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Educación idea un “Bachillerato flexible” para que los alumnos que suspenden más de dos asignaturas no repitan y lo cursen en tres años

La ministra de Educación, Isabel Celaá.

Daniel Sánchez Caballero

El Ministerio de Educación quiere bajar la tasa de repetición en España, que está muy por encima de la media europea (35% frente al 12%). Para ello, la ministra, Isabel Celaá, ha anunciado esta mañana en el Congreso que pretende introducir un “Bachillerato flexible” que los alumnos podrían cursar en tres años en vez de los actuales dos.

La propuesta de la ministra, dentro del anteproyecto de reforma de la LOMCE que ha explicado esta mañana en la Cámara Baja que supone la derogación práctica, es que los alumnos que tengan más de dos asignaturas suspendidas en 1º de Bachillerato (con dos o menos se pasa de curso actualmente) puedan al año siguiente matricularse solo de las asignaturas que no han aprobado y, “si se cumplen los requisitos que se establezcan”, cursar también algunas materias de 2º, siempre que no sean alguna de las suspensas. En ningún caso podrán los alumnos matricularse del curso completo.

El Bachillerato concluiría de esta manera con un tercer curso en el que se matricularían de 2º (sin las asignaturas ya realizadas en el segundo año, si fuera el caso). A modo de comparación, Educación plantea una especie de Bachillerato modular, a imagen, en cierta forma, de cómo funciona la universidad.

El objetivo, según la ministra, es flexibilizar la etapa educativa y motivar a los alumnos para que continúen en el sistema, especialmente a los que se encuentren en situaciones socioeconómicas más complejas. Está demostrado que la repetición afecta especialmente a las clases más bajas de la sociedad. Celaá calcula que apenas el 1% de de los estudiantes de Bachillerato se verán beneficiados por esta medida.

A esta propuesta hay que añadir la otra medida que pretende introducir el Ejecutivo con la reforma de la LOMCE: que los alumnos puedan obtener el título de Bachillerato con una asignatura suspensa en el 2º y último curso.

De nuevo, Celaá defiende de esta manera que nadie “se quede atrás” y asegura que esta medida ya se hace “de facto”, que es común en el Bachillerato Internacional o en países como Inglaterra o Francia y que en ningún caso será automática, sino que dependerá de la evaluación que realicen los centros de cada caso concreto.

“Solo se trata de posibilitar que el equipo profesional de cada centro analice las circunstancias de cada estudiante como, de hecho, ya sucede, y decida y valore la posibilidad de que una asignatura no le haga perder un año completo”, según ha valorado la ministra.

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