Andalucía inicia la identificación genética de víctimas del franquismo en Pico Reja, la fosa común de Blas Infante

Javier Ramajo

21 de noviembre de 2020 06:00 h

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Nuevo hito en el proceso de exhumación en el cementerio sevillano de San Fernando de la fosa común de Pico Reja, la primera que se abre en la capital hispalense y donde se estiman que pueda haber más de un millar de víctimas de la masacre que sacudió la ciudad en el verano de 1936, entre ellos los restos de Blas Infante, padre de la patria andaluza. Los técnicos de Aranzadi, la empresa adjudicataria de los trabajos, han iniciado el proceso de toma de muestras óseas de los cuerpos de los represaliados que serán inmediatamente enviados al laboratorio de la Universidad de Granada que se encargará de su identificación genética a través del cruce del ADN extraído del hueso con las muestras biológicas que fueron tomadas en su día a los familiares por los profesionales del Laboratorio Municipal de Sevilla.

Según informan a elDiario.es Andalucía fuentes del Ayuntamiento de Sevilla, los técnicos de Aranzadi seleccionan muestras de unos diez centímetros de los huesos mayores del esqueleto apendicular en mejor estado y los introducen en sobres de papel sellados, lacrados e identificado con una serie de números y letras que se corresponden con los datos de exhumación del cuerpo. Desde ahora, y hasta las primeras semanas del mes de diciembre, se enviarán por grupos al laboratorio granadino, que dispone de una tecnología avanzada para los cruces de ADN con las muestras tomadas previamente a los familiares en los últimos dos años en el Laboratorio Municipal. Conforme vayan surgiendo correspondencias efectivas (o positivas) entre el ADN de los restos óseos del represaliado y la muestra biológica tomada al familiar, la administración competente trasladará el resultado de forma totalmente privada a la familia, abriéndose entonces otro procedimiento para la entrega del cuerpo en caso de identificación.

En estas próximas semanas, la previsión de los técnicos de Aranzadi es tomar y enviar a la Universidad de Granada en torno a 200 muestras óseas para el cotejo de ADN. A fecha de 30 de octubre, y después de ocho meses de trabajo –contando con el parón obligado por el primer estado de alarma por la pandemia de la COVID-19– se han localizado y exhumado 293 restos de personas con evidentes indicios de haber sido represaliadas, otras 551 personas estaban inhumadas en ataúdes, 569 se encontraban en desconexión anatómica y 158 restos estaban aislados, según el balance mensual realizado por Aranzadi. Mientras, las pruebas tomadas a familiares rondan las 280 –el proceso de toma sigue activándose en cuanto se interesa algún familiar–.

Los resultados no deben ser tomados como definitivos en caso de no darse coincidencias, puesto que el proceso de exhumación está en su primer año y, por tanto, deberán seguir también los envíos de muestras al laboratorio de la Universidad de Granada, según apuntan desde el ayuntamiento hispalense.

La fosa común presenta una extrema complejidad por la presencia de restos de represaliados, restos inhumados en ataúdes y restos procedentes de osarios, superando con creces las estimaciones iniciales de cuerpos depositados en ella y dificultando, por tanto, los trabajos.