Más de 200.000 personas en España tienen el agua del grifo contaminada por restos químicos agrícolas y ganaderos. En la redes de suministro de sus municipios se han detectado valores de nitratos por encima del límite de los 50 miligramos por litro permitidos por la normativa, según una recopilación de datos de 2022 realizada por Ecologistas en Acción.
El problema de tener el agua potable contaminada se extiende por 171 localidades de numerosas comunidades autónomas, que suman 214.000 ciudadanos con un denominador común, según la revisión de la organización: la España vaciada. Niveles excesivos se han hallado en Andalucía, Aragón, Islas Baleares, Canarias, Castilla y León, Castilla-La Mancha, Catalunya, Comunidad Valenciana, Extremadura, Galicia, Comunidad de Madrid, Euskadi y La Rioja.
“Puede deducirse que el número es en realidad mayor, porque muchos de estos municipios aumentan su población durante los meses de verano”, afirma el informe de la organización, que además añade: “Se trata de datos parciales, pues el Ministerio de Sanidad señala que el nitrato solo fue controlado en 2022 en el 62,9% de las zonas de abastecimiento, en el 12,5% de las infraestructuras y en el 11,4% de los puntos de muestreo”. Quedan, pues, amplias zonas de sombra. El coordinador del informe, Koldo Hernández, subraya que “si falta casi el 40% por analizar podemos decir que hay una falta de control”.
La Comisión Europea ya ha llevado a España ante el Tribunal Europeo de Justicia por el exceso de nitratos en las aguas debido a la falta de control sobre los vertidos químicos de la ganadería y la agricultura intensiva. Para rastrear esta tesis en el origen de la contaminación del agua de estos pueblos, Ecologistas en Acción ha cruzado el mapa de los municipios con los censos de animales de granja de esa localidades. Los datos indican que en los municipios afectados se suman 650.000 cabezas de porcino, 464.000 cabras y ovejas, 73.000 cabezas de bovino y 4,5 millones de aves de corral.
“El foco fue la ganadería industrial a la que habría que sumar la contaminación difusa por el uso de fertilizantes”, sin poder discernirse claramente el peso de cada una, concluyen. Convertirse en el principal productor de porcino de Europa ha conllevado a España un peaje de contaminación del agua y del aire. De hecho, la vicepresidenta tercera y ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera, reconocía hace poco a elDiario.es que, sobre ese proceso judicial, “es muy difícil evitar que haya sanciones” y hablaba de la situación “contrastada y comprobada” de que, “efectivamente, hay un exceso de contaminación por nitratos”.
“Es previsible que aumente”
Si se amplía el foco y se mira a todas las aguas, no solo a las que se utilizan para abastecer a la población, la situación es la siguiente: el 11% de las aguas superficiales analizadas entre 2020 y 2022 estaban contaminadas por nitratos. El umbral máximo que se estrenó en 2020 marca el límite en 25 mg/l en esas aguas conformadas por los embalses, ríos, lagos o humedales.
Los peores valores se encuentran en las demarcaciones hidrográficas de las Cuencas Internas de Catalunya (27%), el Júcar (24%) y el Segura (22%), según los datos obtenidos del Ministerio de Transición Ecológica.
Para los acuíferos (cuyo límite legal de nitratos se sitúa en los 37,5 mg/l), la proporción de aguas analizadas por encima del umbral legal se eleva al 36%. Las zonas con aguas subterráneas más contaminadas son Baleares (un 54%), las Cuencas Internas de Catalunya (41%) y las demarcaciones del Guadiana (58%) y el Segura (53%).
50; 25; 37,5. Cada área de análisis tiene un baremo diferente de medición y se da la paradoja de que el agua potable tiene el límite más permisivo. Koldo Hernández afirma que “esta disparidad lleva a preguntarse si se está siendo lo suficientemente precautorio a la hora de trazar esos umbrales legales. A nuestro parecer no. De hecho, nos alineamos con los resultado de un estudio en Dinamarca que, directamente, pide que se marque el límite en el agua de consumo humano en 4 mg/l, es decrir, 12 veces más restrictivo que el actual”.
“La contaminación de las aguas por nitratos tiene su origen en el uso masivo de abonos nitrogenados en la agricultura de regadío intensiva, así como en las macrogranjas de ganadería intensiva”, manifiesta este estudio. “Dado que ambas actividades económicas siguen creciendo en nuestro país, es previsible que también lo haga al mismo ritmo esta contaminación”, rematan los ecologistas.