Mucho de lo que sabemos sobre los antiguos ecosistemas de los océanos y las especies prehistóricas que los habitaron procede de los registros de rocas y fósiles que se almacenaron en el fondo marino. Sin embargo, su estudio generalmente se limita a depósitos de aguas poco profundas, que proporcionan una visión limitada de la historia.
Un equipo de investigadores afirma, en dos estudios publicados en la revista Science, que los tiburones casi se extinguen hace 19 millones de años. Sin embargo, desconocen las causas.
“Es ahora mismo un gran misterio. No sabemos realmente mucho sobre este intervalo de tiempo. Creo que una vez miremos más de cerca y con una resolución temporal más fina, probablemente encontraremos el motivo. Ahora mismo es imposible de dilucidar”, dice a SINC Elizabeth Sibert, que colidera desde la Universidad de Yale unos de los trabajos de investigación.
Según los científicos, los tiburones nunca se recuperaron de esta situación, porque los datos sugieren que su diversidad actual representa solo una pequeña fracción de lo que fueron en el pasado.
“Las consecuencias de esta extinción se ven hoy en día, ya que supuso que el 90% de las especies desaparecieran y no se han recuperado de aquello. El océano actual fue moldeado por esta extinción. Si observamos lo que le estamos haciendo actualmente al planeta, reduciendo aún más las poblaciones, así como a otros grandes depredadores marinos (ballenas, atún o pez espada) que desaparecen por la acción humana, así como por el rápido cambio climático, es probable que el ecosistema del océano pueda cambiar dramáticamente de nuevo”, explica la investigadora.
Fósiles en sedimentos de aguas profundas
En este primer estudio, los científicos recopilaron datos de microfósiles en los sedimentos marinos a gran profundidad. De esta forma pudieron ofrecer una nueva visión nueva de los cambios en la abundancia y la diversidad de uno de los mayores depredadores del océano.
“Cuanto más profundo, más antigua es la muestra. Lo que vimos fue que hasta hace 19 millones de años había muchas y diversas escamas de tiburón en los sedimentos. Después y hasta la actualidad, casi desaparecen esas escamas de tiburón y no son muy diversas”, asegura la experta.
A partir de los microfósiles presentes en los núcleos de sedimentos, denominados ictiolitos (escalas y dientes desprendidos por los tiburones y otros peces óseos que se acumulan de forma natural en el fondo marino), reconstruyeron el registro de la diversidad y abundancia de los tiburones, que abarca casi los últimos 40 millones de años.
Según los resultados, la extinción fue casi total durante el Mioceno temprano. Su abundancia disminuyó en más del 90% y su diversidad morfológica en más del 70%.
Mejorar la conservación de los tiburones
Carolina Pimiento de la Universidad de Zúrich (Suiza) y Nicholas Pyenson del Museo Burke de Historia Natural en Seattle (EEUU) lideran un segundo artículo de perspectiva sobre este episodio de extinción.
En él se habla de los paralelismos entre este evento de principios del Mioceno y los descensos provocados por la presión humana en la actualidad que, según los autores, guardan una sorprendente similitud.
“A pesar de las recientes mejoras en las acciones de conservación, son pocos los países que imponen restricciones dirigidas a los tiburones oceánicos. El destino ecológico de lo que queda ahora está en nuestras manos”, enfatizan Pimiento y Pyenson.
Un desconcertante evento sin explicación actual
La abrupta extinción de los tiburones se produjo independientemente de cualquier evento de climático global conocido y entre 2 y 5 millones de años antes de la diversificación de los depredadores de gran tamaño. Esto implica que hace 19 millones de años fue un período de cambio rápido y transformador para los ecosistemas pelágicos, del que se desconocen las causas.
“Lo único que sabemos con certeza es que estos tiburones vivían en el océano abierto, lejos de la tierra, por lo que no tienen un buen registro fósil corporal. Por esta razón desconocemos si se trataba de especies grandes o pequeñas, o qué comían. Pero esperamos que a medida que analicemos más restos podamos aprender más sobre los antiguos tiburones”, añade Sibert.
Este evento alteró la ecología de los depredadores y, posteriormente, sentó las bases para los grandes linajes de tiburones migratorios que dominan actualmente los océanos.
“Una lección que podemos aprender de las extinciones masivas es que no todo sobrevive, pero los que lo hacen son capaces de construir una nueva vida después. Nuevos organismos evolucionaron y se instalaron en el océano actual. Los supervivientes son importantes, porque representan la siguiente fase de la evolución y un nuevo estado del ecosistema”, argumenta la científica.
En este momento el equipo solo tiene datos de tiburones, pero están trabajando en la recopilación de datos de otras especies. “Creo que en los próximos años sabremos mucho más acerca de si esto fue solo un evento que impactó a estas especies, o si también involucró a otras”, concluye Sibert.