de la titular de Inclusión Social a nivel andaluz. En efecto, África y Bianca, dos de las amigas de Manolita que han acudido a arroparla en el día de la inauguración, reconocen que sufrieron episodios similares a esta pionera activista. Pero “nunca nos callamos”, afirman en conversación con este periódico.

De su lado, Loles López, ha dedicado palabras de gratitud a la Pablo de Olavide por “el trabajo que hacen por la solidaridad, la inclusión y la igualdad real”. Y ha remarcado que “todos formamos parte de la sociedad y si excluimos a una parte no vamos a avanzar porque seríamos tremendamente injustos”. Por este motivo, ha reivindicado “ser buenas personas por encima de todo” y ha apuntado que “sólo hay una herramienta para erradicar la discriminación”, en alusión a “la educación”.

Por la memoria colectiva

Opinión en la que ha coincidido el rector, quien ha reafirmado que la Pablo de Olavide es “una universidad con alma” que se esfuerza en “crear buenos seres humanos”, esto es, “gente comprometida en los valores y en el respeto a los derechos humanos”. Asimismo, Oliva ha expresado su “orgullo” de que estas dos entidades se integren en un enclave como la residencia Flora Tristán, en tanto que simboliza “el compromiso social” de la institución pública a la que representa.

En este nuevo “espacio de libertad” - como lo ha denominado la delegada de Igualdad del Ayuntamiento hispalense -, la fundación Manuela Saborido seguirá trabajando desde la capital andaluza por la diversidad y por ofrecer oportunidades al colectivo LGTBI+, al alumnado universitario, a las personas residentes en el Polígono Sur de Sevilla y de la ciudad en general, desde la perspectiva de la innovación social. En su caso, la asociación Pasaje Begoña aprovechará este emplazamiento para promover su labor investigadora en el ámbito de la Memoria Histórica LGTBI, como lleva realizando desde que se constituyó como organización asociativa hace ahora cinco años.

“Lo que han hecho estas personas por las generaciones siguientes merece ser recordado y eso es lo que estamos haciendo”, ha explicado el presidente de la entidad memorialista LGTBI, “poner en valor” su legado. Ahora, el siguiente reto es “crear el espacio europeo de la memoria LGTBI” en Andalucía. Propósito que empezarán a trabajar desde Sevilla para continuar demostrando que la comunidad andaluza es “ejemplo de convivencia y respeto a la diversidad”.

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