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La huella franquista en las Fuerzas Armadas: de la defensa del dictador a las críticas de la Memoria Histórica

Una persona pasa por la antigua estatua de Franco en Melilla | Néstor Cenizo

Laura Galaup

181 militares retirados publicaron este martes un manifiesto titulado “declaración de respeto y desagravio al general Francisco Franco Bahamonde, soldado de España”, en el que denunciaban la “campaña infame” que está llevando a cabo “la izquierda política” para desprestigiar al dictador a través de la “perversa pretensión” de exhumar sus restos del Valle de los Caídos. Entre los firmantes se encontraban generales, coroneles, almirantes y capitanes de fragata. De hecho, uno de ellos formó parte hasta el 2016 del Ministerio de Defensa como Jefe del Mando de Personal del Ejército de Tierra.

Los firmantes han realizado estas manifestaciones aprovechando que ya no están sujetos al régimen castrense. Todos ellos están retirados y por tanto “en pleno derecho de libertad de expresión”. “Han enseñado la patita estando retirados”, incide Jorge Bravo, secretario de organización de la Asociación Unificada de Militares Españoles (AUME). “Estando en activo no muestran la impronta franquista directamente”, añade.

La polémica relación entre franquismo y Fuerzas Armadas no se limita a estas declaraciones. A comienzos de año, el Gobierno reconoció en una respuesta parlamentaria que subvencionó en la última década con cerca de 5.000 euros al colectivo profranquista AME (Asociación de Militares Españoles). Esta plataforma, que edita la revista Militares donde es habitual la defensa al dictador, también divulgó en su página web este manifiesto. Bravo asegura que “es habitual que esta asociación se pasee por los cuarteles con su publicación”.

En esta revista se pueden leer constantes críticas a la “impresentable y nefasta” ley de Memoria Histórica. En el último número que aparece colgado en su web, estos militares llegan a asegurar que el cambio de denominación de pueblos con nombres franquistas es una amenaza ya que esta normativa evita, según ellos, “hacer referencia a la fecha de construcción de las obras públicas en el periodo de los 40 años que quienes son herederos de los derrotados en la Guardia Civil han decidido borrar de la Historia de España”.

Hace tres años una veintena de agentes de los Grupos Rurales de Seguridad (GRS) de la Guardia Civil, se fotografiaron ante la estatua del dictador Francisco Franco en el puerto de Melilla. En la instantánea mostraron una bandera de España, ante la efigie del caudillo.

La vinculación de militares que ya no están en activo con la defensa del dictador llega hasta la Fundación Nacional Francisco Franco (FNFF). Su director, el general de división Juan Chicharro Ortega, lleva en la reserva desde el 2010. Además de ayudante del rey emérito fue profesor de la Escuela Naval Militar. Las asociaciones y los colectivos en defensa de la memoria histórica muestran su preocupación por la docencia que se imparte en las academia militares. “Falta que en los currículos académicos cale la formación democrática”, señala Bravo.

La asociación para la recuperación de la Memoria Histórica considera que el manifiesto ratificado por casi dos centenares militares retirados demuestra que las Fuerzas Armadas “no ha conseguido romper con el franquismo en todos los eslabones de la cadena”. “Pueden ser militares modernos, con nuevos modelos de defensa, pero la idea que les acompaña es el franquismo”, responde Bonifacio Sánchez miembro de este colectivo.

En estas polémicas relaciones, las instituciones también han sido protagonistas. Hace un año, el Ejército de Tierra publicó el 18 de julio una efeméride que recordaba el “alzamiento cívico-militar” de 1936. Este texto, recogido en una orden de la Agrupación de Apoyo Logístico Nº61, planteaba lo siguiente: “En este día de 1936, oficialmente, se inicia en toda España un alzamiento cívico-militar en el que participa la mayoría del Ejército. Es un día importante en la historia de nuestra patria, que merece ser recordado para que las generaciones futuras eviten que se produzcan las circunstancias que propiciaron el enfrentamiento bélico. Los pueblos que olvidan su historia están irremisiblemente condenados a repetirla”. La exministra María Dolores de Cospedal tuvo que dar explicaciones por estos hechos en el Congreso. Se limitó a responder que esa efeméride se difundía desde el 2005.

También bajo el mandato de Cospedal, el Ministerio tuvo que aclarar por qué el Ejército del Aire definía a Joaquín García-Morato como un “héroe indiscutible” pese a ser uno de los máximos responsables de los bombardeos franquistas sobre Andalucía durante la guerra civil. El militar rebelde, según la página web dependiente del Ministerio de Defensa, hizo una “carrera desbordante de cazador excepcional” tras el golpe de Estado. Una foto de Cospedal en la Semana Santa del 2017 visitando a la Cofradía de la Misericordia de Málaga, en cuya capilla reposan los restos del militar golpista, sacó esta reseña a relucir. “En la visita oficial no estaba programada visitar la tumba de este militar”, aseguraron desde Defensa.

Por su parte, en las instalaciones del Centro de Estudios para la Defensa Nacional (CESEDEN), un organismo del Ministerio de Defensa, acogieron en 2016 una conferencia de Stanley Payne sobre el golpe de Estado del 18 de julio que ha señalado a la II República como culpable. La charla tuvo como tesis central que fueron los representantes del régimen democrático, y no quienes se alzaron en armas, los responsables de que estallase la Guerra Civil en 1936.

“Tiene que haber una política de Estado que resuelva estos problemas”, incide el portavoz de la asociación para la recuperación de la Memoria Histórica sobre la defensa del franquismo en instituciones vinculadas a Defensa. Esta plataforma propone al Gobierno que realice “un inventario de simbología franquista” en unidades militares. Desde AUME aseguran que se conservan nombres de generales golpistas en algún cuartel y que en algún despacho se puede llegar a encontrar algún símbolo franquista. “Aunque no se mantienen de manera oficial”, apunta Bravo.

Recientemente, la opositora que se presentó a las pruebas para optar a una plaza de psicóloga militar, y que en un principio fue rechazada por un tatuaje en el pie, destacaba cómo le había sorprendido ver una foto de Franco en un pasillo de la Escuela de Sanidad Militar. El exteniente Luis Gonzalo Segura considera que es “imposible combatir desde dentro la mentalidad dominante”. “El franquismo es más dominante cuanto más se asciende en el escalafón”, finaliza.

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