Sevilla saca músculo feminista para hacer frente a la violencia contra las mujeres
La cosa empezó regular, porque para llegar a la cita no puso las cosas fáciles la procesión que rodeaba la Catedral de Sevilla para celebrar el 775 aniversario de lo que el Cabildo catedralicio ha bautizado como restauración del culto cristiano, a propósito de la conquista de la capital por Fernando III. La coincidencia entre la hora de inicio de la protesta convocada por el Movimiento Feminista de Sevilla, respaldado por 42 entidades, y el tramo final del solemne cortejo hizo que no fueran pocos los que tuvieran que dar un buen rodeo para llegar a la Plaza Nueva. Pero a la hora de la verdad, cuando la cabecera se puso en marcha, la organización calcula que había unas 7.000 personas (1.500 según la Policía Nacional) para sacar músculo feminista frente a una violencia machista que este año está golpeando fuerte en Andalucía con 17 mujeres asesinadas, la cifra más alta desde 2011.
La manifestación de la tarde era el colofón a una jornada de movilización, y a la vez también la demostración de que el frente feminista sigue dividido en dos en Sevilla, como en la práctica totalidad de España. Por la mañana hubo actos reivindicativos y una concentración impulsados por la Asamblea Feminista Unitaria de Sevilla (AFUS), en la que sobre todo se ha reivindicado más implicación ciudadana y una educación sexual integral para combatir la violencia contra las mujeres. La protesta, por cierto, tuvo su epicentro en la Alameda de Hércules, el mismo sitio en el que terminó la marcha vespertina ya bien oscurecido el día.
“No estamos todas, faltan las asesinadas”, “No es un caso aislado, se llama patriarcado” o “No nací mujer para morir por serlo” fueron algunas de las consignas coreadas durante la marcha, en la que de nuevo se volvió a abogar con fuerza por la abolición de la prostitución. Frente a la violencia contra las mujeres, lucha feminista, proclamaba como mensaje de este año la pancarta que abría la manifestación, en la que han participado numerosos representantes políticos y sindicales básicamente de formaciones de izquierda. En el ambiente no faltaron menciones al actual contexto político, con un auge del negacionismo asociado a la llegada de la ultraderecha de Vox a numerosos gobiernos locales y autonómicos.
Antes de que arrancase la colorista y ruidosa comitiva, todavía en la Plaza Nueva, se desarrolló una pequeña performance con 13 cartelas, cada una de las cuales mostraba un tipo diferente de violencia contra la mujer. Por ahí han desfilado ejemplos de acoso callejero y laboral, publicidad sexista, explotación reproductiva, discriminación laboral, ciberacoso y extorsión o feminización de la pobreza, aunque el foco se ha puesto de manera especial en reclamar una ley de abolición de la prostitución.
Ojo a los más jóvenes
Así se ha hecho de nuevo en el manifiesto leído en la Alameda, al que han puesto voz una militante feminista joven y otra veterana, para denunciar por ejemplo “una violencia sexista que aumenta y adquiere nuevas formas” y tener un recuerdo especial para las palestinas, porque “las mujeres siempre sufrimos la peor parte de cualquier conflicto armado”. También se ha alertado sobre que en España asistimos a un aumento “brutal” de la violencia machista, y se ha hecho hincapié en las nuevas generaciones, porque el actual sistema “permite que la cultura de la violación se extienda entre la gente más joven de manera exponencial”. Esto hace que las mujeres jóvenes estén especialmente expuestas a nuevas formas de violencia como el ciberacoso, el grooming e incluso el mal uso de la inteligencia artificial.
Horas antes, y en el mismo escenario en el que concluyó la manifestación, la Asamblea Feminista Unitaria de Sevilla reunía a cientos de personas para reclamar “más implicación ciudadana y más educación sexual integral” en la concentración que ha servido de colofón a una mañana cargada de actividades. Ahí se han alternado las clases de autodefensa con las actuaciones de la batucada de mujeres Oshun, la chirigota feminista Chiricallejeras y Autoestima Flamenca, que ha animado a lanzarse a bailar a buena parte de los presentes. El acto, que ha tenido también un especial recuerdo para las mujeres palestinas, ha sido apoyado por 24 entidades.
Un problema educacional
En el manifiesto leído durante la concentración, se ha puesto el acento en que “el problema de la violencia sexista es educacional”, por lo que se ha exigido una educación que permita erradicar la violencia sexista y educación sexual en todas las etapas. En cambio, se ha lamentado que desde todos los frentes “se viene priorizando la intervención punitiva”, hasta el punto de que “en los mensajes de las instituciones y en las mentalidades sociales se sigue poniendo el acento en la denuncia penal”.
De paso, se ha hecho un llamamiento a la implicación de la ciudadanía no sólo para que exija a los poderes públicos medidas, sino también para que “se comprometa en el acompañamiento y solidaridad con las víctimas y supervivientes de violencia de género”. Y es que se ha recordado que el acompañamiento “es un derecho que tiene toda víctima”, por lo que “la solidaridad ciudadana no puede quedar reducida a interponer denuncia”.
La jornada se ha desarrollado en un ambiente festivo al que ha ayudado el acompañamiento musical, en el que no ha faltado un rato de flamenco inclusivo que ha lanzado a bailar a buena parte de los allí presentes. Entre las actividades ha habido radio en directo (con entrevistas a mujeres palestinas y futbolistas), mesas informativas y hasta una ludoteca para los más pequeños.
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