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Viaje de ida en VTC y de vuelta en taxi: del “hay sitio para todos” al “nos vemos ante la Justicia”

Son poco más de las diez de la mañana cuando Ana María Ridao, una almeriense que lleva siete meses conduciendo un Cabify en Sevilla, recoge al reportero de eldiario.es/andalucia a los pies de Torre Sevilla, a la entrada de la ciudad desde el Aljarafe.

Este sábado ha entrado en vigor el nuevo decreto que regula la actividad de este tipo de vehículos que se alquilan con conductor. Ana María no tiene problemas no solo en dar su nombre y apellidos, sino en que le hagan fotos o dé detalles de su trabajo. Luego, no será tan fácil con el taxi en el viaje inverso, porque este sector está más reticente a ponerse delante de la prensa. 

La conductora enfila el puente del Cristo de la Expiración mientras cuenta cómo se ha adaptado a un decreto complicado, pero que en sus líneas básicas lo conoce porque “nos han dado el BOJA y un resumen”, y se han podido saber cosas como que “podemos entrar en una estación a dejar viajeros o recogerlos, pero nada más dejar al viajero tenemos que desconectarnos y no recibir solicitudes de viajes hasta estar alejados 150 metros de las estaciones de tren o 300 del aeropuerto”. Para los hoteles desde 4 estrellas, los 150 metros se aplican también.

Agredida verbalmente

Ana quiere ser conciliadora y no carga las tintas contra el sector del taxi, aunque sí admite que tiene puesta una denuncia contra un taxista que la habría insultado gravemente en días pasados. “Puta fue lo más fino que me dijo”, explica, y con una pasajera en el sillón trasero que se ofreció a testificar sobre los hechos.

Esta antigua limpiadora de Metro de Sevilla entiende que “en una ciudad tan grande hay sitio para todos”, y se queja de que “nos controlan mucho, hay Policía Local por todos lados”. Pone como ejemplo que en la mañana de este sábado a un compañero le han querido multar por entrar en la Cuesta del Rosario, en pleno centro -zona acotada para los taxis-, aunque ha demostrado que iba desconectado y acababa de dejar a un cliente.

Por eso, solo pide que la dejen trabajar “en esta ciudad tan grande”, añadiendo la comarca del Aljarafe, y cree que a las VTC se lo han puesto difícil con medidas como obligar a que todos los coches sean de color negro. Este sábado todavía se podían ver algunos de otro color, celeste, por ejemplo.

Ana se despide al dejar al cliente en la estación de Santa Justa, pero en un lugar concreto de la estación solo para los VTC. Sorprende al llegar que hay dos dotaciones de la Policía Nacional en el pasillo intermedio entre taxistas y VTC, cuando hay una calma aparente.

“Somos pacíficos, y nos veremos en los tribunales”

Solo hay que cruzar unos metros para llegar a la parada de taxis. Hay unos 40 en dos filas. Aunque no es obligatorio, la tradición dice que hay que coger el primero, el que más tiempo lleva guardando cola. Todavía no se ha salido de la estación cuando el conductor rehúsa hacer declaraciones. “Hacemos la carrera y ya está”. Su nombre está marcado en el cargo de la tarjeta de crédito, pero como se trata de respetar su deseo, se omite, y se recorta la carrera para terminarla a la altura de la Diputación de Sevilla.

Durante el camino, la conversación, siempre en tono amable, va en el sentido del maltrato que cree que la prensa tiene hacia los taxistas. Se le replica recordando que ha habido incidentes por parte algunos de sus compañeros (a algunos periodistas les lanzaron huevos en una concentración), pero que siempre se ha señalado a asuntos individuales, no a violencia del sector. El taxista no quiere entrar a debatir. Solo dice: “Somos pacíficos y nos veremos en los tribunales”.

Los taxistas están claramente molestos con el trato en la prensa en general de este conflicto. Éste en concreto dice confiar en la Justicia para que se aclaren muchas cosas, y deseándonos mutuamente un buen día y que todo se arregle para bien, termina una carrera corta cerca de la zona de La Florida, junto a la calle Luis Montoto, a diez minutos a pie de la estación donde comenzó el viaje.

Desde este sábado, operarán en el territorio andaluz los mismos vehículos con licencia VTC que hasta ahora, y solo podrán ampliar el número en un futuro si se cumple la ratio fijada por el Gobierno de España de un VTC por cada 30 taxis. Actualmente, Andalucía registra una proporción de un VTC por cada 2,7 taxis. Desde la Consejería explican que dicha proporción podría alcanzarse en caso de que algunas licencias VTC decaigan por no cumplir las condiciones, llegado el momento de la renovación.