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Opinión - Cada día un Vietnam. Por Esther Palomera

Marchas festivas por todo el país marcan el ritmo de la reivindicación feminista del 8M

Concentración feminista en la plaza del Ayuntamiento de Bilbao el 8M de 2019.

Raúl Rejón

Una cacerolada fue el gong que marcaba el inicio de las movilizaciones feministas del 8M. A medianoche, en diferentes puntos del país, el sonido llamaba a la reivindicación de la igualdad: “Aquí estamos las feministas”.

Horas después, ya amanecido, la jornada ha discurrido entre la vertiente laboral y la de reivindicaciones. El tramo matinal del día de las mujeres ha sido tranquilo, pero intenso. La vertiente laboral de la protesta, la huelga general femenina, ha contado con sus piquetes que han recorrido las calles a primera hora como en cualquier convocatoria de paros. Algunas calles de Barcelona y Madrid han visto el tráfico cortado. Un grupo de mujeres se plantaba en la entrada de la fábrica de Renault en Valladolid. No se han registrado mayores problemas.

Más allá de los paros, todo este turno matutino del 8M ha estado punteado de acciones y efectos simbólicos. Un abanico de actividades para recordar las reivindicaciones de las mujeres. Algunas han sacado las bicicletas para poblar las calzadas de Madrid. Otras han acudido a la sede de Vox a recordar lo lejos que están sus posturas de la lucha igualitaria. Lecturas de manifiestos y concentraciones han marcado el ritmo de las primeras horas del día de las mujeres.

Aunque el plato fuerte del 8M se espera en las manifestaciones de la tarde, la mañana no ha querido dejar el espacio vacío. Las horas han ido multiplicado las concentraciones y marchas de mujeres reclamando igualdad. La mañana ha sido, sobre todo, estudiantil. Y generalizada. En Madrid, la manifestación de estudiantes que ha recorrido la Gran Vía se ha prolongado durante muchos, muchos minutos por el centro de la ciudad en un posible preludio de lo que está previsto vivir en ese mismo tramo urbano en la manifestación vespertina.

Pero la convocatoria se ha extendido por toda España. Se ha podido ver, por ejemplo, una multitudinaria concentración de estudiantes en Bilbao: el centro de la capital vasca se ha colapsado por el seguimiento a pie de la marcha. En Vitoria, en Santiago de Compostela se emulaba la “tormenta feminista” de la mañana. Lo mismo han podido vivir los pamploneses y pamplonesas en la plaza del Castillo de la ciudad navarra.

A medida que se desplegaba el día, más ciudades han ido exponiendo su 8M. En Valencia, los grupos de chicas han recorrido el campus Blasco Ibáñez de la Universitat de València. Un poco más al sur, en la Región de Murcia, se ha ilustrado una alianza entre feminismo y derecho a la vivienda cuando el movimiento ha marchado por el centro de la capital murciana junto a los miembros de la PAH en las inmediaciones de distintas sucursales bancarias

Una tras otra, las ciudades han ido repitiendo el patrón festivo y reivindicativo. Las estudiantes barcelonesas se han citado para abarrotar la vía Laietana e ir avanzando hasta alcanzar la plaza de Sant Jaume. Y no era la única marcha de la ciudad que ha distribuido sus acciones por los barrios. Y, al otro lado de la península, en Sevilla, centenares de jóvenes han caminado al mismo tiempo desde las célebres setas de la plaza de la Encarnación hasta el Parlamento andaluz.

Islas y Bruselas

En las islas no se han quedado atrás y han ofrecido su cacerolada, por ejemplo, a mediodía en la localidad tinerfeña de La Laguna. Lo han llamado “cacharrada”. El eco ha ido más allá de la frontera española y un grupo de trabajadoras comunitarias se ha concentrado en la explanada de la entrada principal del Parlamento Europeo, en Bruselas. “Queríamos estar en la puerta, en la calle, para evidenciar que no estamos trabajando y que nos sumamos a la huelga”. Al fin y al cabo, España se ha convertido en referente internacional del movimiento violeta.

La mañana ha dejado dos imágenes redondas: en el Parlamento gallego, dos comisiones han tenido que suspenderse por falta de quórum, ¿el motivo? Ninguna de las diputadas (PP incluido) ha acudido. Sin suficientes señorías, han debido aplazarse la sesión en una ilustración clara del peso femenino en cualquier actividad. Una imagen parecida a la que se ha visto en el Parlamento vasco (de mayoría femenina) con multitud de escaños desiertos (solo han acudido las cuatro diputadas populares). El pleno no se ha podido celebrar.

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