Los vecinos de los barrios más pobres de Sevilla viven hasta nueve años menos que los de las zonas ricas
Un estudio en el que han participado varios profesores y la Oficina de Cooperación de la Universidad de Sevilla (US) ha concluido que la población de barrios pobres de Sevilla vive hasta nueve años menos que la de barrios ricos de Andalucía. El análisis del informe se centra en las doce ciudades andaluzas mayores de 100.000 habitantes (las ocho capitales provinciales, Algeciras, Jerez de la Frontera, Marbella y Dos Hermanas) y ha contado con la participación de seis universidades de Andalucía. Utiliza como ámbito espacial de referencia las secciones censales, que observan el comportamiento de cuatro indicadores: nivel de formación, desempleo, renta media por hogar y mortalidad.
“¿Por qué cuando nazco tengo estadísticamente una mayor probabilidad de morir antes que otra persona en la misma ciudad?”. Es la pregunta que se hace Inmaculada Caravaca, profesora jubilada del Departamento de Geografía Humana de la Universidad de Sevilla, que coordina el V Informe del Observatorio de Desigualdad de Andalucía. El estudio, en el que participan varios profesores y la Oficina de Cooperación al Desarrollo de la US, arroja “devastadoras conclusiones”, entre las que se encuentra que la esperanza de vida media es de hasta nueve años menos (8,8) en los barrios pobres de Sevilla, si se compara con la de los barrios ricos.
La población de la barriada de Santa Clara tendría la esperanza de vida de Japón, y la del Polígono Sur, la de Corea del Norte, consideran quienes han elaborado el informe. El estudio hace un zoom por barrios en Andalucía y “pone en evidencia que las condiciones de vida no dependen del mérito personal, sino de condiciones sociales estructurales, como la renta familiar, el nivel de formación y, muy especialmente, el código postal”.
Las “consecuencias letales” de la desigualdad
“La desigualdad tiene consecuencias letales, la esperanza de vida se acorta”, asegura Sonia Díaz, de Oxfam Intermón, que coordina el informe junto a Caravaca. “El nivel de estrés en el que vivas, las dimensiones de tu vivienda, su acondicionamiento climático, tus circunstancias vitales van configurando el acceso o retraso en niveles formativos, la entrada al mercado laboral, el estilo de vida, la capacidad de afrontar gastos, el desgaste físico y mental y, finalmente, tu muerte más temprana”, explica.
Uno de los principales obstáculos para conseguir el bienestar es el difícil acceso al trabajo y, en consecuencia, la falta de ingresos. “Ante todo, son las familias y algunas redes de apoyo mutuo las que sostienen, amortiguan o elevan los niveles de cohesión”, plantea. Sevilla, además de contar con seis de los quince barrios más pobres de España y de Europa –según el informe de Indicadores Urbanos del Instituto Nacional de Estadística (INE) de 2023–, presenta una de las desigualdades más extremas de la comunidad autónoma.
Esto se traduce en una renta media por hogar cuatro veces más alta de media en los barrios más ricos respecto de los más empobrecidos. De hecho, la renta familiar alcanza los 75.000 euros en Tabladilla-La Estrella (El Porvenir), cinco veces más que la de Torreblanca, con 14.000 euros.
Alertan, además, del carácter estructural de estas desigualdades, porque “los barrios de Sevilla que eran ya desfavorecidos hace 30 años, lo siguen siendo en la actualidad”, señala Inmaculada Caravaca. Una idea que confirma Ibán Díaz, profesor de Geografía Humana en la Universidad de Sevilla y uno de los autores del informe. “La segregación y la desigualdad tienen a reproducirse en la historia”, aunque –explica– una mayor desigualdad no necesariamente implica una mayor segregación, ya que hay una serie de factores que influyen en ello, como el modelo de crecimiento urbano o las características particulares de cada ciudad.
Cronificación de la pobreza
El informe investiga conjuntamente por primera vez los patrones de segregación socioespacial de muchas ciudades andaluzas, una información muy valiosa que puede ayudar a las administraciones públicas a tomar decisiones que corrijan la segregación social y, por ende, la estigmatización y la cronificación de la pobreza. “El objetivo fundamental es poner en la agenda de los responsables públicos, de los agentes sociales y de la población esta realidad para alcanzar compromisos precisos y verificables para erradicar la desigualdad”, ha recogido la Universidad de Sevilla en su comunicado.
No obstante, para poder profundizar “con más rigor” en el análisis de las desigualdades urbanas es “necesario” que el Plan Estadístico y Cartográfico de Andalucía incorpore información por barrios en la Encuesta de Condiciones de Vida. Para reclamarlo, el Observatorio compareció ante la Comisión de Transformación Económica, Conocimiento y Universidades del Parlamento de Andalucía, pero “hasta ahora nada se ha hecho al respecto”.
“Contar con esta información es de vital importancia si realmente las políticas públicas se disponen a frenar los condicionantes que están perpetuando situaciones de exclusión y aumentando las desigualdades. Desigualdades que, según el código postal, definen la esperanza de vida entre quienes habitan en la misma ciudad”, concluye la US.
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