Santiago de Chile, 3 feb (EFE).- Con 51 muertos confirmados hasta el momento y el temor de que la cifra se dispare en las próximas horas, Chile lucha contra la ola de incendios más mortífera de su historia reciente y su mayor emergencia desde el terremoto de 2010 y se prepara para una noche difícil en la región central de Valparaíso, donde las llamas avanzan sin tregua.
“Después del terremoto del 2010 (que dejó 525 muertos y miles de heridos), los incendios forestales en Valparaíso serán la situación de emergencia que más víctimas ha generado en Chile en el último tiempo”, dijo en una rueda de prensa la ministra del Interior, Carolina Tohá.
Al filo de la medianoche y en el último reporte oficial, la ministra advirtió de que el número de muertos podría ser “mucho más alto” con el paso de las horas: “Todavía tenemos gran parte del territorio que no es accesible, en consecuencia no tenemos un levantamiento completo de víctimas”, añadió.
La alcaldesa de Viña del Mar, una de las ciudades más afectadas por el fuego, dijo minutos antes que el Municipio maneja un catastro provisional de 372 personas desaparecidas, que no implica que todas ellas estén muertas pero sí da una idea de la magnitud de la tragedia.
“Antecedentes serios de intencionalidad”
Los incendios comenzaron el viernes por la mañana y se propagaron rápidamente debido a las altas e inusuales temperaturas que se están en la región, las intensas rachas de viento de hasta 60 kilómetros por hora y la baja humedad.
Aunque Chile ha vivido uno de los inviernos más lluviosos de los últimos 15 años, los especialistas llevan meses alertando de que la sequía no se ha erradicado y de que existe una gran probabilidad de que se desarrolle vegetación fina y muerta en la zona centro-sur de fácil combustión, a lo que se suma el impacto de un modelo forestal basado en el monocultivo de pino y eucalipto.
“El eucalipto ni siquiera es una especie nativa, que se chupa todo el agua. Estamos cansados de decir que queremos cortarlos”, dijo a EFE Elba Concepción, un profesora retirada y cuya vivienda en un cerro de Viña del Mar conocido como Lomas de Chorrillos “se salvó de milagro”.
Según la Corporación Nacional Forestal, hay al menos ocho incendios activos actualmente en la región de Valparaíso, a 100 kilómetros al este de la capital, de los que preocupan especialmente cuatro por su virulencia y su cercanía con zonas densamente pobladas.
El de mayor magnitud está en la Reserva Lago Peñuelas/Las Tablas, al costado de la principal autopista de la zona, que ya ha quemado más de 8.000 hectáreas y sobre el que hay “antecedentes serios” para pensar que fue provocado.
“Sepan que se va a investigar hasta las últimas consecuencias y con todos los recursos necesarios”, dijo desde el palacio de La Moneda el presidente Gabriel Boric después de sobrevolar las zonas más afectadas por la mañana.
El mandatario declaró el viernes el estado de excepción por catástrofe en la zona, una herramienta que le permite disponer de los recursos necesarios para enfrentar la emergencia.
La ola de incendios más mortífera hasta ahora tuvo lugar hace justo un año en el sur y dejó 27 muertos.
“Catástrofe sin precedentes”
Las llamas se han cebado especialmente con los cerros que rodean Viña del Mar, abarrotados de precarias viviendas de madera y zinc, distribuidas en estrechas calles que el fuego y el humo convirtieron la madrugada del sábado en verdaderas ratoneras.
“La ola de fuego partió desde el cerro y empezó a tomar casa por casa y llegó un momento que era incontrolable”, dijo a EFE Héctor Liguri, vecino de 47 años de Achupallas, sector villamarino donde se confirmaron las primeras 19 muertes.
En El Olivar, otro sector villamarino muy afectado por la llamas, Karina Aljaro, de 39 años, indicó a EFE que “se vivieron momentos de angustia y desesperación”.
Durante la tarde del sábado, el devastador incendio se fue acercando al centro de la ciudad y alcanzó su corazón industrial, donde se registraron distintas explosiones en almacenes químicos, fábricas de pinturas y otras bodegas y se formó una gran nube tóxica.
“Estamos frente a una catástrofe sin precedentes”, dijo la alcaldesa Macarena Ripamonti de la conocida como “ciudad jardín”, un polo turístico del país y a donde estos días han llegado miles de veraneantes para disfrutar de sus playas.
La Administración del Jardín Botánico, una de las principales atracciones turísticas de Viña del Mar, informó de que las llamas consumieron el parque y de que una de sus trabajadores murió junto a su familia en el incendio.
Para facilitar las labores de rescate y despejar las vías de evacuación, el Gobierno ordenó un toque de queda de 12 horas, desde las 21:00 hora local (00:00 GMT) en los sectores que aún no han sido evacuados de las localidades de Quilpué, Villa Alemana, Limache y Viña del Mar.
Para el domingo, se espera una leve baja en las temperaturas y un aumento de la humedad, lo que podría ayudar a los cerca de 1.500 brigadistas y la treintena de aeronaves a controlar los incendios, aunque la ventana de oportunidad es pequeña porque el lunes vuelve el calor.
“Quiero reiterar el llamado de que, ante la indicación de evacuar, no lo duden. El fuego avanza muy rápido”, indicó Boric.