Tras ocho días acampando en las inmediaciones de la Universidad Pablo de Olavide (UPO), los estudiantes en “lucha contra el genocidio en Palestina” han llevado su protesta un paso más allá encerrándose en el interior del edificio del Rectorado. Esta decisión la han tomado la mañana de este martes al considerar “insuficientes” los acuerdos adoptados por el Consejo de Dirección de la UPO en relación al conflicto entre Israel y Palestina.
“Nos hemos encerrado para exigir que se negocie un comunicado contundente que llame las cosas por su nombre y se comprometa a tomar acciones reales para conseguir un boicot académico”, explican a este periódico desde el alumnado, que tiene como referente el caso de sus compañeros de Granada, que acaban de levantar su acampada propalestina tras conseguir que la Universidad anunciara el viernes la ruptura de toda colaboración con las instituciones israelíes.
Aunque el Consejo de Dirección de la Pablo de Olavide también había acordado suspender convenios de movilidad y colaboración con centros de Israel, el compromiso suscrito por la UPO dejaba fuera algunas de las exigencias recogidas en la lista de los estudiantes propalestinos, como la ruptura de acuerdos de colaboración con el Banco Santander. Un punto que para la institución académica es “innegociable” en la medida en que supondría perder 360.000 euros al año destinados a becas y ayudas al estudiantado en materia de comedor o transporte, como señala a SevillaelDiario.es Laura López de la Cruz, vicerrectora de Relaciones Institucionales y Fundaciones de la UPO.
Negociar lo innegociable
Después de que la dirección del centro definiera su postura en el consejo de gobierno celebrado este martes, los estudiantes han decidido redoblar la presión, trasladando la protesta al interior del edificio del Rectorado. De esta forma, rechazan el acuerdo alcanzado por el Consejo de Dirección por considerarlo una “réplica” de las recomendaciones adoptadas por la Junta Rectora de la Conferencia de Rectores y Rectoras de las Universidades Españolas (CRUE) y exigen un comunicado “consensuado” con la comunidad universitaria y que rechace el genocidio “con más contundencia”.
En estos momentos, unos 25 estudiantes que componen la asamblea propalestina permanecen asentados cerca del despacho del rector, a quien invitan a “sentarse a negociar” con los representantes estudiantiles para poder alcanzar un consenso. Pese a encontrarse en plena época de exámenes, las alumnas están decididas a seguir adelante con sus reivindicaciones, abogando por la negociación como vía para encontrar el punto intermedio entre su postura –que califican de “muy exigente”– y la de la dirección –que tildan de “insuficiente”–.
Mientras los estudiantes confían en que las conversaciones que solicitan puedan llegar a buen puerto, desde el Rectorado se muestran escépticos ante las posibilidades de negociar porque tienen claro que el punto relativo a Santander “es innegociable”. “Ahí no vamos a ceder”, remarca la vicerrectora de Relaciones Institucionales, defendiendo el carácter social de las ayudas que proporciona a la UPO dicha entidad bancaria.
Siguiendo los pasos de Granada
Otro escollo en las negociaciones con el alumnado es el de la clínica jurídica que mantiene la Facultad de Derecho en colaboración con la OTAN. Los estudiantes solicitan romper relaciones con esta entidad, pero la dirección excluyó esta demanda de su lista de compromisos. Entre los que sí ha incluido, se encuentran “no formalizar los convenios de movilidad entrante y saliente de estudiantes, personal docente e investigador y personal técnico, de gestión, administración y servicios con las universidades israelíes”, “no firmar nuevos acuerdos, ni participar en nuevos proyectos internacionales de cooperación académica e investigación con universidades israelíes” o pedir el “cese inmediato y definitivo de las operaciones militares del ejército israelí” en la franja de Gaza.
Por lo pronto, según informan fuentes de la UPO, la institución universitaria no ha ordenado el desalojo del edificio y ha consentido que otros estudiantes accedan al interior para proveer de comida y agua a los compañeros que “han ocupado el Rectorado” esta mañana. Tras el asentamiento, el personal de servicio abandonó el edificio y se trasladó a teletrabajar a sus casas. “No sabemos hasta qué punto van a llegar”, manifiesta la vicerrectora, quien insiste en señalar la voluntad de diálogo y de cooperación que ha mostrado la dirección con el alumnado desde el inicio de la acampada.
Los universitarios, por su parte, se mantienen firmes en sus convicciones y exigen “como mínimo lo mismo que han conseguido en Granada”, donde los estudiantes celebran ya que su Universidad haya sido “la primera en todo el Estado español en romper relaciones académicas con Israel gracias a la presión efectiva de la comunidad universitaria mediante la acampada”.
Manifestación en la Hispalense
Por su parte, los estudiantes acampados en el recinto intramuros de la antigua Fábrica de Tabacos, sede del Rectorado de la Universidad de Sevilla y de las facultades de Geografía e Historia y de Filología, han celebrado este martes una manifestación en demanda del cese de la ofensiva del Ejército de Israel en la Franja de Gaza. Así, estos estudiantes han celebrado este martes una manifestación hasta el campus universitario de Ramón y Cajal, en demanda del “fin de la matanza” de las tropas de Israel en Gaza.
Tras una pancarta con la leyenda “unidas contra el genocidio”, estos estudiantes han recorrido la distancia que separa el Rectorado de la Hispalense del campus de Ramón y Cajal, “en solidaridad con el pueblo palestino”, como ha explicado a Europa Press uno de los portavoces del colectivo.