La Iniciativa ciudadana sevillana echó a andar a finales de septiembre de 2023 bajo un sobrenombre que servía de advertencia: Sevilla se muere. Entonces, los vecinos reclamaron “medidas de control” que encauzasen “la turistificación y barificación desbordadas que están destruyendo la ciudad que conocemos y en la que vivimos”. Seis meses después, los problemas que denunciaron “no han hecho más que acrecentarse”, como asegura a este periódico David López, uno de los representante de la plataforma. Por eso, este miércoles han vuelto a salir a la calle a gritar: Ahora es la hora porque, dicen, “la ciudad revienta por sus costuras, ya no podemos más”.
Desde el primer acto de protesta, “las actuaciones del Ayuntamiento no han hecho sino empeorar todos y cada uno de los asuntos que denunciamos en aquella ocasión”, lamentan ahora desde la plataforma. Este movimiento ciudadano que se reivindica “apartidista” critica al alcalde de la ciudad, José Luis Sanz (PP), que esté dando continuidad al “modelo de ciudad vendida al turismo” que el propio Sanz le criticó a su antecesor, el socialista Antonio Muñoz, durante la pasada campaña electoral.
En concreto, le reprochan al regidor popular que haya “engañado” a la población, al tramitar durante los meses que lleva en el Gobierno local dos iniciativas que, a su juicio, perpetúan el modelo anterior: la nueva ordenanza de veladores y la propuesta de limitar al 10% el número máximo de viviendas de uso turístico (VUT) en la ciudad. “Son medidas contrarias a los intereses de los sevillanos y solo benefician a unos pocos del sector turístico”, defiende David López, quien señala como principal demanda de la plataforma establecer una “moratoria inmediata” en la concesión de licencias para viviendas turísticas y revertir “la ocupación ilegal de la vía pública” por parte de los veladores.
Con estas reivindicaciones, unos 200 vecinos han marchado desde la Puerta del León del Alcázar hasta la plaza Virgen de los Reyes, trazando el mismo recorrido que transitan a diario los turistas que invaden el casco histórico de la ciudad. Los participantes han compartido su malestar ante el actual modelo turístico de la ciudad, que está “expulsando a la población y a los comercios tradicionales”, y convirtiendo el día a día de quienes la habitan “en una pesadilla”.
Un parque temático
La marcha de protesta ha concluido a los pies de la Giralda con la lectura de un manifiesto, donde se recogía el sentimiento compartido por todos aquellos que se resisten a abandonar el corazón de la ciudad: “Con el lema de esta convocatoria, Ahora es la hora, queremos denunciar el modelo de ciudad que Ayuntamiento y lobbies nos imponen. Llevamos años de abusos que sólo benefician a unos pocos y condenan al vecino. Ya es hora de que sepan que lo que están haciendo con Sevilla, desde hace años, no es lo que los sevillanos queremos para nuestra ciudad”.
Quienes denuncian que “Sevilla se muere” resumen en tres los problemas que sufre su ciudad: “la deriva de la turistificación” (manifestada en las 45.000 plazas de viviendas turísticas recontadas hace meses), “la barificación” (o el convertir la ciudad en “un salto de obstáculos” por el desmadre de los veladores) y la “eventización” (que se soporta “en las espaldas y bolsillos de los vecinos y en los precarios sistemas públicos de seguridad, limpieza y transportes de la ciudad, a la vez que degrada el patrimonio histórico”).
“Sevilla se ha convertido en una ciudad ingrata, incómoda para quien vive aquí por los alquileres desorbitados, los precios inflados y por los continuos obstáculos que ocupan la vía pública”, manifiesta uno de los representantes de la plataforma, quien subraya que este movimiento no está en contra del turismo, sino de la ausencia de límites al sector.
Luchar contra molinos de viento
“Sabemos que es una ciudad turística, pero no podemos sacrificarla y entregarlo todo a costa de los vecinos, no queremos que sea una ciudad reducida al sector hostelero y hotelero que sólo ven a Sevilla como un recurso a explotar hasta el agotamiento”, claman desde la iniciativa ciudadana.
A los pies del monumento más representativo de la ciudad (y uno de los más turísticos), los ciudadanos se han percatado de que “cada vez somos más los que estamos despertando y luchando contra molinos de viento con pies de barro”, unidos por el afán de evitar un desenlace fatal que se antoja inevitable a ojos de los vecinos.
Así pues, el acto ha concluido con un grito compartido que encierra un deseo: “Revertir esta insostenible situación antes de que sea demasiado tarde”. Y también, junto a la Giralda, ha resonado una pregunta que lleva a la reflexión: “¿Es este el modelo de ciudad que queremos para Sevilla?”.