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Los veladores le ganan al carril bici la batalla por las calles de Sevilla

El alcalde, José Luis Sanz, circula en bicicleta por un carril bici de la ciudad.

Antonio Morente

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La mecha la encendía recientemente el propio alcalde de Sevilla, José Luis Sanz (PP), cuando anunciaba el cierre de un carril bici (el de la calle Asunción) para sustituirlo por el que se hará en Juan Sebastián Elcano, a la vez que sentenciaba al de San Jacinto y sembraba más que dudas sobre el de la Avenida de la Constitución. Y lo hizo, en un acto organizado por Radio Sevilla, con un argumento peregrino: por esa gran arteria paralela a la Catedral hay que tener ojo porque se juntan el tranvía, los veladores, los patinetes y las bicicletas. ¿Solución? “Hay que reorganizar el carril bici”.

De esta manera, verbalizaba lo que no deja de ser una realidad que se ve a pie de calle, donde las sombras que rodean a esta infraestructura –que el Ayuntamiento hispalense niega con una contumacia no exenta de contradicciones– contrastan con la explosión de unos veladores que no dejan de ganar espacio como reflejan un día sí y otro también las redes sociales. Mientras se ultima la ordenanza que amplía el horario en las terrazas y Sanz se ha significado sin reparos en defensa del sector hostelero con aquello de “los tanques a la calle”, el carril bici no recibe tantos mensajes de amor desde Plaza Nueva.

Al margen del adiós al de Asunción y las dudas (“son un problema permanente”) con los de San Jacinto y la Avenida, la pérdida más reciente ha sido la de Luis de Morales, en Nervión, donde se ha rizado el rizo: se iba a aprovechar la obra del tranvía para bajar a la calzada el itinerario reservado para ciclistas, tal y como dejó proyectado el anterior gobierno del PSOE, pero con la obra en marcha (y con Sanz ya en la alcaldía) se ordenó parar y se subió otra vez a la acera para no quitarle un carril al coche. No sólo eso, sino que ahora será compartido con el peatón... precisamente el modelo que se quiere quitar en la Avenida, San Jacinto y Asunción porque “no funciona” y se considera foco de conflictos permanentes.

“Sumisión total a la hostelería”

Una forma de proceder que no es casual para Ricardo Marqués, presidente de A Contramano, la histórica asamblea ciclista de Sevilla, que pone como ejemplo precisamente lo que va a pasar en Luis de Morales. “Se pone un carril bici mal hecho que molesta a los peatones, se deja que proliferen los veladores y, cuando hay problemas, se dice que no queda más remedio que quitarlo”, lo que a su juicio confirma que “hay una sumisión total a la hostelería”.

“La bicicleta es el único límite a la expansión de los veladores, el único tope que tienen los hosteleros”, que “por ahora” no se atreven a poner sus mesas en la plataforma reservada para los ciclistas. También aquí “prevalecen siempre los intereses de los comerciantes”, como a su juicio demuestra que la decisión final en Luis de Morales se tomó tras una reunión entre sus representantes y el gobierno local. “Es absurdo que se haga el tranvía y se dejen los mismos carriles para los vehículos, hay que ser cateto para pensar que una ciudad es más moderna cuanto más coches tenga”.

El alcalde, por su parte, se ha defendido vía X, asegurando que “tengo claro que el futuro pasa por incrementar el transporte público y aumentar la red de carriles bicis”, aunque siempre con la premisa de que “la prioridad es el peatón, no la bici”. De paso, ha desgranado sus proyectos en materia ciclista: ocho millones de euros para mejorar y ampliar esta infraestructura, tres nuevos carriles que suman 6,5 kilómetros, actuaciones en una decena de tramos que necesitan mejoras e incremento del importe destinado a mantenimiento.

Eso sí, el grueso de estos proyectos de ampliación se diseñaron hace años, apunta Manu Calvo, experto y consultor en movilidad sostenible, que lamenta el “retroceso evidente” que se está produciendo en materia ciclista. “Se están diseñando carriles con estándares de hace 15 años” sin tener en cuenta que por ellos se producen al día más de 110.000 desplazamientos entre bicicletas y patinetes, lo que supone casi el 10% del total de viajes que se realizan en Sevilla.

Carta blanca al coche

Más que de cantidad (la red tiene casi 200 kilómetros), “el problema es de calidad”, por la falta de mantenimiento y la falta de capacidad de una estructura que por la propia norma municipal debería tener carriles más amplios y soportar “el doble y hasta el triple de ciclistas”. “Se está produciendo una regresión porque lo único que no se discute es el espacio del automóvil”, subraya.

Por eso, considera que el debate no debe plantearse como un pulso entre ciclistas y peatones, por mucho que el uso compartido de la calle genere sus roces. El foco –insiste– hay que ponerlo en que el Ayuntamiento hispalense tiene ahora “la prioridad de conservar el espacio del coche, al que no se le pone ninguna cortapisa” como demuestra la fulminante eliminación del Plan Respira (que restringía el acceso de vehículos al centro) nada más llegar el PP al gobierno local.

Al final, de nada valieron las reclamaciones, concentraciones y protestas en defensa del carril bici de Luis de Morales, donde el Consistorio ha condenado a los ciclistas a que “circulen por la acera sorteando peatones y veladores”, en palabras de Ricardo Marqués, que augura un mal final para este modelo. De paso, critica la “política contradictoria”, con actuaciones correctas como la de la cercana San Francisco Javier... “siempre que no haya intereses comerciales”. Y mientras el gobierno local insiste en su compromiso con esta infraestructura, Manu Calvo pone el acento en las oportunidades que se pierden como en Luis de Morales, “que se podría haber peatonalizado y habría sido una magnífica Avenida de la Constitución de Nervión”.

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