La política y sus consecuencias sobre nuestras vidas. Análisis de las decisiones del Gobierno y las respuestas de la oposición. Porque necesitamos saber para poder decidir. Escribe Salomé García
La faena del PP
Hay que ser muy prepotente para pulsar el botón del NO ante una petición expresamente firmada por 1.402.854 ciudadanos españoles. Casi un millón y medio de personas que, es de suponer, algún día volverán a ejercer su derecho al voto.
Hay que ser muy inconsciente para no medir las consecuencias de negarse siquiera a debatir las propuestas de los colectivos que acompañan a la Plataforma de Afectados por la Hipoteca, cuando todo el mundo admira ya su pelea por poner coto al desmadre bancario con resultado de muerte que estamos sufriendo.
Hay que ser muy desmemoriado para haber olvidado el estigma del voto favorable a la invasión de Irak, que persiguió a los diputados del PP lo que duró la legislatura.
Hay que estar muy fuera de la realidad para pretender que traguemos con aquello de “ya se está tramitando una iniciativa similar” o eso otro de “muchas de sus reivindicaciones se incluyen en el decreto” antidesahucios del Gobierno. Cuando es palmario el fracaso de ese decreto porque decenas de personas siguen siendo expulsadas de sus domicilios a diario sin que ello les prive siquiera de seguir atados a su hipoteca.
Hay que estar ciego para torear así a los ciudadanos.
Pues el despropósito va a ocurrir. Será a eso de las 5 de esta tarde, como en la elegía de Lorca. Y es que el pleno arrancará taurino, porque poco antes de perpetrar el golpe a la iniciativa legislativa popular que busca frenar el drama de los desahucios, sus señorías del PP apretarán el botón del SI para que matar toros en las plazas se considere bien de interés cultural, con las ayudas económicas que ello conlleva.
Es muy probable que los diputados del PP sean los únicos que voten en contra de la propuesta popular antidesahucios. La Plataforma de Afectados por la Hipoteca ha advertido a quienes lo hagan de que afeará públicamente su conducta.
En los años que llevamos de democracia, sólo 8 iniciativas populares han llegado al Pleno del Congreso y exclusivamente una de ellas llegó a convertise en ley. Que esta legislatura de recortes, retrocesos, fiascos y escándalos de corrupción sea recordada como la que restituyó el honor a los toros y desatendió el clamor contra los desahucios sólo tiene una explicación: la mayoría absoluta del PP.
Pero hasta los mayores males tienen grandes remedios. A los diputados del PP les han prestado el escaño los votantes. Tras esta nueva faena, quizá muchos de ellos decidan devolverlos a los toriles.
Hay que ser muy prepotente para pulsar el botón del NO ante una petición expresamente firmada por 1.402.854 ciudadanos españoles. Casi un millón y medio de personas que, es de suponer, algún día volverán a ejercer su derecho al voto.
Hay que ser muy inconsciente para no medir las consecuencias de negarse siquiera a debatir las propuestas de los colectivos que acompañan a la Plataforma de Afectados por la Hipoteca, cuando todo el mundo admira ya su pelea por poner coto al desmadre bancario con resultado de muerte que estamos sufriendo.