Más de 18 millones de personas en España viven estos días bajo alto riesgo para la salud por las altas temperaturas que ha traído la segunda ola de calor en un mes, según el aviso del Ministerio de Sanidad.
Un nivel de alerta alto significa que durante cinco jornadas se superan simultáneamente el umbral de temperaturas máximas y mínimas establecido. 22 provincias rebasan el límite. Otras siete, que suman 3,7 millones de ciudadanos, muestran riesgo medio, que implica tres o cuatro días superando esos topes. El 46% de la población vive en zonas con amenaza térmica elevada.
El umbral mide el calor a partir del cual se “dispara la mortalidad”, según el sistema de alertas de Sanidad. No es el mismo en A Coruña (26ºC) que en Córdoba (40ºC) o Santa Cruz de Tenerife (32ºC). La previsión de la Aemet es que la ola se alargue hasta el domingo.
El calor severo socava el estado físico de las personas. Y la crisis climática hace que se repita más a menudo. “Puede alterar nuestras funciones vitales cuando el organismo es incapaz de compensar las variaciones de temperatura corporal”, detalla el plan nacional de actuaciones preventivas de los efectos del exceso de temperatura. Puede “provocar problemas de salud como calambres, deshidratación, insolación y golpe de calor”. “La mortalidad [relacionada con el calor] se ha asociado a periodos de tres o más días consecutivos de temperaturas altas no habituales”.
914 muertes atribuibles al calor en 2022
Este año, desde que ha empezado a apretar el calor en España, 914 muertes son atribuibles al calor, según la estadística de exceso de mortalidad (MoMo) del Instituto de Salud Carlos III (ISCIII). En junio ese exceso llegó a las 829 personas fallecidas, con algunas jornadas –las ligadas a la ola de calor de ese mes– en las que se registraron 100 muertes por exceso de temperatura. En lo que va de julio, el ISCIII recuenta 28 decesos de este tipo, aunque queda mucho episodio de calor severo por delante.
Así que España ha debido adaptarse al recalentamiento acelerado. De momento, la población ha conseguido compensar la subida de temperaturas, pero “el reto es saber si podremos mantener ese ritmo de adaptación y más teniendo en cuenta que se avecina más calor”, según explicaba el investigador del ISCIII Julio Díaz.
Este pico cálido de julio ha llegado un mes después de la ola térmica de junio que, además de muy temprana e intensa, supuso la segunda más extensa en el registro –después de la de agosto de 2012– al afectar a 38 provincias. Fue “extraordinaria” por sus registros, según la Aemet.
Incluso a mediados de mayo tuvo lugar un primer episodio de temperaturas inusualmente altas. Tan elevadas como para que en esos días, dos de cada tres provincias marcaran hasta 17 grados por encima del promedio histórico. La Aemet subrayó la relevancia del pico explicando que si antes de 2010 era esperable que un día de mayo superase los 23,5ºC de media una vez cada 200 años aproximadamente, ahora esta temperatura puede alcanzarse mucho más a menudo: una vez cada 46 años.
El último informe del panel de expertos de la ONU sobre cambio climático (IPCC) detalla que, debido a los cambios en el clima que afectan a Europa, “las temperaturas continuarán aumentando a un ritmo superior al global” y que los “eventos cálidos extremos aumentarán su frecuencia”. Más concretamente, en la cuenca del Mediterráneo se prevé, entre otras cosas, “un aumento de las temperaturas extremas y disminución de las precipitaciones”.
En resumen: las olas de calor, es decir, los picos prolongados y extensos de temperaturas por encima de lo esperable, se están haciendo más habituales, recurrentes y potentes. Los datos indican que España soporta episodios más agudos y habituales a medida que el calentamiento global y la crisis climática se hacen más patentes.
Estos días de julio se está combinando un anticiclón colocado en las islas británicas, que crea estabilidad atmosférica, con una masa de aire que se recalienta debido a la alta radiación solar que recibe, según describe la Aemet. Y añadida, una DANA actúa desde el oeste de la península ibérica, lo que provoca la entrada de aire de sur a norte, es decir, entra aire africano muy cálido.
El lunes, la Agencia pronosticaba que las temperaturas severas se alargarían hasta, por lo menos, el viernes. Este martes, la fecha se estira hasta el domingo: “Lo más probable es que no sea hasta el lunes 18 de cuando se inicie un descenso de las temperaturas”.